30 de julio. Nos aproximamos a la conclusión del primer mes del mercado de fichajes estival. La actividad en los terrenos de juego lleva ya un tiempo a un lado y ha dejado en protagonismo al frenético ritmo en las oficinas. Llamadas continuas, cierre de acuerdos de llegada, cierre de acuerdos de salida y un movimiento constante en todo a lo que rodea la parte institucional de los clubes.

Una actividad que no deja ni mucho menos al margen a la categoría de plata. Día tras día se suceden las incorporaciones en los 22 clubes que componen la Segunda División y siguen buscando las mejores fórmulas para armar el mejor equipo posible.

Uno de los que más lo está haciendo es el Cartagena, que desde mucho antes de que terminara la última temporada estaba trabajando desde su comisión deportiva para poder tener avanzado el mayor número de operaciones posibles.

Una marcha más

Último día del mercado de fichajes del verano de 2020. El Cartagena apura los minutos para tratar firmar sus últimos fichajes para la temporada 2020/2021. En las últimas horas acaba anunciando a los hombres que terminarían de dar por cerrado el grupo que pelearía por la permanencia en el retorno al fútbol profesional.

Solo unos meses después, tocó reestructurar todo lo que no había dado tiempo a hacer en el mercado estival. El mes de enero pasó a ser escenario de una auténtica revolución en el vestuario con casi una decena de modificaciones ante el bajo rendimiento que estaban dando algunos de los futbolistas que habían llegado.

De eso se ha dado cuenta la directiva albinegra y es algo que ha tratado de corregir este año. La máquina de hacer fichajes se ha puesto en funcionamiento desde el primer momento y está produciendo a una velocidad mayor que la del pasado año. No queda de lado tampoco la mejor calidad –a priori- de la producción. Pero es evidente que desde el club existe una predisposición total a evitar que sucediera lo mismo. Aunque todavía quedan algunas posiciones por reforzar con la llegada de más futbolistas, a día de hoy parece que el Cartagena no va a tener que correr en los instantes finales.

Más peso y experiencia

No es ningún secreto que las circunstancias que rodean al club no son las mismas que las de un año atrás. El propósito era mejorar y se está consiguiendo. Sin embargo, no se pueden dejar de lado todos los factores que lo están haciendo posible.

El primero, llega con el simple paso del tiempo. El Cartagena ha dejado de ser uno de los novatos de la categoría, lo que le permite acceder a esas primeras opciones que en anteriores circunstancias se le hubieran escapado. Cierto es también que buena parte de ello llega como producto de la buena gestión y el saber moverse en este competitivo mercado. Tampoco se manejaba la misma situación en 2020, donde la incertidumbre que rodeaba al campeonato y al mundo del fútbol en general hacía que la toma de decisiones se realizara con total claridad. Por no hablar de las difíciles condiciones económicas con las que se llegaba después del parón de la competición, de la propia pandemia y de ser un recién ascendido.

Además, este verano la directiva del equipo albinegro no está teniendo que luchar con el factor ‘rampa de salida’ contra el que tanto hubo que competir el año pasado. Las renovaciones automáticas en caso de ascenso pudieron ser un factor positivo a la hora de conseguir dejar atrás la Segunda B, pero se convirtió en un claro lastre que tuvo que arrastrar y que terminó penalizando a la postre.