Cuando hace una década el Real Murcia repetía temporada tras temporada en Segunda División, los aficionados granas veían la división de plata como su ‘infierno’ particular. Jugar en Primera División era un objeto de deseo que nunca llegaba o que, cuando llegaba, se escurría de las manos sin que casi nos diéramos cuenta. Pocos seguidores murcianistas pensaban que la pirámide del infierno de Dante Alighieri se convertiría en su auténtica realidad. Y es que los que pensaban que el infierno era la Segunda División, pronto se dieron cuenta que caer más bajo era posible. Pero seis años consecutivos en Segunda B tampoco fueron suficiente castigo, como se demostró el pasado mes de mayo cuando se descendió a la cuarta categoría del fútbol español.

Aunque ya había disputado tres partidos el Real Murcia en Segunda RFEF, fue ayer, en El Pitín, cuando los murcianistas comprobaron realmente cuál va a ser su realidad en esta temporada, especialmente cuando toque jugar lejos de las comodidades de Nueva Condomina.

Ni actuar como ‘local’ en San Javier, por la presencia de cientos de aficionados granas, fue suficiente para un equipo de Mario Simón al que amargaron la tarde Ubi, autor del gol que dio el triunfo al Mar Menor, y Facu, el meta que construyó un muro para evitar que los murcianistas perforaran su portería. Aunque también tuvo el Real Murcia un enemigo en su propia casa. Este fue Luis Madrigal. A los dos minutos ya había visto una amarilla por juego peligroso y en el minuto 60 tenía que abandonar el terreno de juego expulsado y volviendo a poner la voz en un puesto que puede convertirse en una auténtica cruz para Mario Simón y Manolo Molina.

Nada tenía que ver el partido de ayer con el de hace una semana. Ni Nueva Condomina es El Pitín ni el Mar Menor, pese a no saber lo que era ganar, es el Intercity. Lo sabían los entrenadores y se vio nada más pitar el comienzo del choque el colegiado. Cualquier intento de cuidar el balón en un terreno de juego impracticable, hería tanto a marmeronenses como a granas. Aunque, nada más comenzar, al Real Murcia parecía no superarle las circunstancias. Se sintió cómodo en los primeros minutos. Con la lección aprendida, cualquier recuperación se convertía en un pase largo en busca de los jugadores de ataque.

La alineación de Mario Simón confirmaba lo que iba a ser el encuentro. La entrada de Juan Fernández por el lesionado Fran García no fue la única novedad. El técnico apostaba por un segundo cambio para ganar músculo y fortaleza. Julio Gracia se quedaba en el banquillo y Boris estrenaba titularidad.

Las dos novedades fueron protagonistas en los primeros minutos. El Real Murcia se conectaba cuando se conectaba Juan Fernández. El ex de Las Palmas fue el único capaz de romper el partido con sus chispazos. Pero los granas no aprovecharon sus mejores minutos. No los aprovecharon porque Facu se erigió como el líder del Mar Menor. Una mano milagrosa evitó el gol de Boris al cuarto de hora.

Cuando parecía que el Real Murcia tenía controlado el partido, los granas fueron cediendo terreno al Mar Menor, y es que Juan Fernández no era suficiente para activar a un equipo que acusa la poca profundidad por banda de sus dos laterales. No consigue Mario Sánchez confirmar los elogios que enumeran sus amigos cada vez que hablan de él; y Luis Madrigal da la razón a los que cuestionaban su fichaje.

Parecía que a los marmeronenses les faltaba un último esfuerzo para conectar con Ubi. Ganaban metros pero no inquietaban a Serna. No lo hacían a través del juego, y eso les llevó a frotarse las manos cada vez que disponían de una jugada a balón parado. Paco Molinero, al que el meta grana dejó con las ganas de cantar gol, era el lanzador oficial de los de Javi Motos. No vio el exmurcianista puerta en un disparo colocado que sacó el portero visitante, pero sí asistió, en la jugada siguiente, a Ubis para que el delantero empequeñeciese a la defensa del Real Murcia y pusiese un 1-0 que ya no se movería en el marcador.

Si llevaba el Real Murcia media hora sintiendo lo que es la verdadera Segunda RFEF, descubriendo que lo que antes llamaban infierno solo era una broma con jugar en la cuarta categoría del fútbol español, la segunda parte confirmó que los de Mario Simón no están, por ahora, preparados para bajar al barro y mancharse la ropa.

Y eso que Juan Fernández intentaba despertar a los suyos. Nada más volver de vestuarios volvió a ser protagonista. Se coló en el área con una facilidad tremenda, pero, como los bizcochos cuando abres el horno antes de tiempo, se vino abajo en el momento decisivo. Con Facu haciéndose grande en el primer palo, el remate del extremo grana acabó en el cuerpo del meta local.

Ahí acabó el Real Murcia. Ahí se diluyó cualquier opción de dar la vuelta al marcador porque entró en acción Mario Simón y porque Luis Madrigal decidió tomar el camino de vestuarios antes de tiempo.

Cada cambio realizado por Mario Simón era menos entendible que el anterior. Cuando cualquiera hubiera eliminado de la partida a un Madrigal amonestado, el técnico grana retiró para empezar a Ganet y a Boris. Julio Gracia y Guille Lozano entraban en el terreno de juego, siendo éste último el único que dio muestras de querer poner solución a lo que estaba sucediendo en el terreno de juego.

Media hora con diez

Casi no había dado tiempo a ver en acción a las dos novedades, Luis Madrigal hacía una falta en el centro del campo, veía la segunda amarilla y se marchaba expulsado, dejando a su equipo con diez a falta de media hora.

La expulsión del lateral fue la cuchillada definitiva para el Real Murcia y la bocanada que necesitaba el Mar Menor para saber que la victoria era posible. Sintiéndose cómodos, aprovechando la decisión de Mario Simón de desubicar completamente a los suyos, los locales, pintando la cara sobre todo a Mario Sánchez, insistían en buscar a un Ubi que marcaba diferencias.

Si alguien pensaba que Mario Simón no lo podía hacer peor, entonces llegó la segunda y la tercera tanda de cambios. En un césped impracticable y en un partido en el que solo valían los balones colgados y las acciones a balón parado, el técnico grana apostaba por eliminar el músculo y sacar a los jugones -Julio Gracia y Javi Saura-. La guinda llegó cuando Andrés Carrasco se fue al banquillo dejando sin una referencia ofensiva a un equipo confeccionado para ascender y que iba perdiendo en el campo de uno de los rivales más modestos de toda la Segunda RFEF.

Gracias a Mario Simón, con media hora de antelación, el Mar Menor pudo celebrar la primera victoria de la temporada y el Real Murcia sufrir su primer gran fiasco del curso.