Francisco Tornel y sus consejeros no son Jesús Samper. Pero Francisco Tornel y sus consejeros, cuatro semanas después de que el Real Murcia se condenara al descenso a la cuarta categoría, no han encontrado un hueco en sus agendas para comparecer en rueda de prensa, dar explicaciones y asumir responsabilidades de la crisis deportiva más importante de los últimos 25 años.

Francisco Tornel no dedica sus semanas a viajar por Londres, Argentina o Dubai por motivos laborales como se criticaba a Jesús Samper. Tampoco los integrantes de su consejo de administración. Pero ni Francisco Tornel ni sus consejeros han tenido tiempo desde enero para dar la cara y exponernos cuáles fueron los motivos que les llevaron a poner patas arriba la plantilla en el mercado invernal.

Francisco Tornel no maneja el Real Murcia con un mando a distancia como reprochaban un día sí y otro también a Jesús Samper. Pero Francisco Tornel y el KBussines están tan ocupados con sus guerras que siguen buscando el momento adecuado para hablar ante los medios del despido de Adrián Hernández en febrero y de Julio Algar a principios de abril o para darnos las razones que les llevaron a considerar a José Luis Loreto como el candidato perfecto para el banquillo.

Francisco Tornel y su consejo, que no viven en Madrid como Jesús Samper, pueden pasearse cada día por cualquier calle de Murcia o tomarse unas cervezas en la Plaza de las Flores, pero ni Francisco Tornel ni su equipo se han molestado en desplazarse a Nueva Condomina para sentarse en rueda de prensa y contarle al murcianismo cómo se van a reunir los 400.000 euros que faltan para cerrar la temporada o cómo se va a financiar el club cuando se confirme la caída al infierno.

Francisco Tornel no es el presidente de ese viejo Real Murcia de Jesús Samper en el que los tiempos en los despachos y en la grada no coincidían. Francisco Tornel es el presidente de un Real Murcia renovado y de todos. Pero Francisco Tornel y sus colegas se han samperizado hasta el punto de que llevan cuatro semanas marcando los tiempos y haciendo como si aquí no hubiera pasado nada para evitar organizar una comparecencia en la que informen a sus aficionados de sus planes y les confirmen si tienen capacidad para confeccionar una plantilla poderosa que luche desde el minuto 1 por el ascenso a Primera RFEF o si, por el contrario, la intención es continuar mendigando y rebuscando calderilla para convertir la tercera división en una cárcel imposible de abandonar.

Francisco Tornel y sus consejeros llegaron ondeando la bandera de la transparencia. Pero Francisco Tornel y sus consejeros llevan meses sin detallar por qué, más de un año después, todavía no se sabe nada de la salida del concurso de acreedores anunciada a bombo y platillo en enero de 2020. O por qué las negociaciones con Hacienda siguen tan paradas como con Raúl Moro o con Víctor Gálvez. Como tampoco parece estar en su agenda explicarnos la letra pequeña de los préstamos que insinúan están poniendo en el club, o cómo van a poner fin al problema de los embargos o qué pasará con todos esos acreedores que volvieron a dar un voto de confianza a la entidad y ahora ven, otra vez más, como el Real Murcia incumple con lo firmado.

A lo mejor es que no entendimos bien. A lo mejor es que nosotros quisimos escuchar hablar de transparencia cuando en realidad nos hablaban de secretismos y confidencialidad, esa misma confidencialidad a la que se agarraron para no dar detalles del acuerdo con Enrique Roca por el nombre del estadio o de la rendición ante el Middlesbrough inglés. A lo mejor es que Jesús Samper nunca se fue. A lo mejor solo está escondido en un despacho de NC y Francisco Tornel y su consejo se limitan a trabajar para él.