Entre lo prematuro de la visita de un gigante como el Córdoba, el agravio competitivo de no tener público en las gradas y la falta de rodaje en el engranaje del equipo de las nuevas incorporaciones, el Yeclano Deportivo no pudo ser tan competitivo como en otras ocasiones y perdió su primer partido en casa. Pese a ello, un larguero de Iker Torre, una bola sacada bajo palos a Víctor Fenoll y un posible penalti sobre el de Fortuna pudieron haberle puesto más emoción a un choque que todavía no vale para sacar conclusiones precipitadas.

No sería justo con el potencial demostrado por el Córdoba sobre el césped decir que el 0-1 llegó por el inexplicable impedimento de las autoridades competentes de una entrada ajustada a los tiempos de pandemia. Pero era inevitable pensarlo en medio de una Constitución ausente, que parecía de luto, enlatada con ecos de los gritos de los jugadores, y sin rastro de ese aroma embriagador que años pasados servía de pócima mágica para el Yeclano.

El Córdoba salió en tromba y con decisión para zarandear a unos azulgranas que se sentían completamente desorientados en su orfandad. Salvo en un remate de Karim que no pudo engatillar con potencia dentro del área, el conjunto cordobés no permitía apenas salir de su campo al Yeclano en los primeros compases. Lo hacía mediante un ritmo frenético en el que concordaba intensidad con brillante talento, conjunción que, de continuar en esa tendencia, les hará salirse de la tabla. El primer tanto llegó a los once minutos, en una segunda jugada de una falta escorada donde Piovaccari recibió a espaldas de la defensa, en posible fuera de juego, para definir con la letalidad que se le espera a un futbolista que ha jugado en la élite.

Sin CurvaBar que le arengara ni tiempo de digerir el gol, el Yeclano iba a recibir la segunda cornada de un Córdoba superlativo. En internada por la izquierda hasta la cocina, Piovaccari dejó pasar la bola en posición de tiro para que el esférico le llegara algo más centrado y sin oposición a Mario Ortiz, quien anotó con acierto. En ese momento, la espectacular hierba de La Constitución parecía albergar un paseo de exhibición por la cora de Tudmir del ejército califal ante los humildes aldeanos de Hisn Yakka. Humildes, si, pero guerreros. Y conforme entendieron que lo tenían todo perdido, lucharon por ganar esa honra que tanto orgullo hace sentir a su gente.

Conforme pasaron los minutos, el Yeclano fue mejorando. Brian Bonaba en su última acción sobre el céspedi dio el primer aviso poniéndosela a Vaquero y finalizando Fenoll arriba. Seguidamente, Sandroni movió el esquema en detrimento del lateral para sacar a otro punta, el referente Iker Torre, dando lugar a su sociedad con Karim y a un nuevo capítulo de 'LuisCastillismo' colocando al canterano de carrilero. Sin hacer sentir al Córdoba en peligro pero dando algún aviso, el choque se equilibró, y en uno de sus chispazos, Víctor Fenoll pidió penalti por derribo dentro del área.

La esperanza surgió algo después, cerca del descanso, cuando un centro de Alberto Oca fue peinado por Iker Torre y rebotado hasta la red por Djetei en propia puerta. Con la diferencia recortada, los ánimos mejoraron en el bando azulgrana y salieron con ímpetu en la segunda mitad, tanto que en el primer minuto Karim remató arriba un centro de Víctor Fenoll. Sin embargo, los quilates futbolísticos se iban a imponer en una descomunal jugada de Piovaccari, que trasformado en Abderramán sorteó a cuantos lacayos se le interpusieron por delante desde la banda izquierda, poniéndola de vicio para que Alain golpeara al larguero picándola y Willy finiquitara el choque transformando el rechace.

Pudo haber todavía partido si muy poco después Bernardo no hubiera salvado bajo palos un remate total de gol de Víctor Fenoll a pase de Oca, o en un zapatazo espectacular desde Cuenca de Iker Torre que se estrelló en el larguero. Con pundonor, el Yeclano lo intentó en los minutos finales dando luz para la esperanza en las siguientes semanas, y con una entereza necesaria para el reto más importante que tiene en este momento: superar rápido y bien los malos días.