Con cuarenta años recién cumplidos (Madrid, 7 de enero de 1981), Mario Simón Matías afronta en el Real Murcia el proyecto más importante como técnico, desde que allá por 1998 empezara su andadura en los banquillos en un humilde San Vicente de Albacete.

El reto de entrenar al club grana va a suponer un examen tanto para el entrenador nacido en Madrid pero afincado en Albacete desde hace muchos años, como para el director deportivo, el lorquino Manolo Molina. Este siguió muy de cerca a Simón cuando en la temporada 2017-2018 entrenó a un Lorca Deportiva que, pese a acabar descendiendo a Tercera División, no pasó desapercibido su trabajo en el banquillo.

Mario Simón sustituyó a Manolo Palomeque en noviembre de 2017 siendo colista el equipo lorquino. Llegó a la entidad de la Ciudad del Sol de la mano de Pedro Cordero cuando este mandaba en el Lorca Deportiva. Sus números y trabajo de la segunda vuelta hicieron que estuviera en la agenda de varios equipos de Segunda División B.

Diplomado en Magisterio con la especialidad de Educación Física, ya se atrevió a pedir una excedencia en su colegio para probar suerte como técnico. Se ha vuelto a repetir la historia. Simón estaba acomodado y bien mirado en la cantera del Albacete, ejerciendo su labor de docente a la vez que entrenando el filial del equipo manchego.

Mario Simón es muy respetado en zona de la Mancha, donde ha hecho un gran trabajo, en dos etapas con el Albacete B, Almansa, La Roda, Lorca Deportiva y Socuéllamos. Tuvo un paso fugaz por el primer equipo albaceteño tras el despido de David Vidal.

Es una persona muy tranquila, con un talante tristón por su carácter introvertido. Que nadie se confíe puesto que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones, no mira nombres, ni fecha de nacimiento ni historiales. Públicamente puede parecer un hombre frágil, pero es todo lo contrario. Con mucha tranquilidad y buena ‘palabrica’, mira de frente a cualquier jugador y le explica el motivo de su decisión, ya sea que juegue o que se queda en la grada o banquillo.

Le gusta una defensa aguerrida, que no muestre fisuras, y no le importa utilizar el juego directo. Buscará construir desde atrás pero sin muchos toques. Intentará que sus jugadores lleguen a la portería contraria muchas veces, con rápidas transiciones y extremos veloces que lleguen a la línea de fondo y centren bien. Rara vez jugará con dos hombres en la punta de ataque y su sistema será muy parecido al 4-4-1-1, acumulando incorporaciones de jugadores de segunda fila. Trabaja mucho y bien la estrategia.

Mario Simón no rehuye ninguna pregunta cuando se dirige a los periodistas, contestará todo con un tono pausado, claro, pero jamás dará un titular. Es amable, muy accesible y si en privado le pides una explicación, te dará su versión y respetará la tuya aunque no le guste.

En las oficinas del Lorca Deportiva había noches donde solo se veía una luz de madrugada. Era Mario Simón trabajando, viendo fútbol y estudiando a rivales.

Le ha llegado su gran oportunidad. El momento de que su trabajo se vea en un escaparate mucho más amplio y con posibilidad de que luzca más. Lo sabe, se la juega, por eso no ha dudado en volver a cambiar las aulas por un banquillo profesional.