No se pudo jugar peor al fútbol. Ayer, el UCAM Murcia hizo el ridículo en Alcoy. Desde el uno hasta el noventa. Nada funcionó. Ni la defensa, ni el centro del campo, ni la delantera ni las bandas. Y si me apuras, tampoco lo hace un Biel Ribas que parecía hace tan solo unos meses un muro.

Ayer fue uno de los peores partidos desde el retorno de Salmerón al UCAM Murcia. Y me atrevería a decir que el peor con bastante diferencia. Y eso que ha tenido alguno bastante malo por el camino. Nada funciona en sus esquemas. Ni 4-3-3, ni 4-4-2, ni dibujos a la desesperada con siete delanteros. Este UCAM Murcia no tiene nada que ver con el de hace unos meses. Venía flaqueando en los últimos partidos, dejando una mala imagen, pero ayer, ante el Alcoyano, sufrieron una derrota muy dolorosa. Y eso que el resultado, de 3-2, podría engañar al que no haya visto el partido.

Se puede perder. Y más en una categoría tan igualada. Pero no es lo mismo perder de una forma que de otra. Si se hace luchando, seguramente estas líneas fueran bastante diferentes. Pero la imagen que dio el equipo murciano en Alcoy fue tremendamente mala. Una de esas derrotas, que adelanto desde ya, va a causar una semana de aguas turbias en los despachos de La Condomina. Una de esas derrotas que dejan muy tocados a los entrenadores y en muchos casos, acaban con ellos. Si el fútbol tiene memoria, eso no pasará por todo lo que significa Salmerón para el UCAM. Pero si tiramos de datos meramente objetivos, no sería descabellado que se empezaran a buscar otras alternativas. Los murcianos llevan cuatro jornadas sin ganar, tres derrotas consecutivas y solo han ganado dos partidos de ocho jugados. Actualmente, a falta de que jueguen casi todos, va a dormir en decimotercera posición y es bastante probable que acabe la jornada en descenso. Sí que es cierto que los puntos a estas alturas no importan demasiado. Pero es que las sensaciones tampoco acompañan. De hecho, son incluso peores que los resultados.

El juego en la primera mitad fue nefasto. Desde el minuto uno hasta el 48, el UCAM se vio superado por un Alcoyano, que sin mucho brillo en su juego, metió atrás a los murcianos a base de balón parado y con un Dani Vega desatado y apareciendo en todas las jugadas. Y eso, que no se le pudo poner el partido más de cara desde el comienzo. En el minuto 18, el colegiado Sesma Espinosa mandó a la ducha a Juanan tras una durísima patada con el tacón que impactó en la cara de Admonio. Recordó más un gesto de un combate de artes marciales que de un partido de fútbol.

Empezó mal el UCAM los primeros quince minutos. El espectáculo, por parte de los dos equipos fue nefasto. Pero el Alcoyano, con sus medios, lo intentó más que el UCAM. Tiros desde lejos, córners a balón parado y poco más. Pero ya fue algo. El equipo universitario, nada de nada.

La expulsión de Juanan parecía que iba a hacer cambiar el rumbo del partido, como suele ocurrir cuando hay una tarjeta roja en un minuto tan temprano. Pero no. El UCAM Murcia no fue capaz de aprovechar su superioridad numérica y el partido siguió su cauce e incluso se inclinó más para el Alcoyano, que tuvo dos ocasiones claras de gol antes del descanso. En la primera, apareció Biel Ribas con una gran parada, y en la segunda, el larguero se interpuso entre Ángel López y el gol mientras Biel Ribas se quedó empanado en el área pequeña. Se escapó un adormecido UCAM, que no salió del letargo en todo el encuentro.

Descalabro tras el descanso

La segunda parte comenzó como había terminado la primera. El UCAM seguía con una caraja tremenda y en la primera tras la reanudación, pasó lo que tenía que pasar muchos minutos antes. Ángel López encaró a Admonio, lo superó como a un niño pequeño y puso un extraordinario centro que cazó Mourad, defendido con la mirada por Josete, para definir a la perfección y poner el 1-0 en el marcador.

Se confirmaba tras el tanto, la vergonzosa actuación que estaba firmado el UCAM Murcia en su visita a El Collao. El descalabro era monumental. Nada funcionaba y Salmerón perdió, como ya le pasó ante el Linense, el control de su equipo. Agotó los cinco cambios con media hora por delante pero no le funcionó. El equipo seguía igual.

Solo un milagro podía salvar al UCAM Murcia del ridículo que estaba haciendo y ese milagro llegó en forma de penalti. Nuha Marong provocó una pena máxima que podría haber cambiado el rumbo. Pero Viti, recién entrado, erró el penalti. José Juan, un mítico portero del que se acordaran bien en el Real Madrid, adivinó el lanzamiento y saltó la euforia en El Collao.

Con ese penalti se esfumaron las pocas opciones que tenía el UCAM Murcia de puntuar. Lo intentó tras ese momento con más corazón que cabeza, pero no sabían que lo peor estaba por llegar. Mourad volvió a ponerse la capa de superhéroe e hizo el 2-0 para desesperación de Biel Ribas. Y de todo el mundo.

El UCAM, completamente desdibujado jugando con 6 o 7 hombres arriba y con un caos táctico brutal, iba a recibir un correctivo más duro. Juli iba a poner el 3-0 en el marcador. Un 3-0 que hizo bostezar a Biel Ribas, como si la cosa no fuera con él. Un 3-0 de los que hacen daño. De los que obligan a hacer cambios. El baño fue monumental. Y eso que el Alcoyano, con uno menos, se ciñó a hacer lo mínimo para sobrevivir. Parecían equipos de categorías diferentes. Ni los goles de Xemi al final del partido pudieron maquillar el nefasto espectáculo del UCAM. Fue el peor partido desde la vuelta de Salmerón, sin ninguna duda y su figura estará en entredicho durante esta semana. Tendrá el míster que aferrarse a entes divinos, a puñados por los aledaños de la católica. Porque, sin ninguna duda, va a necesitar suerte después del partido en Alcoy.