Era obvio que se trataba de una racha, de unos resultados irreales y de una dinámica muy positiva que iba a costar mucho mantener en el tiempo. El FC Cartagena venía de cosechar una serie de resultados muy positivos en el mes de octubre y ya se avisó desde el cuerpo técnico y desde el vestuario que no iba a ser sencillo mantenerlo, ni siquiera acercarse a lo obtenido. Sin embargo, lo que no esperaba nadie era que el conjunto dirigido por Borja Jiménez experimentara el capuzón que ha sufrido en los últimos encuentros. Dos caras, dos versiones y un mismo equipo que parece haber cambiado en intensidad, en capacidad de entendimiento y en acierto en cuestión de días.

El Cartagena ha pasado de estar en la zona alta de la tabla peleando por meterse en los puestos de play off a hundirse y estar más cerca del descenso. Eso sí, se mantiene a cinco del sexto puesto y a cuatro del primer equipo que marca el farolillo rojo -aunque quedan equipos por recuperar partidos-. Aun así, los albinegros están cuajando un mes de noviembre que está dejando fríos a todos los aficionados.

Cien por cien de derrotas

Podemos hacer un extenso análisis de qué le está sucediendo al Cartagena en las últimas semanas para encontrar los motivos por los que ha dejado de carburar de forma tan radical. Sin embargo, todos los argumentos empezarían apoyándose en el mismo dato. De los tres encuentros disputados en el mes de noviembre por el conjunto albinegro, tres han terminado con derrota. Tres partidos en los que, por si fuera poco, se ha caído frente a rivales que están destinados a ser rivales directos por lograr la permanencia. Logroñés, Castellón y Mirandés se han merendado a los de Borja en tres semanas consecutivas que han cambiado por completo el panorama.

Estas derrotas vienen acompañadas, además, por una gran cantidad de goles que Marc Martínez ha visto cómo se introducían en su portería. Hasta en siete ocasiones el guardameta catalán ha tenido que recoger el balón del fondo de las mallas en los tres últimos encuentros. Unos datos que contrastan de forma alarmante con los recibidos en el mes de octubre. De hecho, en siete partidos jugados ese mes, el Cartagena encajó un tanto menos que en solo tres en el presente. Es decir, se ha pasado de encajar 0,85 goles por partido a recibir 2,33 cada vez que ha saltado al terreno de juego. Unas cifras que reflejan a la perfección el cambio de viraje y el desplome que han sufrido los jugadores y el cuerpo técnico comandado por el abulense.

No solo en defensa, sino también en ataque queda patente esto, ya que de anotar 1,85 goles por partido, se ha pasado a ver puerta 0,66 veces por encuentro. Cierto es que se está llegando, pero de momento se ha perdido el olfato goleador.

Los puntos no engañan

De séptimo al decimosexto puesto. En pocos días se ha pasado de estar arriba a estar más pendientes de los que viene por detrás. Síntoma inequívoco de que los resultados no han acompañado. Solo hay que echar un vistazo a la diferencia de cómo se empezó el mes de octubre y cómo ha echado a andar el de noviembre. El Cartagena arrancó el décimo mes el año logrando la que era su primera victoria en la categoría después de las tres derrotas con las que arrancó. Los goles de Elady y de Rubén Castro en el Cartagonova le sirvieron para superar al Lugo y sumar los tres primeros puntos. Solo una semana después, El Toralín iba a ser el escenario en el que el Cartagena iba a confirmar su mejoría. Dos mazazos de Jurado y Elady sellaban el segundo triunfo y firmaban un arranque de mes inmejorable.

Un mes después, la imagen es radicalmente opuesta. Logroñés, Castellón y Mirandés han logrado tumbar a los albinegros y el casillero de puntos por el momento se queda a cero. Cifras paupérrimas -evidentemente-, pero que lo son aún más si los ponemos al lado de los 14 de 21 que se consiguieron en octubre. Muchas cosas han cambiado y muchas cosas tienen que volver a cambiar.