Cuando la cuenta atrás del reloj que anunciaba el inicio de temporada en Segunda B se acercaba a cero, pocos en Nueva Condomina confiaban en los delanteros elegidos por Julio Algar para una temporada que se antoja decisiva. Tanto en los despachos, donde buscaban a la desesperada un fichaje estrella, como en el vestuario, donde Adrián Hernández y Chumbi aireaban su desamor casi sin necesidad de que les preguntasen, pocos comprendían la decisión del director deportivo de mantener las mismas caras en el ataque.

Fueron días en los que en Nueva Condomina se sacó el tapete para jugar una partida de póker. Mientras que Julio Algar confiaba en sus cartas; cuentan que Adrián Hernández llamaba y llamaba a Isi Ros sin éxito a la vez que lloraba la salida de Álex Melgar; que Emilio García se atrevía a soñar con Elady Zorrilla y que algún otro directivo se comprometió a hacer un esfuerzo por conseguir a Aketxe del UCAM Murcia.

No llegó Elady ni Isi Ros. Tampoco Aketxe. Se cerró el mercado y el Murcia se quedó sin fichaje estrella en el ataque. Tocaría jugarse el todo por el todo con las cartas elegidas por Julio Algar, y, tras seis jornadas disputadas, el director deportivo murcianista toma ventaja.

Aunque en los grandes torneos de póker ya no se permite enseñar las cartas, el madrileño no ha dudado en ir dando detalles, hasta demostrar que no iba de farol. A las primeras de cambio descubrió a Chumbi, ´pichichi´ con cuatro goles; después mostró a Alberto Toril, una de sus primeras apuestas, y ayer, por fin, empezó a sacar rentabilidad a la renovación de un Víctor Curto que ni necesita estar al cien por cien ni necesita muchos minutos para seguir dando puntos al Real Murcia.

Porque ayer, cuando Álvaro Moreno puso el empate en el marcador y dio un punto que parecía poco probable, pocos confiaban ya en ver una victoria. Demasiado cercano estaba el recuerdo de lo sucedido en el campo del Betis B, donde los granas se volvieron de vacío después de llegar a igualar el encuentro, para volver a arriesgarse a cometer el mismo error. Sin embargo, solo cuatro minutos después de que el central de Cabezo de Torres pusiera algo de color a la tonalidad gris en la que se estaba convirtiendo el partido, Víctor Curto aprovechó un centro de Silvente y una asistencia de Toril para guiñar un ojo a Julio Algar y dejar a todos pensando en la posibilidad de que el director deportivo murciansita tenga en sus manos una escalera real.

Habrá que seguir atentos a la jugada, habrá que seguir pendiente de si realmente Chumbi es el As; de si Alberto Toril está preparado para dar el salto y ser el Rey, o si Curto, a sus 38 años, podrá mantenerse en el podio y ejercer de reina. Pero, tras seis jornadas, parece que los delanteros del Real Murcia no van de favor. Ayer, en Yecla, Chumbi se cayó a las primeras de cambio. A los seis minutos sufría un fuerte golpe en la cabeza. Solo ver la caída ya asustaba. Se levantó, se refrescó un poco y quiso continuar, pero diez minutos después tuvo que abandonar el campo para acabar en el hospital.

No le sentó bien al Real Murcia el cambio tempranero. No encajó quedarse sin su referencia en punta. La decisión de Adrián Hernández de apostar por Pedrosa no fue la más acertada. El canterano empachaba ya una zona por la que se movían Domi y Júnior, novedades en el once.

El aviso en el minuto 13 de Alberto Toril, que estrelló un balón en el palo, se quedó en nada. El partido avanzaba sin noticias destacables. Yeclano y Real Murcia ponían intensidad y peleaban en el centro, aprovechando cualquier espacio para pisar área, pero ni unos ni otros estaban inspirados en los últimos metros.

Los azulgranas fueron ganando terreno conforme se acercaba el descanso, obligando a Tanis a desperezarse para sacar una mano milagrosa a un remate de Iker Torre, nadie merecía que se moviese el marcador.

Como ya sucediera el miércoles pasado ante el Betis B, Adrián Hernández aprovechaba el descanso para corregirse a sí mismo. Retiraba a Domi y apostaba otra vez por dos delanteros. Alberto Toril volvía a tener compañía, en este caso, Silvente.

No encontró el Real Murcia su juego. Todos siguen esperando que los granas despejen de una vez los nubarrones y empiecen a dejar mejores sensaciones. Pero no parece esta la temporada de las sensaciones en Segunda B. Ni en el Real Murcia ni en la mayoría de equipos del subgrupo B del Grupo IV. Esta es la temporada del sálvese quién pueda, y de momento los granas, a trompicones, han demostrado que no están tan mal como parecía. Y eso que cuando Chino, con ayuda de Youness, batía a Tanis Marcellán, otra vez las señales de alarma empezaron a sonar en un club que ya no sabe diferenciar entre los simulacros de incendio y los incendios verdaderos.

El 1-0 hubiese sido decisivo en un 90% de partidos. Sobre todo porque el Real Murcia no daba más de sí. Ayer merodeó más el área que otras veces, pero parecen temblar los granas cuando toca tomar decisiones y dar el último pase. Solo Júnior fue capaz de encontrar a Pedrosa pero no estuvo acertado en el remate el canterano.

Decía que el 1-0 hubiese sido decisivo en el 90% de los partidos, pero si hubiésemos recurrido al Big Data, hubiese quedado claro que en La Constitución esta temporada no hay nada decisivo hasta que el colegiado señala el final del partido.

Si el Real Murcia es el equipo más goleador del grupo; el Yeclano posiblemente sea el que más encaja en los diez minutos finales. Le marcó El Ejido 2012, le robó un punto primero el Lorca Deportiva y después el Betis B. Y la lógica, por una vez en el fútbol, se cumplió. Álvaro Moreno se elevó al cielo para conseguir el empate en el 85. Viendo la tranquilidad con la que los jugadores murcianistas celebraron el gol, pocos imaginaban que el marcador volvería a moverse. Por méritos de uno y otro tampoco parecía justo que se moviese. Pero se movió.

Fue en el 89 cuando Víctor Curto, que llevaba ocho minutos en el terreno de juego, demostró que no quiere ser un figurante en la película de esta temporada. Centró Silvente, asistió Alberto Toril y Curto sentenció un partido que eleva al Real Murcia al segundo puesto y que deja a un Yeclano sin saber ganar y hundido en la clasificación.