Ha salido esta temporada un Real Murcia muy protestón. Hasta trece amarillas han visto los granas en las primeras dieciocho jornadas ligueras por contradecir a los árbitros. Pero no solo los colegiados pagan los enfados de la plantilla murcianista, también los rivales, con los que se encaran, hasta provocar cartulinas que en alguna que otra ocasión han salido caras. Uno de los futbolistas más reincidentes es Alberto Toril. En el haber del delantero grana están sus goles. Hasta siete dianas lleva este curso, alguna de ellas vitales. Pero el mallorquín se empeña en engordar su debe al no ser capaz de controlarse dentro del terreno de juego.

No estará el atacante en el primer partido de la segunda fase frente al Linense. Tendrá que cumplir un partido de sanción en un encuentro en el que el Real Murcia, que se juega la vida, no podrá contar con uno de sus futbolistas más en forma. Y si Alberto Toril no estará en La Línea es por volver a pasarse de frenada una vez más. Fue en el partido contra el El Ejido. En el 68 veía la amarilla después de encararse y discutir durante varios segundos con un contrario. Ni la presencia del árbitro ni el saber que estaba a una cartulina del ciclo ni el intento de Verza por tranquilizarle fueron suficientes. Como siempre, el mallorquín, en un erre que erre que nadie en el club es capaz de cortar de raíz, se perdió en la discusión y en la protesta. Y pudo ser peor, porque incluso continuó una vez que el colegiado le amonestó.

No es la primera vez. Y posiblemente tampoco la última, porque en dieciocho jornadas nadie ha echado una bronca al delantero, y eso que de las cinco amarillas que ha visto en esta temporada, las cinco han sido por protestas a los árbitros, una de ellas (Recreativo Granada), cuando incluso estaba en el banquillo, o por discutir con contrarios, hasta el punto de golpear a uno de ellos sin estar el balón en juego, como ocurrió frente al Betis B. Otra acción parecida, en este caso un empujón, le costó la roja ante el Córdoba. Y su historial podría ser mayor si el árbitro del choque con el Yeclano no se hubiera equivocado a la hora de identificar al jugador que le estaba lanzando reproches desde el banquillo. Fue David Segura el que tuvo que pagar el error de su compañero, viendo una cartulina que fue su segunda y que le llevó a acabar expulsado.

A la misma vez que Segura casi se ponía a llorar ante la confusión del asistente, Toril se libraba de tener que cumplir un partido de sanción, que hubiera sido en el partido en el Nuevo Arcángel, donde finalmente fue titular y anotó un gol.

Demasiadas cartulinas evitables

En lo que va de curso el Real Murcia ha visto 63 tarjetas amarillas, de las que 23 han llegado por acciones evitables. Hasta nueve por protestas a los colegiados, un vicio que también repetía Tanis Marcellán, ya exfutbolista grana; otras cinco por discutir o encararse a rivales, siendo la mayoría cometidas por Toril. Y ocho han sido por perder tiempo o por retrasar el juego. En dos ocasiones, el Real Murcia ha pagado las consecuencias de forma grave. Se quedó con uno menos en el campo de El Ejido cuando Iván Pérez fue expulsado por doble amarilla, la primera por alejar el balón. También se perdió a David Segura para el choque de Córdoba, después que el extremo viera dos tarjetas ante el Yeclano, una por retrasar el juego y otra al ser señalado como el autor de las protestas que llegaban desde el banquillo cuando ya había sido sustituido y el partido estaba en el 90.