Con las caras largas, muy largas. Así han comparecido este miércoles Fracisco Tornel y el resto del consejo de administración. Caras que dejaban ver el varapalo judicial recibido ayer por los responsables del Real Murcia. Intentando entender todavía qué ha pasado para que la Audiencia Provincial les aseste un hachazo que nadie esperaba en la entidad y que deja al Real Murcia no solo sumido en la incertidumbre, sino también en una crisis sin precedentes.

Con la sentencia de la AP anulando la ampliación de capital de 2018 y dando la razón a Mauricio García de la Vega, el consejo de administración grana ha quedado sobre el alambre. "Es un día complicado", decía nada más empezar Francisco Tornel, quien una vez se ejecute esta sentencia dejaría de ser el máximo accionista. Sin embargo, pese a las sombras, el presidente quiso mandar un "mensaje de tranquilidad", "garantizando la viabilidad del club hasta final de temporada". "No pensábamos que la sentencia iba a ser en ese sentido", continuaba el notario murciano, destacando además que el principal problema de este varapalo judicial es que "el Real Murcia está en causa de disolución". Y esto hará que de tenga que convocar una Junta de Accionistas para poner medidas.

Solo un día después de conocerse un fallo ha hecho temblar los cimientos de la institución, el consejo de administración pide tiempo para estudiar bien las cosas y el recurso que se presentará. Porque ahora mismo nadie puede decir que ocurrirá en los próximos días. Lo que los responsables granas dejaron claro es que "aceptamos la sentencia" y que "la pelota está ahora en el tejado de Mauricio". Será el mexicano el que tenga que dar el paso y decir cuáles son sus planes después de ganar la batalla en los juzgados. "Mauricio tendra que hablar como accionista", decía Antonio Rubio, reconociendo que por fin se reconocerán las acciones del mexicano, algo que hasta el momento el Real Murcia se había negado rotundamente, dejando ese paquete en el limbo.

"De la Vega tendrá que decir lo que va a hacer", continuaba el abogado, que además desmentía al letrado del mexicano al considerar que desde el club siempre han estado abiertos al diálogo.

Repitiendo en varias ocasiones que se "cumplirá la resolución", los consejeros también explicaron que al anularse la ampliación de 2018, en la que se recaudaron 1,3 millones de euros -la de 2019 consideran que sigue siendo válida mientras un juez no diga lo contrario-, se inscribirá a Mauricio en el libro de socios, y éste podrá acudir a la Junta con un 8% del capital social. En esa cita los mayores accionistas serían Enrique Tornel y el KBusiness.

Será una Junta en la que se intente poner medidas para evitar la liquidación del club. Daniel Moreno ponía la pelota en el tejado de Mauricio García. "Que venga y ponga dos millones de euros", indicaba, calificando de "berengenal" la actual situación.

Lo que todos tienen claro es que el Real Murcia debe de estar un día sí y otro también en los juzgados. Con esta sentencia en la mano, los consejeros consideran que "nos tenemos que sentar todos con Mauricio", aunque algunos como Francisco Cobacho no dudó en afirmar que él no se sentará en la mesa con el mexicano, ya que antes dimitiría.

Ven muy complicado poder comprarle sus acciones. "¿Quién va a poner ese dinero?", se preguntaba Daniel Moreno.

"Ganar en el Supremo es complicadísimo"

Queda una bala, la del recurso al Supremo, pero no es una bala muy favorable. Por un lado, se necesitarían varios años para que se dictara una sentencia, y el Real Murcia no puede permitirse esa situación de incertidumbre, y por otro las opciones de ganar son bajas. Así lo reconocía Antonio Rubio. "Es muy complicado", respondía al ser cuestionado por las posibilidades de revocar la actual sentencia.

Ahora mismo todos los que compraron acciones en 2018 han perdido sus títulos, pasando a ser acreedores y pudiendo reclamar su dinero. Al ser preguntados por una solución, Daniel Moreno indicaba que lo que habría que aprobar es una nueva ampliación de capital por los 1,3 millones que se recaudaron en 2018 y convertir la deuda que ahora el club tiene con los aficionados y empresarios de nuevo en acciones.