El Real Murcia iba a debutar en liga el 18 de octubre, pero apareció el coronavirus y lo evitó. El estreno se aplazaba al 25 de octubre, pero el coronavirus volvió a evitarlo. Tras dos fiascos, la temporada 20-21 empezaría este domingo, y ya nadie lo evitó. Sin embargo, como ocurre en el cuento de Pedro y el lobo, después de dos avisos que no se hicieron realidad, cuando realmente el colegiado señaló el inicio de la temporada para los murcianistas, Adrián Hernández y sus chicos consideraron que era una falsa alarma y se tomaron el día de su debut como un simulacro o como un partido más de verano. Porque poco se diferenció el choque de ayer, en el que había tres puntos en juego, al que se disputó el 17 de octubre ante el Alcoyano, amistoso fijado después de que se aplazara la jornada 1 por el brote de contagios en el Recreativo Granada.

Como cuando en los colegios suenan las alarmas de incendio previo aviso a profesores y a alumnos, que saben que toca simulacro, el Real Murcia se lo tomó con tanta calma que parecía que no había absolutamente nada en juego. Solo Chumbi, muy activo en la primera media hora, supo buscarse la vida en el área y sacar petróleo de las dos conexiones -por llamar de alguna manera a algún pase decente- que pudieron completar sus compañeros.

Ni adelantarse en el marcador a los 25 minutos ayudó a nada. Cuando Chumbi batió a la tercera a Alfonso con un disparo cruzado apareció una pequeña esperanza. Si con un juego tan espeso y tan poco desahogo en todas las líneas, el aguileño había puesto por delante a los suyos, la tarde podía pintar bien para los granas. Pero nada más lejos de la realidad. Solo dos minutos después, cuando Eliseo puso el empate tras un remate de cabeza que Tanis prefirió contemplar antes de actuar, se confirmó que un punto era lo máximo a lo que podía aspirar un Real Murcia ininteligible ni del derecho ni del revés.

Desde que el 20 de agosto comenzase el Real Murcia la pretemporada han pasado ya dos meses y medio. Dos meses y medio, si se ha trabajado bien, son suficientes para llegar con las ideas claras al inicio de la temporada, sin embargo, después de no sé cuántos partidos amistosos y de un fiasco en la Copa Federación, dio la sensación de que Adrián Hernández solo tiene un recurso.

De golpe, el nuevo Real Murcia fue el viejo Real Murcia, y el técnico grana, como el que intenta sacar un conejo de la chistera sin darse cuenta que no hay conejo ni chistera, recuperó la defensa de tres, apostando por las bandas y dando libertad a un Navas al que nadie vio y a un Iván Pérez que va a pasar a la historia por ser el futbolista que más minutos acumula en la historia del club sin merecerlos.

Si la estrategia de Adrián Hernández salió bien fue para el Sevilla Atlético, porque al Real Murcia le favoreció poco o nada. Ni una sola vez se vio en acción a Navas o a Pablo Haro, decepcionantes ambos, y solo una subida de Iván Pérez acabó bien, gracias al acierto de Chumbi.

El Real Murcia de las alas, no tuvo alas ni en el minuto 1, ni en el 5 ni en el 30 ni en el 70. Porque el Real Murcia de las alas se vio envuelto en una batalla en el centro del campo de la que pocas veces fue ganador. El Real Murcia de las alas, más viejo que nuevo, engulló además a las primeras de cambio a un futbolista joven como Pedrosa. El canterano fue titular, como en un intento de Adrián Hernández de encontrar rápidamente un Víctor Meseguer al que agarrarse, pero al joven jugador, al que plantaron por dentro, no fue la lanzadera que los granas necesitan como el comer y que ni ficharon la temporada pasada ni parece que han fichado esta.

Y para añadir sorpresas al once, ni Júnior, el futbolista que llegó para esa posición huérfana, ni David Segura, de los pocos que había dejado detalles en pretemporada, estaban en el once titular.

Considerando lo complicado que es escribir la crónica de un primer partido, teniendo en cuenta lo difícil que es sacar conclusiones que en tres semanas pueden quedar completamente destrozadas, el Real Murcia que ayer se vio sobre el césped de Nueva Condomina ya puede mejorar y mucho si no quiere complicarse la vida y tener que meterse en la pelea en el barro que disputarán los equipos que acaben esta primera fase de la temporada del cuarto al sexto clasificado.

Cuando el marcador reflejaba el primer cuarto de hora, mirabas al reloj y te quedaba la esperanza de que todavía había mucho tiempo pendiente para mejorar. Cuando Chumbi en el 25 abrió el marcador, las sensaciones de que a veces la vida trae sorpresas eran más que evidentes. Pero cuando llegó el descanso y el Real Murcia se marchó al vestuario pidiendo la hora, de repente daba la sensación de estar en una fiesta de Halloween, donde todo daba mucho miedo.

Daba miedo Tanis, que viste la camiseta grana sin tener nivel para ello y que ayer lució el brazalete de capitán en una nueva puñalada a la historia. Daba miedo una defensa que temblaba como un flan cada vez que los sevillistas pisaban el área, con Edu Luna y Miguel Muñoz incapaces de despejar un balón y más pendientes de cubrir los socavones dejados por unos laterales que parecían disfrazados de fantasmas, porque no se dignaba a comparecer. Pero para miedo, el centro del campo. Ni un balón filtrado recibieron los delanteros. Ni un balón en condiciones se abrió a las bandas. Bastante tenían Youness, de lo mejorcito del equipo, y Yeray, que se hizo invisible en la segunda parte, para cortar cualquier intento de juego de los sevillistas y frenar a un Carlos Álvarez que solo necesitaba entrar en contacto con el balón para que se encendiesen las alarmas del estadio.

De una primera parte mala se pasó a una segunda mitad para olvidar. Cuarenta y cinco minutos que dejaron retratados a los granas incluso antes de empezar. Y es que ayer, a falta de calidad, los murcianistas no fueron capaces ni de sacar la intensidad. Como cuando vuelves de unas vacaciones y el primer día de trabajo se te hace muy largo, los de Adrián Hernández, que llevan desde marzo sin competir en liga y que acumulaban dos meses de pretemporada, ya pedían la hora en el minuto 60. Solo había que fijarse en la tranquilidad con la que afrontaban cada saque de banda o en los segundos que perdían cada vez que había que reiniciar un partido en el que hubo momentos que al colegiado no le daba tiempo a coger aire para hacer sonar su silbato de las continuas faltas que se acumulaban en el centro del campo.

Se llevó el Real Murcia un punto porque el Sevilla Atlético de Paco Gallardo tampoco estaba para muchos trotes. Enredados unas veces por sus imprecisiones, y otras por Youness, los granas no sufrieron en los instantes finales. Y menos mal que los sevillistas no aceleraron, porque cerca estuvo Tanis de liarla y gorda en el único balón que entró en el área y que fue una cesión de los mismos murcianistas.

La única noticia positiva fue la ausencia de público en las gradas del estadio. Fue positivo para los aficionados, que por lo menos no tuvieron que sufrir la pesadilla en directo. Y fue positivo para los jugadores, que se marcharon a casa sin una merecida pitada.