Germán Romera era un joven futbolista con muchos sueños cuando supo que era diabético. Durante un entrenamiento sufrió un desmayo. Días después le comunicaron que tendría que vivir toda la vida inyectándose insulina. Durante estos años, este moratallero que trabaja como guardia de seguridad se ha implicado en la lucha por normalizar a todas esas personas que como él tienen que controlar todos los días el nivel de azúcar en la sangre. Dejó el fútbol y se adentró en el mundo de las carreras populares, donde ha logrado destacados resultados, demostrando a todos que la diabetes no es una enfermedad.

En 2020, debido a la pandemia, apenas había podido competir. Desde que en marzo estuvo en la Transgrancanaria, no se ha puesto un dorsal. Pero hace unos meses se planteó un reto. Todo empezó como una broma, pero Germán Romera se planteó correr durante 12 horas en una cinta bajo el lema 'Yo sudo por la diabetes'. Primero diseñó esta aventura pensando en realizarla al aire libre, pero tuvo que cambiar sus planes para terminar llevándola a cabo sobre una cinta en el Palacio de los Deportes, por donde pasaron durante el día para animarle niños que también padecen la diabates y a los que se discrimina para realizar ciertas actividades solo por ello.

Romera demostró que los diabéticos pueden hacer todo lo que se planteen, que no son enfermos. Durante todo el reto mantuvo los niveles de glucosa entre 120 y 140, cifras espectaculares para el esfuerzo que estaba realizando. Solo vivió un momento de crisis, después de comer, a la hora de la siesta, pero se recompuso y logró retomar el excelente ritmo que había mantenido hasta ese momento. «Se me iba la cabeza, pero he conseguido remontar», explicaba ayer a esta Redacción justo unos minutos después de bajarse de la cinta, donde no dejó de correr ni siquiera para ir al aseo.

El reto también tenía el objetivo de recaudar fondos mediante la adquisición de camisetas y pulseras para Adirmu, una asociación que trata de cuidar a personas con diabetes y a mejorar su calidad de vida. Pero el principal reto era dar visibilidad a la lucha contra esta patología y seguir en una lucha donde Germán Romera ha librado varias batallas, como la que emprendió y ganó hace unos años contra una norma que impedía a los diabéticos presentarse a las oposiciones a las cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Esa la ganó y ayer unió otra más a su curriculum, ya que demostró a todos que es posible hacer deporte de alto nivel pese a tener que controlar todos los días los niveles de glucosa en la sangre.