La aventura australiana de Carlos Alcaraz Garfia acabó ayer en la segunda ronda del primer Grand Slam de la temporada. El jugador de 17 años de edad no pudo con el sueco Mikael Ymer, de 22 y número 95 del ránking ATP, ante el que cayó por 2-6, 6-4, 6-4 y 7-6(5) en un encuentro donde no se encontró cómodo en casi ningún momento, salvo en el primer set, donde sumó tres de las cinco bolas de ‘break’ que tuvo. Después se impuso la mayor veteranía de su rival, que supo contrarrestar los 43 golpes ganadores del tenista de El Palmar.

Alcaraz, en cualquier caso, ha dado un salto cualitativo importante desde que el pasado 6 de enero viajó hasta Doha para disputar la fase previa del Abierto de Australia. Allí ya maravilló en los tres partidos que disputó, y también deslumbró en su victoria ante David Goffin en el ATP 250. Además de sumar 45 puntos que le podrían valer para mejorar su tope en el ránking, que está en el 136 y podría llegar ahora hasta el 132, ha despertado el interés de la prensa internacional. Incluso el New York Times ha dedicado un artículo al pupilo de Juan Carlos Ferrero con el título ‘El próximo Rafa’. Se ha convertido, pese a no haber ganado aún un torneo importante, en uno de los tenistas más seguido por la prensa mundial. Los patrocinadores llaman a la puerta de su representante, Albert Molina, de la empresa IMG, pero él sigue con los pies en el suelo, asesorado por un Juan Carlos Ferrero que sabe bien qué se mueve a estos niveles.

Ahora regresará a casa, donde apenas podrá pasar unas horas, porque le espera una gira donde esté inscrito en tres torneos de pista dura bajo techo. La primera parada será del 22 al 28 de este mes en el ATP 250 Open Sud de France, en Montpellier. Después aparece en su camino el ABN Amro World Tennis Tournament (500), en Rotterdam, del 1 al 7 de marzo. Y para cerrar, el Open 13 Provence (250), en Marsella, del 8 al 14 de marzo. Estas tres citas le servirán de preparación para el ATP 500 de Acapulco, donde los organizadores ya han dejado entrever que estará Carlos Alcaraz, y posiblemente para el Master 1.000 de Miami, aunque aún está en el aire este último. Por tanto, apenas tendrá una semana para entrenar y descansar después de la estresante gira australiana, con confinamiento de catorce días incluido en una habitación de hotel que supo llevar de manera sobresaliente