Mereció más el Real Murcia, pero se quedó con cero puntos en el primer partido en el que los aficionados regresaban a Nueva Condomina después de ocho meses. Un gol de Willy Ledesma decantó el choque a favor del Córdoba y condenó a la derrota a un equipo grana que en la segunda parte tuvo la igualada desde el punto de penalti, pero el lanzamiento de Chumbi fue directamente a las manos de Becerra.

No le afectó al Real Murcia sentirse observado por miles de ojos cuando el colegiado señaló el inicio del choque. Era el primer partido con público después de ocho meses, era la primera oportunidad en la que algunos jugadores se encontraban con los aficionados, pero a los futbolistas granas no les pesó en las piernas. Tampoco enfrentarse a un Córdoba que en antes del descanso del Córdoba solo tenía la camiseta y el escudo, porque nadie vio sobre el césped de Nueva Condomina a la bestia de la que todo el mundo hablaba antes de que comenzase la Liga.

Llegaban los andaluces con nuevo entrenador. Solo tres días había tenido Pablo Alfaro para preparar el partido con los suyos. Muy pocos. Y con el tiempo tan escaso, la consigna parecía clara. Presentar batalla a la espera de una oportunidad. No rehusó el Real Murcia a la propuesta visitante. Plantó cara. Mucha intensidad y más pelea, hasta dar un paso más que el rival. El esfuerzo no tuvo la recompensa suficiente. No dieron los de Adrián Hernández ni un respiro a los de Alfaro y, además, disfrutaron de ocasiones para llegar al área y hacer daño, pero no fueron capaces de mirar a los ojos a Isaac Becerra, el único jugador visitante que tuvo un principio de la tarde más o menos tranquila.

La intensidad del Real Murcia por presionar muy arriba hasta ahogar al Córdoba se vio pronto. Se vio tan pronto que a las primeras de cambio los visitantes se sintieron superados en el terreno de juego, y se dedicaron a responder con continuas faltas. Tanto, que la defensa se cargó de amarillas y el partido se llenó de interrupciones. Era más una batalla en el centro del campo que un partido de fútbol.

Al ritmo de Abenza, un futbolista que empieza a marcar las diferencias a la vez que Youness se apaga, el Real Murcia desnivelaba la pelea. La defensa no sufría, Tanis posiblemente se sorprendía del nulo poder ofensivo del rival y el almeriense manejaba el balón, pero una vez más falló lo de siempre. Solo David Segura es capaz de poner un poco de luz, pero no es suficiente.

Apenas encontró el Real Murcia al '7'. Tampoco a Pedrosa. Y Toril y Chumbi se perdían en una batalla que también llegaba al área del Córdoba.

Estaba haciendo bien las cosas el Real Murcia a la hora de sujetar al Córdoba. Sin embargo, no supo leer las buenas oportunidades que tuvo a balón parado. Con la defensa llenándose de tarjetas y los granas disfrutando de faltas a favor, los balones al área no encontraban rematador.

Las dos ocasiones más claras de los primeros 45 minutos fueron para el Murcia, y en ambos estuvo presente Alberto Toril, un jugador que da mucho más que goles. En la primera de ellas se coló en el área y cuando ya guiñaba un ojo a Chumbi, Djecei se cruzó en su camino para estropear un pase perfecto. Más clara fue la del 42, cuando envió fuera un balón que llegaba perdido en busca de dueño y que el mallorquín no supo mimar en sus piernas.

Del Córdoba, quitando las numerosas faltas y que nunca supo quitarse de encima la presión del Real Murcia, poco se vio en la primera parte. El exgrana Javi Flores no daba señales de vida y los detalles de Mario Ortiz no eran suficientes.

Si la primera parte había sido una especie de batalla por marcar territorio, en la segunda llegaron las emociones fuertes, y en apenas siete minutos el Córdoba demostró al Real Murcia su realidad. La calidad vale cara y resuelve partidos complicados.

No había aparecido Javi Flores. Apenas había podido moverse Mario Ortiz. Pero a la primera que encontraron un hueco, el cielo se despejó para los visitantes. Se vio incluso cuando el balón estaba lejos del área. Encontraron espacio, combinaron y abrieron a un Moutinho que solo llevaba unos segundos en el terreno de juego. No necesitó más. Su centro al área fue rematado por Willy, dejando en silencio un estadio que esta tarde si tenía espectadores, concretamente 2.728 aficionados.

Fue un mazazo. Un duro golpe. Un inconveniente de esos que muchas veces te hacen bajar los brazos. Pero el Real Murcia es más de frases motivadoras. Y no se rindió.

Con los aficionados empujando desde la grada, con un estadio recobrando vida y con Pablo Haro recién salido al terreno de juego y con ganas de demostrar cosas, por fin se pisó el área. Rozó el gol Chumbi y tembló el Córdoba, tanto que en el 72, el árbitro pitaba penalti a favor de los granas.

Era la oportunidad perfecta para demostrar que el Real Murcia no está de esparring, para hacer ver que el Real Murcia quiere luchar por liderar la clasificación, le pese a quien le pese. Sin embargo, los murcianos se autohirieron a sí mismos. Chumbi no tuvo su día. Su disparo fue directamente a la manos de un Isaac Becerra que apenas tuvo que moverse del sitio.

Siguió el Real Murcia achuchando y buscando el tanto del empate, pero el marcador no se movió. Sí tembló el larguero, cuando Víctor Curto, ya en el tiempo de descuento, estrelló un balón en la madera tras el saque de una falta. El Real Murcia se quedó sin puntos y sin Alberto Toril, que fue expulsado en los últimos segundos.