Agustín Ramos no está en edad de que le digan lo que tiene que hacer. Hace tres semanas, nada más acabar el partido frente al Pulpileño, no dudó en reprocharle a Mario Simón el mal partido que había realizado el equipo. No bajó al vestuario. No se inmiscuyó en un espacio íntimo y sagrado para los jugadores. Simplemente se encontró con el técnico por un pasillo de Nueva Condomina y, caliente después de un partido para olvidar, le dijo lo que opinaba. Se llevó el rapapolvo el madrileño, pero también el director deportivo cuando llegó para ver lo que pasaba.
No tardó en recibir críticas. Incluso desde dentro le intentaron hacer ver que no era una forma de actuar. Sin embargo, el nuevo presidente del Real Murcia no luce en su pecho la palabra ‘conformista’. El presidente del Real Murcia quiere resultados y los resultados no llegan. El presidente del Real Murcia quiere compromiso en el césped, y el compromiso no acaba de aparecer. Aún así, asumió la responsabilidad del cargo y de puertas para afuera intentó mantener la calma. Representó ese papel después del choque frente al Atlético Levante, y eso que sabía que el punto era insuficiente y que la imagen del Real Murcia no había sido muy diferente a la del día del Pulpileño.
Tampoco abrió la boca tras el esperpento vivido este domingo contra El Ejido. Su cara al abandonar el palco lo decía todo, pero Agustín Ramos prefirió guardarse el enfado para sí mismo y abandonó el estadio a las primeras de cambio. Pero ese silencio no significa un ‘aquí no pasa nada’ como otras veces, ese silencio va acompañado de un debate interno que dura ya varias semanas y que puede llegar a su fin si el Real Murcia no vuelve a la senda de la victoria el domingo en el campo del líder, La Nucía.
Y es que la paciencia de Agustín Ramos se está agotando. Y es que la caída en picado del Real Murcia en la última jornada frente a El Ejido solo ha confirmado lo que el presidente grana detectó tras el encuentro frente al Pulpileño. La clasificación, con los murcianistas fuera de los puestos de play off y a siete puntos del líder, tampoco ayuda a rebajar los ánimos del empresario de Abarán, que afronta su primera encrucijada desde que asumió el cargo este mismo verano.
Está Mario Simón en el ojo del huracán. Si los resultados no llegan, la cuerda siempre acaba cortándose por el entrenador; pero no es el único señalado. La planificación deportiva llevada a cabo por Manolo Molina empieza a estar en entredicho dentro de Nueva Condomina. Agustín Ramos, que en verano dio plenos poderes al director deportivo, está sintiendo que el esfuerzo económico realizado en pretemporada para elevar el presupuesto destinado a la plantilla no se ve sobre el césped. La mayoría de los fichajes no está dando al nivel como se ha visto en partidos ante rivales con poco bagaje, como el Mar Menor, el Pulpileño o El Ejido.
Sabe Agustín Ramos que en el mercado de invierno tendrá que volver a rascarse el bolsillo para reforzar la plantilla, lo que no quiere el presidente grana es que cuando llegue enero ya sea demasiado tarde y el equipo esté demasiado lejos del objetivo. Ahí está el debate interno que le acompaña desde hace ya varias semanas. Ha tenido paciencia, ha escuchado las explicaciones y las excusas de Manolo Molina y ha intentado seguir los consejos de los que le pedían calma, sin embargo, si el Real Murcia no gana en La Nucía pocos o nadie escaparán al huracán ‘Ramos’.
Aunque las principales críticas señalan a Mario Simón, los jugadores no se libran del enfado del presidente, y tampoco el director deportivo, encargado de confeccionar una plantilla que no está ofreciendo resultados. Solo nueve jornadas han servido para sacar a la luz los errores en la planificación llevada a cabo por el lorquino, el desequilibrio en algunas zonas del campo y la falta de nivel de un buen número de fichajes que llegaban para marcar diferencias. Nada escapa a los ojos del huracán ‘Ramos’.