Kike García abandonaba el Real Murcia en verano de 2014 para marcharse al Middlesbrough. Siete años después los aficionados murcianistas siguen celebrando cualquier éxito del ahora futbolista del Eibar. Algo parecido sucede con Sergio Escudero, quien en 2010 pedía abandonar Nueva Condomina para marcharse al Schalke 04, dejando un buen pellizco en las arcas del club murcianista. Incluso el pasado verano jugadores como Víctor Meseguer o Juanma Bravo colgaban la elástica murcianista para probar suerte en Segunda División sin que los aficionados, quitado el enfado inicial, cargaran las tintas contra ellos al entender que no podían renunciar a seguir creciendo como futbolistas.

Pero no todos los jugadores que han abandonado Nueva Condomina pese a tener contrato en vigor han actuado con la coherencia, el respeto y la responsabilidad que Kike, Sergio Escudero o Juanma Bravo. Chumbi ha sido el último en autoincluirse en una lista de desertores que optaron por las malas formas para obligar al club a cumplir con su petición, aunque unos tuvieron más suerte que otros.

Lleva Chumbi dos años y medio vistiendo la elástica grana, pero posiblemente en unos meses nadie pueda recordar uno de los escasos goles que ha marcado el aguileño en ese periodo. En unos meses, los aficionados granas posiblemente solo se acuerden de cómo uno de los capitanes del equipo dejó tirados a sus compañeros y prefirió irse a la playa antes de jugar un importantísimo partido en Granada. Porque el pasado domingo, a la misma hora que los de Adrián Hernández buscaban los tres primeros puntos del 2021, el atacante murciano colgaba en sus redes sociales una foto en Alicante junto a su hijo.

El mensaje en Instagram de Chumbi fue tan desafortunado como en el que en julio de 2016 escribió Chavero en Twitter. Con aquel «cero ganas» justo un día antes de empezar la pretemporada con el Real Murcia el catalán expresaba su disconformidad con el club en un momento en el que estaba forzando su salida a la Ponferradina.

Igual de recordadas que el «cero ganas» de Chavero son las palabras que pronunció Casto Espinosa cuando consiguió poner fin a su relación con el Real Murcia en verano de 2014. Tras el descenso a Segunda B, el portero extremeño se negó en rotundo a cumplir con su contrato, sin embargo el club murcianista le avisó de que no le facilitaría la salida. Solo 100.000 euros consiguieron que Jesús Samper le abriese la puerta, de ahí que en su presentación como nuevo jugador de Las Palmas no dudase en calificar de «secuestro» la experiencia que había vivido para abandonar el Real Murcia. «He tenido que pagar un rescate para conseguir mi libertad», aseguró.

«Jugar en Segunda B no me interesa. Sería una tontería ir allí, entrenar y luego irme». Estas palabras también podrían haber salido de la boca de Casto Espinosa, pero no fue el meta extremeño el que las pronunció. Las declaraciones fueron realizadas por Eddy Silvestre, otro de los futbolistas que más intentó poner contra las cuerdas al club durante unos años. Pese a tener contrato en vigor, el canterano dejó claro que no volvería a vestir la elástica grana tras el descenso administrativo, y en Nueva Condomina tocó remangarse para buscar una solución que no perjudicase a la entidad. Y lo consiguieron. Con la cesión al Granada se ingresaron 200.000 euros, para un año después acordar un préstamo a un Eibar que además de pagar 100.000 euros mandó a Murcia a Sergio García, haciéndose cargo de la ficha del extremo. Solo seis meses estuvo Eddy en el club vasco. En enero volvía a cambiar de aires, poniendo rumbo a un Córdoba que puso sobre la mesa otros 100.000 euros.

Otro de los nombres que no puede faltar en esta lista es el de Dani Aquino, que en el mercado de invierno de 2019 exigía abandonar el Real Murcia, siendo cedido al Larnaka por 50.000 euros. Al verano siguiente rompería definitivamente su contrato para marcharse a Polonia.

El Real Murcia pierde su fama de hueso duro de roer en los despachos

El Real Murcia tenía fama de negociador con mano de hierro. Aunque las operaciones más llamativas son las que se cerraron con los traspasos de Pedro León, Sergio Escudero y Kike García, que dejaron varios millones de euros en caja; hay otras negociaciones más pequeñas en las que la entidad también salió ganadora. Casto pudo abandonar el club como quería, pero no lo hizo hasta pagar 100.000 euros. Eddy Silvestre no quiso jugar en Segunda B, sin embargo mientras duró su contrato fue dejando varios ´regalos'. Hasta 400.000 euros se recaudaron entre lo pagado por el Granada, el Eibar y el Córdoba. También se tensó la cuerda con Chavero. En este caso, la Ponferradina, a cambio del jugador catalán, se hizo cargo de la ficha de Álvaro Moreno. En los últimos meses, los granas han sido cuestionados por sus ventas El traspaso de Aquino, que costó 35.000 euros, se cerró en unos 40.000 €; Josema se fue por 50.000 €; Meseguer por unos 130.000 y Juanma por 80.000. Ahora Chumbi deja tirado al equipo a mitad de temporada, y el Real Murcia recibirá unos 10.000 euros.