En muchas ocasiones es mejor retroceder para poder avanzar después. El retorno al punto de partida puede convertirse en un aliciente y una inspiración para dar un impulso y corregir la situación actual. Sobre todo cuando se han encadenado seis encuentros consecutivos sin ganar en los que solo se ha sido capaz de sacar uno de los últimos 18 puntos en juego que te han hecho caer en picado en la tabla hasta coquetear de forma peligrosa con los puestos de descenso. El Cartagena visita este sábado el estadio en el que logró el ascenso hace cuatro meses y medio y tratará de reaccionar ante el Málaga para poner fin al mal estado de forma que arrastra.

La madrugada del 19 al 20 de julio del 2020 está ya en los libros de historia del fútbol cartagenero. El Cartagena logró en una calurosa noche de verano y con una agónica tanda de penaltis el ascenso a la categoría de plata después de ocho temporadas en el pozo de la Segunda División B y once después del último ascenso. La mano de Marc Martínez supuso el retorno de un equipo que se había llevado varios batacazos en los años anteriores, al fútbol profesional.

Este fin de semana un Cartagena bastante cambiado vuelve al césped de un estadio que también ha pasado a la historia. Después de Alcoy, Málaga se convirtió en la ´tierra prometida´ de todo aficionado del Cartagena con la hazaña lograda en La Rosaleda y esperan que sea un punto de inflexión para lograr cambiar la dinámica.

Mismo lugar, objetivos ambiciosos, pero con muchas cosas diferentes que han ido cambiando por el camino. Por supuesto, cambia la categoría y cambia el rival. Si bien es cierto que el Cartagena se midió en su momento a un equipo blanquiazul -de amarillo aquel día- no se verá las caras el sábado frente al Atlético Baleares. El Málaga será el rival que tengan los albinegros y será frente a ellos ante quienes traten de romper la mala racha de resultados que se atraviesa.

También ha cambiado mucho la plantilla. Pocos jugadores se mantienen en el once titular desde aquella noche de julio. Solo Andújar, Carrasquilla, Elady y Jurado siguen siendo esenciales en el esquema de Borja. Por el camino ha llegado un tal Rubén Castro a jugar en el puesto que ocupó Vinicius Tanque, Álex Gallar para jugar en lugar de Cayarga o De la Bella para sustituir a un Forniés que está teniendo un papel secundario.

Además, es llamativo también el cambio de una de las piezas clave. Marc Martínez vuelve al lugar donde se encumbró y erigió como héroe del ascenso parando el decisivo penalti, pero lo hace habiendo perdido la titularidad en los últimos encuentros en detrimento de Marcin Bulka. La derrota en Mirandés fue el momento elegido por el abulense para hacer el cambio en la portería que hace que la figura más recordada aquel día vea -lo más seguro- el partido en el banquillo.

También es muy diferente la situación de Borja Jiménez al frente del banquillo albinegro. Si bien en julio se convirtió en uno de los pocos entrenadores en conseguir dos ascensos consecutivos y en el encargado de llevar al Cartagena a Segunda División después de muchos intentos fallidos, este sábado lo hace en condiciones muy diferentes. Podría ser una de las últimas oportunidades del técnico en el banquillo si no se consigue enderezar la situación a pesar de que desde el club se haya insistido en numerosas ocasiones en que es el indicado para el puesto. Oportunidad para renacer en La Rosaleda.

El empate entre el Real Oviedo y el Alcorcón, dos rivales directos en la lucha por no caer en puestos de descenso del FC Cartagena, permite a los albinegros afrontar la jornada del fin de semana fuera de la zona de peligro, pero con la amenaza de estar a menos de un partido si no se dan los resultados mañana, a las 20.30 horas (Movistar +), en la Rosaleda frente al Málaga al ser decimosexto con 16 puntos en su casillero. El Real Oviedo y el Alcorcón firmaron tablas (1-1) en un duelo en el que ambos equipos pudieron llevarse los tres puntos en el último suspiro, pero en el que finalmente los goles de Hugo Fraile, de penalti a tres del final, y de Sangalli, en el añadido, sellaron la igualada.

El choque lo dirigió tácitamente un Alcorcón cómodo y ordenado sin balón, que supo mantener una presión lo suficientemente intensa como para dificultar los intentos del conjunto azul por convertir la posesión en peligro.

Los alfareros fueron los únicos en buscar portería la portería rival en la primera media hora de partido, primero con un disparo del ex oviedista Boateng que se fue fuera por poco y después con disparo de Marc Gual a pase de Laure que acabó atajando Femenías. Sin embargo quien perdonó al filo del descanso fue Juanjo Nieto, que tras una jugada de Nahuel y una dejada al segundo palo de Sangalli, estrelló su disparo franco contra la madera.

En la segunda mitad el Alcorcón no retrasó su línea de presión e intentó buscar frescura en ataque dando entrada a Ernesto y a Barbero, algo que intentó también José Ángel Ziganda en la zaga local introduciendo a Obeng y a Rodri como referencia ofensiva. La alegría de los visitantes duró poco porque el conjunto azul devolvió el golpe en la siguiente acción y Sangalli selló el empate de nuevo batiendo a Dani Jiménez tras un barullo en el área alfarera. El añadido acabó siendo de infarto y solo el travesaño primero y una gran mano después de Femenías evitaron que Juanma Bravo firmase la victoria visitante.