Pedro Acosta Sánchez (Mazarrón, 25 de mayo de 2004) es un joven de solo 16 años que en apenas tres carreras en el Campeonato del Mundo ha logrado que se hable casi tanto de él como de Marc Márquez. El propio campeón de MotoGP se ha rendido a su pilotaje y madurez, impropia de un chico que acaba de llegar a un Mundial donde nadie regala nada. Con dos triunfos y un segundo puesto en un mes de abril antológico, se ha encargado de batir varios récords y de convertirse en el mejor debutante de la historia. Ha agotado casi todos los calificativos este niño que acabó llorando en su primera carrera y que no quería montar en moto cuando su padre, gran aficionado a las dos ruedas, lo llevaba al Circuito de Cartagena a hacer rodadas.

‘El Tiburón de Mazarrón’, como ya se le conoce por el oficio de su padre, que es pescador, es un chico sencillo, aplicado, que aprovecha hasta el último segundo de su vida. Vive intensamente las motos y eso que no quería saber nada del olor a gasolina. Antes de llegar a este mundo probó casi todo. Se apuntó a taekwondo durante unos meses, pero cuando un día le pegaron una patada en la cara, decidió que él no estaba preparado para eso pese a que se le daba bien. Y también se metió en el trialbici y fue subcampeón regional.

Al joven mazarronero no se le ha visto nunca jugar en un parque como los niños de su edad. Él prefería hacer deporte y desde que se metió en la escuela de Francisco Mármol, un cazatalentos de las dos ruedas que tiene en el Circuito de Fortuna a un grupo de jóvenes muy prometedores, todo cambió. Aquella jornada en Cartagena, «donde lo llevamos como al niño que llevas a la feria», dice su madre, Mercedes, lo cambió todo. Ocurrió en noviembre de 2011 y en marzo de 2012 realizó su primera carrera en Palma de Mallorca en el Motodes. Mármol estaba junto a él en la parrilla de salida y de repente se encontró a Acosta llorando, bajándose y queriéndose ir porque le daba miedo. «Al final le convencí, pero me dejó solo en la parrilla con la moto y él se fue andando», recuerda entre risas su preparador.

Acosta dio sus primeros pasos sin estar en un equipo, solo con la ayuda de sus padres, pero después de despuntar en Moto4 y Moto3 dentro de la Cuna de Campeones, donde ya ganó una carrera saliendo desde el pit lane, y de ser subcampeón de España en 2013, Julián Miralles le dio una oportunidad. Él respondió a la primera, triunfando en el Repsol Moto3. Los resultados fueron tan buenos que decidió junto a su preparador realizar las pruebas para la Red Bull Rookies Cup, que se celebraron en Guadix. Pero el infortunio en forma de caída se cruzó en su camino cuando en 2019 debutó en la copa monomarca de KTM. Sin embargo, pese a perderse las dos primeras citas del curso, logró ser subcampeón tras ganar tres carreras. Fue su carta de presentación. En 2020, en medio de la pandemia, volvió a disputar el mismo campeonato y arrolló, ganándose un puesto en el potente Team Ajo.

Acosta entró en el Mundial por la puerta grande. Su estrategia es «disfrutar 45 minutos y llevarme el trofeo». Y así fue como en su estreno logró el segundo puesto en Catar, y en la siguiente cita sorprendió a todos ganando la carrera tras salir desde los boxes por una sanción. Llegó a Portimao y lo volvió a hacer, en esa ocasión con una gran sangre fría, como si de un veterano se tratara, asestando un ataque definitivo a su máximo rival, al que había estudiado durante toda la prueba, en el tramo final. Dice Acosta que «soy un piloto que nunca se ha movido por referencias y que frena por instinto y abre gas por instinto. Creo que sí que lo aplico un poco». Y en eso tiene gran culpa Paco Mármol, su ‘padre’ en el motociclismo, el hombre al que su progenitor le confió la carrera deportiva, sin poner nunca condiciones y sin opinar sobre qué tenía que hacer y qué no. Esa ausencia de presión familiar y las técnicas de entrenamiento de su preparador, que le pone a ensayar con motos «que son hierros», dice, han sido fundamentales para sacar ese desparpajo natural que le ha convertido ya en una estrella del paddock, en uno de los pilotos más seguidos y admirados pese a que tiene solo 16 años de edad.

Elogios de las estrellas

«Es bueno, muy bueno, pilota diferente al resto». La frase la han pronunciado ya varias de las grandes estrellas del Mundial, como Marc Márquez y Joan Mir, los últimos campeones de MotoGP, o una leyenda de la talla de Valentino Rossi, que dijo del mazarronero que «tiene un gran talento. Es muy fuerte». Tal ha sido su impacto en el campeonato que ya incluso se habla de un salto rápido a MotoGP, la categoría reina, aunque todos le recomiendan que «esté dos años en Moto3 y otros tantos en Moto2 antes de hacerlo». Y todo porque se ha convertido en el primer piloto español que sube al podio en sus tres primeras carreras, una gesta que solohabía firmado en la historia el japonés Daijiro Kato, aunque el fallecido piloto lo logró en el Gran Premio de Japón en tres años consecutivos (1996, 1997 y 1998) participando como invitado.