La selección española masculina de balonmano partirá en la primera línea de candidatos a conquistar el título en el Campeonato del Mundo que acogerá Egipto desde hoy y al que los ´Hispanos' acuden como ´reyes de Europa' en busca de su tercera corona.

España vuelve a la acción en una cita de alto nivel y ahora, por la pandemia, ´aperitivo' de los Juegos Olímpicos de Tokio del próximo verano para los que ya está clasificada gracias a su oro continental de hace casi un año. No será en lo único en lo que haya afectado el coronavirus ya que la competición se celebrará a puerta cerrada, lo que arroja más incógnitas a las que ya de por sí trae la enorme competitividad existente en este deporte.

De todos modos, el equipo que dirige Jordi Ribera será uno de los rivales a batir en un Mundial que se desarrollará durante más de dos semanas, hasta el 31 de enero, con récord de 32 equipos y que tendrá un nuevo formato con una ronda más de cruces, lo que eleva la dificultad para llegar a la final de El Cairo.

El combinado nacional, campeón mundial en 2005 y 2013, llega a Egipto como actual doble campeona de Europa, como avala para mejorar sus dos últimas actuaciones, los cuartos de 2017 (quinto) y la séptima plaza de 2019. Para ello, Ribera ha apostado por su bloque del pasado Europeo, con 16 jugadores que fueron campeones, más el portero Sergey Hernández (Benfica) y al pivote Rubén Marchán (Ademar León) como novedades, el último como relevo de Julen Aginagalde, principal ausencia.

España comenzará su camino este viernes dentro de un complejo Grupo B, donde empezará ante Brasil para luego medirse a Polonia (domingo) y Túnez (martes). Los tres primeros pasan con los puntos obtenidos entre ellos a otra liguilla con los clasificados del A (Alemania, Hungría, Uruguay y Cabo Verde) y los dos primeros ya pasarán a los cuartos. Los anfitriones, entrenados por García Parrondo, serán los encargados de abrir hoy ante la Chile de Mateo Garralda.