¿Desde niño le ha dado al ciclismo?

Con seis años empecé en las Escuelas con la Peña Ciclista Guerrita. Fue por mi hermano y mi padre, que montaban en bici, los veía a ellos y también quise probar.

¿Y no le dio por otro deporte?

Sí, hasta los nueve años, como la temporada de ciclismo es de marzo a septiembre, también hacía fútbol. Estuve en la Nueva Vanguardia y jugaba de portero.

¿Cómo se le daba?

Pues se me daba bien, no era malo. De hecho, el año que dije que ya no seguía me llamó el entrenador para que me quedara e hice un año más por ellos, pero ya al siguiente sí que no seguí.

Vamos, que en su comunión le regalaron una bicicleta.

No, ya la tenía, pero el típico recuerdo de Comunión era una bicicleta de miniatura que en un rueda llevaba una foto mía y en la otra la fecha.

¿Y qué le enganchó de la bici?

Probé y como se me daba bien, ya gané mi segunda carrera, ¿pero a quién no le gusta ganar? Me enganchó, sobre todo, la competición, porque a mí lo que me gusta es competir, y como se me daba bien, pues adelante.

¿Cómo llevaba las derrotas?

Eso es lo malo. Desde pequeño me acostumbré a ganar porque siempre lo hacía, pero conforme te haces mayor es más difícil, y entonces a lo que te habitúas es a la derrota y cuando ganas es muy grande.

Fíjese si es difícil que le descalificaron en una carrera que ganó por entrar de la mano con un rival este mismo año.

Vaya, así pasó en Fortuna. Además, con el rival que entré fue el que había tenido durante todo el año en la Copa del España. Yo era el primer del ránking y él, segundo, y como era la última carrera en la categoría, decidimos entrar juntos. Como yo ganaba el Campeonato Regional y él la carrera, lo pensamos así, pero nos descalificaron y encima nos quedamos sin 500 euros en premios. Menuda tarde eché, me pegué la paliza para nada, pero de todo se aprende.

Competir es muy bonito, ¿pero cómo encuentra ganas para salir todos los días a entrenar?

Sobre todo por la motivación. Tener el objetivo de ganar y ser mejor cada día, es lo que te hace salir. Además, yo siempre busco salir acompañado con algún amigo y compañero y se hace mucho más ameno.

¿Quiénes son sus compañeros de entrenamiento?

Depende. Cuando estoy en Cieza salgo con trabajadores, pero también gente que compite en amateurs, y cuando estoy en mi casa, en Alcantarilla, a veces voy con la grupeta de Alejandro Valverde.

¿Vive a caballo de Cieza y Alcantarilla?

Sí porque mi novia es de Cieza y el invierno lo paso aquí, solo voy a casa los fines de semana.

Hace años estuvo en profesionales con el equipo de la Fundación Contador. ¿Hubo un momento en el que se desilusionó con el ciclismo?

Sí, cuando no me renovaron y tuve que volver al campo amateur, lo pasé muy mal. Ahí, como decías antes, perdí las ganas de salir a entrenar y la motivación. Había días que me vestía para salir a entrenar y me quitaba la ropa y no salía. Pero gracias a Alejandro Valverde, a salir con él e irme a su equipo amateur, me motivé otra vez, pero en esa época lo pasé muy mal.

Incluso se había marcado este año como límite, que si no pasaba a profesionales se lo dejaba.

Así es, si este año no pasaba, me lo dejaba. Va pasando una edad y al final tienes que decantarte por algo.

¿Se pueden compaginar estudios o trabajo con el ciclismo?

Estudiar sí, pero trabajar es imposible compaginarlo con el ciclismo. Tengo una edad donde necesito unos ingresos y no podía estar más tiempo así. Por eso me había marcado este año como límite. Ahora estoy haciendo el curso de preparador de alto rendimiento especializado en ciclismo porque mientras pueda quiero hacer algo relacionado con el deporte.

¿Existe compañerismo en el ciclismo?

Por supuesto. En el ciclismo el cincuenta por ciento es el equipo y el resto eres tú porque solo no podrías conseguirlo. Y fuera de la competición también nos ayudamos, hay más compañerismo que en otros deportes. Yo tengo la suerte de poder entrenar con Alejandro, Rojas, Luis León y Rubén Fernández. Cada uno hace su trabajo, pero la compañía hace que todo sea mucho más llevadero.

¿Se siente ahora más ciclista que cuando pasó hace año a profesionales?

Sí, mucho más hecho y preparado, sin duda.

¿Le vino la anterior oportunidad un poco pronto?

No, me habría venido mejor continuar porque habría madurado mucho antes. Lo hice bien, no estuve mal, pero como esto no son todo resultados...

