Sábado a las cuatro de la tarde. Anduva. El Cartagena afronta uno de los encuentros más trascendentes desde que puso los dos pies en Segunda División. No por el rival, no porque sea definitivo ni porque depende que un objetivo importante se cumpla o deje de cumplir en función del resultado obtenido. Para darse cuenta de la importancia que tiene la visita a tierras castelleno-leonesas este fin de semana deberíamos mirar un poco más allá, pero también echar la vista al retrovisor del vagón albinegro que tiene como destino final la salvación.

Hay que mirar atrás porque las dos últimas derrotas han frenado lo gran progresión que, tanto en juegos como en resultados, había mostrado el conjunto de Borja Jiménez en las semanas anteriores, habiendo logrado enganchar una racha de 14 de 21 puntos posibles. Estos resultados han hecho que se pase de estar en una posición privilegiada a estar más pendientes de mirar abajo para no meterse en problemas. Y hay que mirar más adelante para darse cuenta de que no puntuar en el feudo del Mirandés puede convertirse en un problema si tenemos en cuenta la dificultad añadida que tendrán los siguientes tres enfrentamientos en los que esperan rivales que son prácticamente de otra categoría.

Oportunidad de desquitarse

Parece una frivolidad hablar de partidos asequibles en el lugar en el que se encuentra el Cartagena. Y de hecho, lo es. El encuentro de este fin de semana no va a ser ni mucho menos sencillo en un estadio que no tiene fama de ser precisamente agradable. El Mirandés será la vara de medir para los de Borja Jiménez tras las derrotas cosechadas en las dos últimas jornadas ante el Logroñés y ante el Castellón. Precisamente, eran esos los encuentros de su "propia liga" los que le han hecho pegar un frenazo en seco el oposición a la buena imagen y sensaciones que estaba mostrando el equipo hasta el momento. Y precisamente han sido esos dos malos resultados los que han hecho que se deje de mirar arriba, para pasar a mirar con cierto respeto hacia abajo.

De ahí que este partido sea una oportunidad para desquitarse de los dos últimos golpes sufridos y un reto importante en el que es uno de los momentos más duros en cuanto a resultados solo superado por esas tres primeras jornadas de liga en las que la plantilla ni si quiera se había habituado a la competición. Supone además tratar de coger ventaja con uno de esos que se supone que a final de temporada serán rivales directos para luchar por el objetivo de la salvación. Más aún si tenemos en cuenta que el conjunto rojillo está solo un punto por encima de los albinegros a estas alturas de la competición.

El último del mismo mundo

Sin embargo, el secreto que esconde este partido reside en los que viene después. El de Miranda será el precedente de un carrusel de encuentros más complicados -aún si cabe-. Mallorca, Rayo Vallecano y Espanyol son los rivales que esperan a los de Borja Jiménez en las siguientes jornadas. Hablamos de los que a día de hoy son los dos primeros clasificados en la tabla y de un Rayo que -a pesar de estar noveno- siempre tiene el objetivo de estar arriba.

Sabiendo que va a ser mucho más complicado sacar resultados positivos en dichos enfrentamientos, se pone de relieve la necesidad de puntuar en Anduva para no tener que mirar con mayor preocupación al descenso.