Cuando ustedes lean esta crónica, lo normal es que el consejo de administración del Real Murcia ya haya comunicado a Adrián Hernández su despido como técnico grana. Posiblemente ayer, cuando acabó el choque de Linarejos con un 2-0 en el marcador, Julio Algar ya informase al murciano que su estancia en Nueva Condomina había llegado a su fin. Casi con total seguridad, aunque a lo largo de la semana quiso hacerse el tonto, el ex del Churra ya asumía su salida incluso sin necesidad de que le pongan el finiquito delante. Pero hoy lunes, en las oficinas del estadio murciano, Francisco Tornel y su equipo deberían tener más preocupaciones que la de la destitución del entrenador. Y no es la llegada de un nuevo preparador, porque, si se cumple la lógica, será el director deportivo el que asuma el volante del monoplaza murcianista.

Hoy lunes, en Nueva Condomina, debería ser un día de reflexión. Hoy lunes, en las oficinas del Real Murcia, deberían mirar más allá de Adrián Hernández, porque el técnico es el gran responsable de este fracaso, pero que no es el único.

Porque aunque Adrián Hernández se va a marchar dejando al equipo más cerca del descenso que de los puestos que dan acceso directo a la Liga Pro, Francisco Tornel y sus consejeros son los que consintieron la salida de Chumbi incluso antes de que el aguileño dijese que quería marcharse y los que han permitido que se ponga patas arriba a una plantilla que más o menos estaba manteniendo el nivel. Porque este mercado de invierno poco tiene que ver con los anteriores, porque cuando esta ventana de fichajes llegó a su fin, la liguilla de Segunda B entraba en sus últimas jornadas y con todos los equipos con el cuchillo entre los dientes.

Defenderán, casi con total seguridad, que actuaron de buena fe. Porque actualmente en Nueva Condomina solo se actúa de buena fe. Defenderán que no podían retener a Chumbi si el primero que no quería a Chumbi era el entrenador. También justificarán que el mercado daba opciones interesantes. Pero a la vez que se excusan, se estarán declarando culpables. Porque la caída en picado del Real Murcia en este inicio de 2021 puede convertirse en un cuento de terror, con los granas fuera de los tres primeros puestos y teniendo que participar en una pelea en el barro para lograr una de las plazas sobrantes a la Liga PRO. Eso siempre y cuando se consiga, una vez que Julio Algar coja el timón, poner una tirita en una herida que huele mal.

Qué pena que con el mercado de fichajes no ocurra como con los regalos de Reyes. Qué pena que el Real Murcia no tenga la opción de buscar los tickets de compra para devolver a muchos de los refuerzos, regresando a diciembre de 2020, cuando, tras la victoria frente al UCAM Murcia, todos defendían, Adrián Hernández el primero, que la plantilla estaba en el momento perfecto para dar el asalto a los tres primeros puestos. Qué pena que el día de San Valentín se celebre un 14 de febrero y no un 18 de diciembre, cuando todos disfrutaban sintiendo mariposas en el estómago.

Pero con Adrián y Algar añadiendo ingredientes sin tener en cuenta las medidas establecidas en la receta original, y un sector del consejo de administración disfrutando como niños pequeños con las negociaciones y los fichajes, el Real Murcia desmontó lo que ya parecía armado a falta de pequeños detalles para confeccionar una plantilla completamente nueva, pero sin los tantos de Chumbi. Porque si los granas están acusando la llegada de tantas caras nuevas, más acusan la ausencia de un delantero al que esta temporada se le caían los goles de los bolsillos. Porque con tantos extraños en el vestuario, no solo ha zarpado el amor. Ahora, que hay Champagne hasta en la plantilla, ya ni se celebran victorias ante recién ascendidos.

Solo catorce días después de que se cerrase el mercado de fichajes, el Real Murcia está más cerca de los puestos de descenso que de los tres primeros clasificados. Solo cincuenta y seis días después de que todo el mundo elogiase la entrega, la fe y el alma de unos futbolistas que en ese instante remontaron a un UCAM líder e invicto, los granas han firmado sus peores partidos de toda la temporada. Justo un 14 de febrero, Adrián Hernández, el técnico que hizo creer en el amor al murcianismo, vio cómo zarpaba el amor a la vez que firmaba su sentencia.

Empezaron su caída ante el Betis B, enfadaron a los aficionados al empatar contra el Lorca Deportiva y este domingo hicieron sentir vergüenza al murcianismo. Es cierto que a un hijo se le perdona todo, pero hay muchos aficionados que a los veinte minutos ya habían apagado la televisión y que a los sesenta no sabían dónde meterse, porque hacía mucho tiempo que el Real Murcia no se arrastraba por un campo como lo hizo ayer en Linarejos.

A los cinco minutos ya se sabía que si algo va mal, todavía puede ir a peor. Con un trivote en el centro del campo que ni aporta soluciones en defensa ni es útil en ataque, el Linares pronto se dio cuenta que elevando un poco la presión no tardaría en hacer saltar por los aires la defensa grana. Con Miguel Muñoz y Álvaro Moreno secundados por banda por Gurdiel y Molinero, hasta Champagne se sumó al ataque de nervios general.

