La diferencia entre los equipos con alma y sin ella radica principalmente en que los primeros sacan adelante los partidos que juegan mal a base de entrega y corazón, y los segundos se hunden ante la más mínima adversidad. El UCAM Murcia CB de esta temporada, al menos hasta el momento, ha demostrado que tiene espíritu combativo, amor propio y recursos para ganar partidos que se atascan cuando se nublan las ideas. Así pasó ayer en el Palacio de los Deportes en el tercer triunfo de la temporada (92-87), que le permite seguir mirando hacia arriba en la clasificación después de la derrota una semana antes frente al Unicaja Málaga. El Surne Bilbao Basket, colista sin ninguna victoria, vendió cara su derrota, pero cuatro jugadores exteriores universitarios -Taylor, Jordan Davis, Czerapowicz y McFadden- desequilibraron la balanza ante la baja aportación de los interiores -solo Nemanja Radovic, desaparecido en otras jornadas, vio aro en esta ocasión-.

Taylor, Jordan, Czerapowicz y McFadden aparecieron en diferentes momentos del partido, todos ellos críticos para su equipo, que después de firmar un primer cuarto sobresaliente, con una serie de 6 de 10 triples (26-14) inusual, se metió en una espiral de errores en el segundo, con un parcial de 0-8 de inicio y cuatro minutos y medio sin ver el aro rival. Las fuerzas se equilibraron a partir de ese momento y hasta el último minuto en un choque donde los locales se subieron a una montaña rusa de la que salieron airosos gracias a que el Bilbao es un equipo con la autoestima tocada.

Jordan Davis fue el más constante. Anotó 8 puntos en el primer cuarto y en el tercero mantuvo a flote a los suyos justo antes de que Álex Mumbrú, su entrenador, ordenara una defensa zonal con la que darle la vuelta al marcador (51-52, min. 25) tras una mate de Masiulis.

Czerapowicz no es un jugador que desate pasiones de la grada. No es Rojas, pero tiene mucha más calidad individual que el dominicano. Es capaz de hacer más cosas que el capitán. Es un chico frío pero efectivo. Asume su rol con rigor y disciplina. No es espectacular, pero sí efectivo. Ayer, por segunda vez esta temporada, jugó más minutos que su rival en el puesto de ‘3’, Sadiel Rojas. Se quedó en 9 puntos sin lanzar ni una sola vez de dos puntos, pero firmó una destacada actuación en el último cuarto en tres momentos determinantes: con 59-62, para poner después el71-69 y estirar a continuación la distancia hasta 74-69.

Czerapowicz es un jugador muy diferente, por carácter, a Thad McFadden. El escolta estadouniense ha tenido una trayectoria marcada por nefastos o excelentes partidos. El término medio casi no existe para él. Frente al Bilbao anduvo prácticamente desaparecido en la primera media hora de juego. Ver en su casillero anotador solo 5 puntos después de tres cuartos es algo inusual en un tirador compulsivo. Pero en el último período aportó 11 y se convirtió en vital para que el conjunto bilbaíno no se escapara.

Y cuando a McFadden se le acabó la gasolina, irrumpió Taylor, quien se está convirtiendo en el termómetro del plantel de Sito Alonso. El UCAM, aunque parezca mentira, ha ganado con el cambio de Taylor por Conner Frankamp. Llámenme loco, pero así lo creo. Es uno de los jugadores más optimistas y positivos que pisan una pista de baloncesto y, encima, es capaz de hacer muchas más cosas que Frankamp. Muy pocas veces le tiembla la muñeca, como cuando a 40 segundos del final, ‘clavó’ un triple determinante (89-84). Con la única ayuda de Nemanja Radovic en esos momentos, logró atenuar el efecto de Valentin Bigote, un alero francés que hasta el momento no había salido de su país. El galo, nacido en Dunkerque, famosa por la batalla que se libró en sus costas en 1940 en la Segunda Guerra Mundial y que tantas veces se ha llevado al cine, se fue hasta los 21 puntos, con un 4 de 6 en triples. Solo su compañero Andrew Goudelock fue capaz de echarle una mano destacada (19 puntos). Y entre ambos y un juego interior con más centímetros que el murciano, que dominó el rebote, se encargaron de llegar casi hasta el final con el marcador equilibrado. Pero en ese momento, cuando los equipos que han jugado mal son capaces de no perder la bola ante cualquier presión, como le ocurrió al Surne Bilbao, que no supo dar una respuesta solvente a los momentos de presión, se diluyen como un azucarillo. Solo hay que ver que perdió 18 balones durante el encuentro para entender por qué no fue capaz de rematar a un UCAM Murcia al que tuvo contra las cuerdas en varias fases.

De esta forma, el UCAM cerró la quinta jornada con balance positivo, tres victorias y dos derrotas que le sitúan en la quinta posición de una Liga Endesa muy igualada con hasta ocho equipos con los mismos números que los universitarios.