Recuerdan a Edu. Recuerdan a aquel niño que se hizo famoso en 1997 gracias a una campaña publicitaria que se quedó grabada en la cabeza de todos los españoles. Recuerdan a aquel chaval que iba llamando a todos los contactos de su agenda para desearles feliz navidad. Seguro que lo recuerdan. Es más, seguro que en aquella época o en años posteriores se han hecho la gracia con el «hola, soy Edu, Feliz Navidad» que mucho tiempo después continúa formando parte de la historia televisiva de este país.

No sabemos que ha sido de Edu 23 años después de que saltase a la fama, lo que sí sabemos es que ya hay un candidato para sustituirle en esta Navidad 2020. Faltan diez días para la Nochebuena, y sin embargo, Víctor Curto ya lleva tres semanas enviando felicitaciones. Si frente al Yeclano lo hizo a distancia y a puerta vacía, en el día de ayer, ya se puso manos a la obra para desear felices fiestas al murcianismo, y lo hizo reivindicándose, demostrando una vez más que ni la edad ni los problemas físicos son incompatibles con ser de utilidad.

Apareció en el momento clave, batió a un Biel Ribas que todavía hoy se estará preguntando cómo sus defensas no fueron capaces de incautar un balón que cruzó toda el área hasta caer a los pies de un auténtico depredador, puso la guinda a una remontada que deja tres puntos y mucha moral en el vestuario de Nueva Condomina y, mostrando su nombre y su dorsal al fondo, mandó un mensaje a sus críticos, a todos aquellos que cuestionaron su renovación, a todos los que le han dando por muerto antes de tiempo.

Porque a lo mejor Víctor Curto no está para jugar 90 minutos, pero Víctor Curto no necesita 90 minutos para ser importante. Lo demostró en Yecla cuando saltó al terreno de juego en el 81 y en el 89 ya andaba de celebraciones. Lo confirmó en el derbi de ayer frente al UCAM Murcia cuando pisaba el césped en el 70 y en el 79 ya había montado la fiesta. Nunca ha sido titular hasta ahora, se ha quedado en blanco en dos partidos de ocho, pero en los 88 minutos que ha aparecido, ya ha sumado dos goles, dos tantos que han valido la victoria.

A la vez que Víctor Curto aprovechaba el último partido de este extraño 2020 para felicitar la Navidad al murcianismo, el UCAM Murcia se marchaba a casa con cara de tonto. Todos en La Condomina sabían que antes o después iba a llegar, que la primera derrota de la temporada estaba demasiado cerca, que era imposible alargar por más tiempo la condición de invicto, sin embargo nadie quería que fuese concretamente en el derbi capitalino, nadie quería que llegase en un partido que perdió más el equipo de Salmerón por sus deméritos que ganó el de Adrián por sus virtudes.

Y es que al descanso los visitantes lo tenían todo a favor. En una primera parte poco vistosa, en una primera parte en la que los entrenadores habían sacado su lado más conservador, el UCAM solo había necesitado un par de acercamientos para que Charlie Dean estrellase un balón en la madera y para que Rafa de Vicente, con la colaboración exclusiva de Tanis Marcellán, pusiese el 0-1 en el marcador.

Como en esas series en las que se recurre a algún personaje famoso para que haga un cameo, el meta grana fue más protagonista en el primer gol del partido de lo que se esperaba. Aprovechaba De Vicente un despeje para apretar el gatillo y sacar un disparo normalito que se envenenó cuando el portero murcianista volvió a demostrar que le viene grande la portería del Real Murcia.

Aunque el marcador engañaba, aunque nadie había merecido desnivelar la balanza, el 0-1 de Rafa de Vicente es lo mejor que le pudo pasar al partido, especialmente para un Real Murcia que se liberó al verse por detrás en el electrónico. Nada más volver de vestuarios Adrián Hernández rompía el trivote -Abenza y Youness seguían en el campo y Yeray se quedaba en el banquillo- y los murcianistas se sentían más cómodos.

No mejoraron en las acciones a balón parado. Al igual que ante el Córdoba no eran capaces de aprovechar las numerosas faltas de las que dispusieron. A la vez que desperdiciaban estas acciones, el UCAM se iba cargando de amarillas. Hasta siete tarjetas vieron los universitarios en un encuentro poco vistoso, pero nada violento. Pero la insistencia de David Segura por la banda coincidió con un mal día de una defensa que hasta ese instante solo había encajado dos goles.

Dejaron primero a Sandoval servir a Pedrosa para que batiese a Biel Ribas y permitieron después que el balón encontrase a un Víctor Curto que no acostumbra a fallar esas ocasiones.

Cuando el catalán puso el 2-1, el UCAM Murcia ya se sabía perdedor. Puede que los universitarios hayan demostrado cientos de veces que tienen muchas vidas extras, pero ayer no era el día. Ayer lo tenían todo a favor, ayer De Vicente, justo cuando Santi Jara tenía que abandonar el terreno de juego por lesión, lo puso a huevo para que los universitarios sacasen su librillo y defendieran el 0-1, ayer incluso el 1-1 valía más a los visitantes que a los locales... pero ni con todo a favor supieron defender lo conseguido. Tampoco con todo en contra fueron capaces de sacar su mejor cara. Y eso que Jauregi hizo temblar al murcianismo cuando el reloj ya marcaba el minuto 97.

No se escapó finalmente la victoria. El Real Murcia se marchó de vacaciones con una sonrisa y con Víctor Curto repartiendo felicitaciones navideñas. Los únicos a los que no les sentó bien el partido de despedida de 2020 fueron Sandoval, al que Adrián dejó marcado y mucho cuando le retiró del terreno de juego 25 minutos después de darle la alternativa; Tanis Marcellán y un Youness, que se autoexpulsó en el último suspiro.