Médico de ElPozo Murcia. Manuel Carrillo Baldasquín (Murcia, 4 de octubre de 1985) es el médico de ElPozo Murcia, un club al que ha afectado mucho esta temporada el coronavirus y que se ha encontrado en varias ocasiones con un partido aplazado después de haber realizado ya el viaje. Afirma que los jugadores han sido responsables y que por ello no se ha dado un brote en el vestuario, sino casos aislados.

¿Cómo llegó a ElPozo?

Yo trabajo en Ibermutuamur, que siempre ha dado mucha cobertura a los equipos de la Región, y en la puerta de urgencias se ve mucha traumatología. Por ejemplo, mi director médico actual, Gómez Poveda, estuvo muchos años en ElPozo, y el anterior, Santiago Godoy, en el Real Murcia. De vez en cuando atendíamos a jugadores de baloncesto y fútbol, y hace dos años llegó a la mutua que ElPozo estaba buscando un médico y vi que para mí era una oportunidad.

¿Usted seguía el fútbol sala?

Lo había practicado y me encantaba. Cuando me dijeron que iba a venir Fran Serrejón a hablar conmigo me acordé deque yo veía sus partidos. Pensé que era una posibilidad muy bonita de aprender y un reto personal y profesional, como así ha sido. Al principio me daba un poco de vértigo, pero en realidad los jugadores de fútbol sala no dejan de ser personas normales y corrientes. Es como una familia y al final los tratas como tal. De hecho, la gran mayoría de las asistencias que hago no son lesiones deportivas, sino problemas comunes tanto de ellos como de sus familias. Para mí es un orgullo ayudar al equipo con el que crecí.

¿Pero predica con el ejemplo y hace deporte?

Hago menos de lo que me gustaría y de lo que debería porque es muy difícil sacar tiempo. Yo practicaba mucho deporte y estuve muchos años dando clases de vela en la escuela Socaire, en Santiago de la Ribera. El fútbol sala, el fútbol y la natación siempre me han gustado, y el fútbol sala lo he practicado toda la vida, pero sufrí una lesión de rodilla. Después, con los estudios y el trabajo, no he podido hacer tanto deporte como antes.

¿Y ahora qué practica?

Cuando puedo salgo a andar y a correr, y cuando estoy en los entrenamientos y veo un balón, me pongo a jugar como los críos, aunque sea un rato y teniendo cuidado con la rodilla.

¿De dónde le viene su vocación por la medicina?

Desde pequeño he tenido inquietud por la medicina. Siempre me ha gustado y he dado los pasos para llegar hasta aquí. Gran parte de la medicina me la ha enseñado mi padre y, por supuesto, la facultad y la experiencia que poco a poco he ido cogiendo. Me acuerdo de un consejo que me dio mi padre cuando acabé la carrera, que era que ahora tenía que utilizar el sentido común porque tiene mucho de sentido común la medicina, por lo menos la generalista.

La vida para un médico de un club deportivo era intensa, ¿pero cómo se le complicó con el coronavirus?

Mucho y de golpe.

Y sin estar preparados.

Fue ver venir rápido algo que no conocíamos, seguimos aprendiendo constantemente y tomando las medidas en distintos supuestos. Nosotros estábamos haciendo grupos de entrenamientos de tres personas y de repente nos vimos con los jugadores en casa y todo paralizado. Tuvimos que poner rápidamente los pies en la tierra.

¿Les costó asumir la realidad?

Para nosotros fue una situación, en todos los aspectos, a nivel global, de total incertidumbre y nos pusimos manos a la obra para que no se desmadrara. Pero sobre todo tuvimos claro que había que anteponer la salud a la actividad. Tuvimos apoyo de la junta directiva y del cuerpo técnico.

¿Han sido disciplinados los jugadores?

En general, sí. Teniendo en cuenta lo difícil que es cuando estás haciendo actividad física mantener las medidas de higiene, a veces sí que me he sentido como el hermano mayor que va con el gel hidroalcohólico, un poco pesado y demás, pero ellos siempre han respondido. La clave es que cuando de manera puntual hemos ido diagnosticando positivos, no hemos llegado a tener brotes. Es decir, lo nuestro era diagnóstico precoz y contención. Por eso nos encontrábamos a la vez uno o dos casos, no más. Hemos tenido que tomar decisiones difíciles, pero siempre con el apoyo de todos. Si ellos no hubiesen sido disciplinados, habríamos tenido un brote masivo de todo el equipo a la vez.

Como ha pasado en otros clubes.

Así es. En algunos clubes se han contagiado todos a la vez, algo que, si lo miras a toro pasado, viene hasta mejor. Hemos vivido momentos muy difíciles, como cuando salimos de la cuarentena, volvimos a los entrenamientos y a los dos días surgió otro. Tuvimos que confinarnos otra vez. El problema no es que se contagiaran los jugadores, sino que ellos sufrían por sus familias y las llamadas de teléfono eran de preocupación por sus mujeres y sus hijos. La vida es muy bonita y nadie quiere pasarlo mal ni ver sufrir a los suyos. Creo que lo que hemos hecho ha sido coherente con las circunstancias. Ahora estamos muy bien, pero eso no quiere decir que volvamos a tener un contagio.

En líneas generales, ¿los jugadores que han pasado el virus se han recuperado bien?

Hemos tenido covid asintomáticos y algún caso con muchos síntomas y fiebre alta. Cuando regresaron los afectados a los entrenamientos nos encontramos con signos de fatiga articular y muscular. A veces se ponían a hacer carrera continua para ir sacando ese rodaje y ese tono porque, al fin y al cabo, son atletas.