Hablaba Adrián Hernández tras el final del mercado, que empezaba una nueva etapa, con unos nuevos objetivos. No especificó el técnico grana a qué se refería. Pero viendo los tres últimos partidos, no podía ser a otra cosa que al comienzo del despelote. Ayer fue Gurdiel el que cogió la pala para comenzar a enterrar a los suyos. Alguien tenía que hacerlo, y el ex del UCAM Murcia se autoexpulsó en el minuto 21. Con una entrada sin sentido y a destiempo, en una zona alejada del área y del peligro, veía una tarjeta roja que le mandaba al vestuario a las primeras de cambio. Se lució Gurdiel y se lució Adrián cuando quitó a Alberto Toril, uno de los jugadores que más se ajustaba al juego que proponía el Murcia, para poner a Antonio López, mientras Verza se convertía en una pieza inútil al no tener el balón en los pies.

Pero daba igual jugar con uno más o con uno menos, con un delantero o con otro, si el Real Murcia no sabe a qué juega. Más claras tenían las cosas los locales, que en 45 minutos ya habían probado a Champagne por tierra, mal y aire, llegando incluso a estrellar un balón en el palo en una acción de Hugo Díaz.

Para suerte de los granas no se movió el marcador. El 0-0 era lo mejor que les podía pasar. Siempre podrían engañar a los que no vieron el partido. Pero el Linares se dejó de simulacros a la vuelta de vestuarios. En dos minutos ya mandaba en el marcador. Tras el saque de un córner, Josema ponía el 1-0 a la misma vez que Miguel Muñoz contemplaba el remate del defensa sin mover ni un dedo.

No está ya Chumbi para marcar goles, pero sí está Adrián Fuentes. Su carta de presentación no fue la mejor. Aunque ya lo vimos hace una semana, ayer tuvo su primera oportunidad de demostrar sus virtudes en el remate. Suspendió. Mientras que el madrileño fallaba ante Razak, Hugo Díaz en la jugada siguiente ponía el 2-0. Volvió a tener otra el delantero grana para acortar distancias, pero ni remató. Quedaban treinta minutos por delante, pero actualmente el tiempo corre en contra el del Real Murcia, porque cuanto más minutos tienen los de Adrián Hernández más ridículo hacen. Porque tuvo que ser un 14 de febrero el día en el que el consejo de administración y los aficionados dejaron de creer en el amor. Ahora, con solo cuatro jornadas por delante, solo tocará rezar para que Julio Algar solucione la papeleta.

«Soy un luchador y me veo con fuerza para seguir en el banquillo»

La voz de Adrián Hernández cuando atendía a los medios de comunicación al final del partido lo decía todo. El entrenador del Real Murcia ya sabía que afrontaba sus últimas horas como entrenador grana. Durante su rueda de prensa se limitó a señalar que «es la situación más delicada desde que soy entrenador del Real Murcia». Pese a ello no dudó en afirmar que «me veo con fuerza» para continuar, dejando claro que «soy un luchador» y que si le dejan «intentaremos levantarnos e intentar conseguir la victoria en los cuatro partidos que faltan».

Asumiendo su responsabilidad con la boca pequeña, y sin reconocer la crisis que afecta al Real Murcia, incapaz de competir en el terreno de juego, Adrián Hernández insistió en que el partido estuvo «muy marcado por la expulsión de Gurdiel». Llegando a referirse también a un posible penalti a Adrián Fuentes, el técnico grana lamentaba no haber aguantado un poco más con el 0-0, para «en la segunda parte tener nuestras opciones». «Nada más salir del descanso nos meten un gol de córner, justo lo que no se puede hacer. Luego no somos capaces de poner el empate a uno, y a partir de ahí el Linares juega muy cómodo la verdad».

«Hemos estado muy nerviosos. Este partido era muy similar al del Yeclano, pero no hemos sabido entrar, ni interpretar ni gestionar lo que estaba ocurriendo», continuaba, para insistir en que la expulsión fue «un golpe». «Hemos llegado vivos al descanso, pero el 1-0 ha sido un mazazo muy grande». «Nada nos sale de cara», se lamentaba el preparador del Real Murcia.

Al preguntar por su responsabilidad, decía que «vamos todos en el mismo barco». «El primero que falla es el patrón. Tengo mi responsabilidad como el que más». Además indicaba que «no creo que sea un problema de actitud. Es más cosa de interpretaciones. Lo teníamos claro pero nos hemos equivocado».

Adrián Hernández también consideró que no se está teniendo paciencia después de los cambios invernales. «Después de los cambios no hemos tenido un engranaje. Además han llegado lesiones, y todo ha hecho que no podamos entrenar todos juntos», insistiendo que sigue con ganas de seguir para salvar esta crisis.