Normalmente, los derbis suelen estar marcados por la igualdad, la tensión y el miedo a perder frente a tu vecino, ese que te estará recordando su victoria durante toda una vuelta. Sin embargo, el choque disputado entre Real Murcia B y el CAP Ciudad de Murcia no cumplió ninguno de los cánones de los encuentros de rivalidad vecinal; dos equipos con hambre de gol y con muchas ocasiones donde la mala puntería de los delanteros evitó un resultado más propio de fútbol sala que de fútbol once.

La primera parte fue de color azul, el de la indumentaria visitante del CAP Ciudad, que supo cerrar las salidas de juego del Imperial. Ibáñez obligó a sus jugadores a basculaciones rápidas para que los granas no encontraran la superioridad por banda que tanto gusta a los chicos de David Sánchez. A pesar de las acometidas de los visitantes, la ocasión más clara la tuvo el lateral izquierdo murcianista, Teo, cuyo remate de cabeza dentro del área pequeña se fue rozando el palo.

Esto no despistó a los capitalinos que, bajo el mando de Franco tuvieron varias llegadas a los dominios de Moñino, quien resolvió con acierto sobre todo dos disparos de Valverde y el propio Franco en la primera parte.

Con la reanudación, los locales buscaron los huecos por la banda izquierda visitante, por donde la zaga rojilla se veía desbordada con las caídas de Botía, las penetraciones de Ismael Ferrer y balones al segundo palo a los que la defensa del CAP Ciudad de Murcia era incapaz de frenar por ese flanco. Pero como con los granas, en los primeros 45 minutos la ocasión más clara la tuvo el recién ingresado Matías, que completamente sólo frente a Moñino tiró el balón al cuerpo del portero cuando estaba completamente sólo. Las llegadas a ambas áreas se acumularon en la fase final del partido, y sólo la mala puntería de los 20 jugadores de campo hacían que el marcador no se moviese.

Sin embargo, uno de los pocos fallos en la medular rojilla permitió a Ángel coger un balón en su campo y avanzar varios metros con el cuero en sus pies. En cuanto el delantero calculó una distancia asumible para su golpeo, armó la zurda y puso el cuero en la escuadra de Miguel, que sólo pudo mirar. Aun así, nuevamente Matías robó un pase de la defensa grana a su portero, pero una vez más, en el mano a mano, el arquero salió victorioso en este último duelo frente al ex delantero del Churra, lo que le valió a su equipo la consecución de los tres puntos en juego.