Hacía falta para volver a sonreír y creer. El FC Cartagena vuelve a tener motivos para soñar y salir del bache, que se había convertido en un socavón con el que se había hundido en el descenso. Recuperar la confianza es fundamental para afrontar lo que queda de temporada y es algo que está más cerca después de la victoria cosechada el sábado en el Cartagonova ante el Real Oviedo por dos goles a cero.

La recuperación del FC Cartagena pasa y sigue pasando -ya que apenas se ha dado el primer paso- por la irrupción de los futbolistas que han llegado en el mercado de invierno para subir el nivel de la plantilla de forma considerable y traer aire fresco e ideas renovadas que le han dado un lavado de cara y de mentalidad al equipo.

Ese cambio se pudo ver ya de forma más sutil sobre el césped de El Molinón, donde cuatro de los jugadores que llegaron durante el mes de enero estuvieron en el once inicial del encuentro que terminaría con tablas, pero con un buen segundo tiempo de los albinegros que ya levantaba en cierto modo la moral de la plantilla por la forma en que el equipo estuvo plantado sobre el campo. Ante el Oviedo fue aún más radical. Hasta seis de las ocho incorporaciones fueron titulares, mientras que los dos últimos llegados salieron en la segunda parte, llegando a coincidir durante varios minutos todos los recién llegados sobre el terreno de juego.

Otra cara, otra mente

Se podría decir que se ha tratado de dar cierta continuidad manteniendo una base del equipo que estaba en la primera vuelta. Sin embargo, la realidad es que está más cerca de ser una revolución lo que ha vivido el Cartagena en los últimos días. Y es evidente que viene propiciado por todos los cambios que ha habido tanto en el ámbito de salidas como de llegadas en las últimas semanas. Pero también es cierto que no siempre que esto sucede, se termina traduciendo de forma directa en el campo.

En la victoria del sábado frente al conjunto de José Ángel Ziganda, el FC Cartagena comenzó con seis futbolistas que llevan menos de un mes en el equipo. Algunos de ellos incluso menos de dos semanas. Chichizola, Antoñito, Raúl Navas, Datkovic, Aburjania y Pablo De Blasis se han colado en un once inicial del que va a ser muy difícil sacar a la mayoría de ellos. Y es que su presencia ha servido para recuperar la competitividad, la fe y la confianza. Cabezas despejadas, y aire limpio, como el propio técnico ha señalado durante los últimos días de forma insistente y siendo consciente de que es un factor imprescindible para remontar el vuelo. Pero no solo eso, sino que durante varios minutos de la segunda parte llegaron a coincidir los ocho jugadores que han venido para reforzar la plantilla cuando saltaron al campo Cristian López y Ramón Azeez que, por cierto, completaron buenos minutos.

Junto a ellos, resisten varios jugadores que parecen inamovibles en condiciones normales. Alberto De la Bella, Carrasquilla, Elady, Álex Gallar y Rubén Castro siguen siendo piezas clave en el esquema albinegro, mientras que futbolistas de la importancia y el peso de Andújar o José Ángel parecen haber sucumbido a la llegada de los refuerzos. Una muestra más de que la revolución ha llegado para quedarse a pesar de que Carrión asegura e insiste en que todos van a ser importantes en las 18 jornadas restantes. Tal es el caso y el ejemplo de Berto Cayarga, que después de una primera vuelta bastante discreta y sin apenas oportunidades, volvió a ser importante anotando el segundo tanto del encuentro que ponía la tranquilidad definitiva.

Carrión comanda la revolución

Podría ser considerado un refuerzo invernal. Y vaya refuerzo. Luis Carrión llegó al Cartagena a comienzos del mes de enero y se ha metido a todo el mundo en el bolsillo. El discurso del técnico catalán ha calado en la afición y en la plantilla. Sin embargo, las palabras no son suficientes si no vienen acompañadas de hechos sobre el terreno de juego. Y en este caso, los hechos están siendo indiscutibles.

Después de empezar con un nefasto encuentro frente al Mirandés en el que apenas había tenido tiempo para inculcar ideas, Carrión ha demostrado que la plantilla cree en él con dos partidos en los que se ha acabado con la moral arriba. Uno, menos brillante que acabó en victoria, y otro que a pesar de acabar en empate dejó una sensación aún mejor. Pero lo que dejan claro ambos es que a pesar de que resta mucho camino por delante, el míster ha conseguido lavarle la cara por completo a un equipo que estaba hundido.