¿Ser ciclista hoy en día es para supervivientes?

Se puede decir que sí porque aparte de ser bueno debes tener un padrino, como un poco en todo en esta vida.

¿Alguna vez ha tenido un padrino?

En la Fundación Alberto Contador sí que estaba bien, pero después la verdad es que no he tenido esa suerte. Por ejemplo, con los resultados que he conseguido esta temporada, debería estar en un equipo de superior categoría a la que voy a estar, pero así son las cosas.

¿Qué planteamiento le han hecho en su equipo?

Es un equipo nuevo, de categoría Continental, y no sabemos aún qué calendario vamos a poder hacer. Está todo un poco en el aire.

¿Cómo vivió el confinamiento, cómo se las ingenió?

La temporada 2020 fue de muchos altibajos, sobre todo emocionalmente. Si el año de un deportista tiene muchos vaivenes, este ni te cuento con el coronavirus. Pasé el confinamiento en Cieza, en la casa de campo de mi novia, que es un sitio muy tranquilo y con mucha paz. Estábamos un poco al margen de la realidad. Fíjate que aquí no tenemos ni televisión.

¿Cómo, que lo pasó sin televisión?

Así es. Aquí no hay nada, solo puedes salir a dar un paseo y no teníamos que estar ni con mascarilla. La verdad es que lo llevamos bastante bien mi pareja y yo, y lo pasé bastante mejor que si hubiera estado en Alcantarilla.

¿Y cómo se puede vivir sin tele?

La verdad es que no se echa de menos porque con el móvil estás muy conectado durante todo el día.

Es más, cuando estoy en Alcantarilla, la tele la pongo poco, para comer solo. Solo veo en Netflix películas y series, pero nada más.

¿Logra desconectar del ciclismo?

Me gusta desconectar siempre que puedo, que la cabeza esté pensando en otras cosas y que no tenga a todas horas el ciclismo presente.

¿Cómo afronta ahora esta nueva oportunidad?

Pues tengo que demostrar de nuevo que valgo y ahora contra los mejores del mundo. Es un reto que está ahí, siempre he querido tener esta oportunidad, y ahora que la tengo, intentar no desaprovecharla.

Hay muchos ciclistas hoy en día que trabajan mucho con los vatios. ¿Usted entrena fijándose en los vatios o en las sensaciones?

Mitad y mitad, a medias, sobre todo más sensaciones que vatios, y en carrera no se miran los vatios. Para entrenar sí que es una herramienta muy buena, pero en carrera, cero.

Dicen que es la gran innovación en el ciclismo.

La verdad es que sí, es una herramienta que nos está haciendo mejorar mucho, pero hay que saber utilizarla bien porque para entrenar es muy bueno, pero en carrera no hay que mirarlo tanto, es mejor ver tus sensaciones y dejarte de esas historias.

Cuando llega un final de carrera, donde se la está jugando, ¿qué mira ahí?

Ahí miras al de delante para morderle y que no se vaya. Ahí pones tu ritmo y a sufrir.

Vivir en una época con Valverde y Luis León, ¿es malo para gente como usted?

Pues sí. Fíjate Luis León, por ejemplo, que es un pedazo de ciclista, pero está menos valorado por tener a Alejandro Valverde cerca, que es un superclase que lo gana todo, y por eso a Luis León, José Joaquín y Rubén Fernández, por ejemplo, no se les valora tanto.

Hablamos mucho de la retirada de Valverde, pero Luis León tiene cuerda para rato.

Es que es buenísimo y ahora ha sido campeón de España, es que es tremendo. Es un ciclista que tiene hambre de seguir ganando y no se relaja para nada. Siempre está muy bien.

¿Se lleva bien con la báscula?

En competición sí, pero ahora en invierno me cuesta más, son malas fechas. Ahora estoy unos tres o cuatro kilos por encima de mi peso ideal, que está en 59,5 o 60 y mi mido 1,73. Incluso en el Valenciaga, la última prueba de la Copa de España, estaba en 58,5, pero eso es muy difícil, hacía tres años que no lo conseguía.

¿Y qué hizo en el confinamiento, cerrar el pico?

No, en el confinamiento estaba como ahora, en 63 kilos, y cuando dijeron que iba a empezar la competición, me puse en el peso.

¿Pero pasa hambre?

Sí se pasa hambre, un poco sí. Más que hambre es el deseo de querer comer dulce y no poder, pero en cuanto a cantidades sí que tomo las ideales porque si no comes no rindes.

¿Pisa mucho el gimnasio?

Sí, hago dos o tres veces a la semana, pero ya ha sido la última semana. A partir de ahora iré una vez cada dos semanas porque hay que bajar la intensidad.