Es que muchas veces podían pensar que eran deportistas y que no les iba a pasar.

Ya, pero pasa. En ese aspecto han hecho un papel tremendo nutricionistas, preparadores físicos y fisioterapeutas. Han sido los tres pilares para la recuperación funcional tras recibir el alta.

Cuando salió el primer caso, ¿qué pensó?

Ya está aquí, ya lo tenemos dentro, tierra trágame, era algo que sabíamos que podía pasar. En ese momento tomamos unas decisiones. Hemos vivido momentos muy difíciles para un equipo y yo he estado en tensión, me temblaban hasta las piernas, pero he recibido el apoyo del club y del entrenador. Así es más fácil que todo salga bien. ElPozo es un equipo profesional donde se ha antepuesto la salud.

Y cuando le llamaron desde el Ferrol y le dijeron que había un positivo y tenían que volver sin jugar, ¿qué cara se le quedó?

Hemos vivido momentos complicados, como te decía. Recuerdo lo que ocurrió en Valdepeñas, que el equipo estaba ya en la pista. Yo estaba en ese momento en Murcia realizando el cribado y los test a las categorías inferiores, y saltó un positivo de un portero que convivía con jugadores de la primera plantilla. Hablamos con los médicos de la Federación y con la directiva. Y, por ejemplo, en Burela, veníamos de un positivo del cuerpo técnico y estando allí, habiendo pasando todos los test, a un chico empezó a dolerle el cuerpo. Eran síntomas inespecíficos, pero claro, teníamos que actuar. Ahora, como todo es atribuible al covid, nos olvidamos de que hay otras patologías.

Pero la gripe no ha desaparecido.

Ni los enfriamientos y todo. Tenemos que relativizar cada caso, pero no podemos descartar que sea un positivo. Pero esto es lo que ha tocado vivir, y tener que volverse después de recorrer toda España es muy duro, aunque luego ese chico dio negativo, no estaba contagiado.

Y usted también ha estado en peligro.

Sí, pero mi arma secreta es la paciencia y el apoyo infinito de toda mi familia. Una de las cosas que más me ha dolido del estado de alarma y de la pandemia han sido los ratos que me ha privado de estar con los míos. Empiezas con unos pequeños hábitos como ducharte por la mañana y por la noche al entrar a casa, además de dejar los zapatos fuera, y cuando te vienes a dar cuenta, tu vida ha cambiado, pero ha cambiado desde hoy hacia atrás y nos ha condicionado también el futuro. Porque ahora mismo, cuando nos damos un abrazo, lo hacemos como si hiciéramos algo malo.

¿Los más disciplinados han sido los niños?

Por supuesto, porque lo asimilan mejor y están creciendo con esos hábitos. El problema somos los adultos, que comparamos con lo que hemos perdido. Pero esto cada vez va a ir a mejor, aunque tendremos que seguir siendo prudentes. A partir de ahora vamos a vivir más brotes que olas.

Decían que íbamos a salir mejores de esta crisis, pero yo tengo claro que será al revés.

A mí me da miedo que se nos olvide todo. Tenemos que poner en valor el significado de las cosas que tenemos y no me gustaría que cuando salgamos de todo esto, se nos olvide. Muchos de los aspectos de la vida han quedado paralizados, incluso en un segundo plano, por el coronavirus.

Aunque estemos inmunizados, ¿habrá muchos cambios en la vida de un club deportivo?

Los hábitos diarios y de higiene los hemos hecho nuestros ya. Ahora ya no nos extraña tener gel hidroalcohólico ni que cada uno tenga su botella para beber, no como antes, que muchas veces nos daba igual. Todo ese tipo de cosas, que son menores, van a dejar un poso. Hay que aprender de lo que hemos pasado para el futuro.

¿Ser médico de un club y tener un trabajo como el suyo en Ibermutuamur tiene una fecha de caducidad?

Es un ritmo de vida muy estresante en algunas ocasiones porque uno es médico las 24 horas del día.

El móvil no dejará de sonar.

Para que te hagas una idea, cuando dejo de trabajar es cuando puedo empezar a contestar y devolver el resto de llamadas. Para mí es una experiencia la que vivo cada día; yo me equivoco, como todos, pero intento dar lo mejor y aprender un poco. Ahora bien, pienso que todo tiene sus momentos en esta vida, pero cuento con el apoyo y la paciencia de mi familia. Uno de los peajes es el tiempo que he dejado de estar con ellos en ocasiones y también con los amigos que tengo, que son muchos y buenos.

¿Ha tenido que renunciar a muchas cosas para poder llevar el trabajo en la mutua y en el club?

Sobre todo de tiempo libre. A mí me ha gusto mucho siempre el mar, navegar y leer, y ahora es más difícil compatibilizarlo todo, pero también te sientes realizado ayudando a la gente en un momento muy necesario. Hay tres pequeñas cosas que son como premios, como son llegar a casa y cerrar los ojos, hablar con mi madre o irme a regar con mi padre un huerto de limoneros que tenemos en el Valle de Ricote. Esos momentos se saborean porque son efímeros y duran poco. Alguna vez he dicho que tendría que vivir 300 años para hacer todo lo que me gustaría en esta vida.

Pues a mí me pasa lo mismo.

Fíjate, el otro día me decía un jugador, volviendo de la final de la Copa del Rey, ‘bueno patrón, seguimos sumando momentos’. Y es verdad, es eso. ¿Volveremos a jugar una final el año que viene? Al final se trata de enriquecernos y de aportar todo lo bueno que podamos.