Carlos Alcaraz Garfia sigue quemando etapas a ritmo vertiginoso. Si en 2020 avanzó de forma veloz en el ránking ATP, pasando del puesto 490 al 136 en una temporada marcado por el coronavirus, ayer dio otra muestra más de la calidad y madurez que atesora con solo 17 años de edad. El pupilo de Juan Carlos Ferrero logró en Doha, siendo menor de edad, la clasificación para el primer Grand Slam de su aún corta carrera deportiva.

Otros grandes talentos de su misma generación, nacidos en 2003, ni siquiera han tenido acceso al cuadro de la fase previa del Abierto de Australia. Y en los últimos tiempos, ni un solo menor de edad lo había conseguido. Él no solo entró por méritos propios en esa ronda preliminar, sino que consiguió ganar los tres partidos que necesitaba para plantarse en Melbourne. Con 17 años y 3 meses lo logró Rafa Nadal en el US Open de 2003, unos meses después de nacer en El Palmar Alcaraz, el segundo de cuatro hermanos, hijo de un extenista y director de la escuela de la Real Sociedad Club de Campo. Además de embolsarse unos 43.000 euros como premio en metálico, sumó 25 puntos ATP, que unidos a los 464 que tenía ya, le sitúan con 489, a la altura del tenista que ocupa ahora el puesto 134.

El camino de Alcaraz hasta la fase final no ha sido fácil. Paradójicamente, ayer lo tuvo más sencillo que en los dos encuentros anteriores, en los que tuvo que remontar en el primero al eslovaco Filip Horansky tras ceder la primera manga (5-7, 6-1 y 6-4), y de derrotar en segunda ronda al ruso Evgeny Karlovskiy tras dos muertes súbitas (7-6 y 7-6). Frente al boliviano Hugo Dellien, número 111 del ránking mundial, se le vio más suelto, con una gran confianza en todos sus movimientos pese a tener enfrente al rival con mejor clasificación (6-2 y 6-3). Si en los dos anteriores compromisos le costó arrancar, en esta ocasión no fue así. En el primer set le rompió el saque al boliviano cuatro veces en la primera manga. Se situó con 5-1 en un santiamén y en 41 minutos cerró el set inaugural con un 6-2.

La confianza adquirida le dio un plus en el segundo set. Comenzó sirviendo y ganando su servicio para romper situarse con 2-0 tras un break. Se mostró seguro con su saque en el siguiente para subir al marcador el 3-0, pero Dellien, un jugador que hace solo un año estuvo en el puesto 72 del mundo y que cayó en la primera ronda de Australia ante Rafa Nadal, no estaba dispuesto a vender tan barata su derrota y tuvo una ligera reacción en el cuarto (3-1). En el quinto dio continuidad el boliviano a su efectividad, pero Alcaraz salvó el punto tras un deuce (4-1). Dellien recuperó la regularidad con su saque y puso el 4-2, mostrándose a partir de ese momento más agresivo desde el fondo de la red. El murciano dio otro paso en el séptimo juego, donde el boliviano le puso a prueba y salvó con nota la situación para cerrar el 5-2 con una de sus ya temidas dejadas. Después de volver a ganar su servicio el boliviano, en el noveno juego cerró el partido el murciano dejando a cero a su rival.

Catorce días encerrado en un hotel para poder jugar en Melbourne

El peaje para jugar el Abierto de Australia a partir del día 8 de febrero es alto. Las medidas adoptadas por la organización obligarán al jugador de El Palmar a viajar este viernes hasta Melbourne, donde deberá estar catorce días en cuarentena, encerrado en un hotel con la única posibilidad de salir cinco horas al día para entrenar. Ese es el protocolo sanitario que ha puesto en marcha, que obliga a todos los participantes a llegar hasta la ciudad australiana con una PCR negativa y todos los días ser cometidos a controles durante la cuarentena obligada. Pero aún hay más, ya que si alguno de los acompañantes da positivo durante la cuarentena o el torneo, el tenista será considerado como contacto estrecho y tendrá que quedar también aislado.