José María Almela fue durante varios años un accionista ejemplar. Cuando ser accionista del Real Murcia no se llevaba o se llevaba muy poco, el médico murciano ejercía su condición con orgullo. En cada una de las Juntas convocadas durante la etapa de Samper, allí estaba Almela en primera fila. Sin llamar la atención, con un talante respetuoso, preguntando sin polémicas... Pocos de los que acudían a aquellas citas, a veces más periodistas que socios, podían pensar que en 2018 aquel aficionado que acudía cada diciembre a la zona VIP de NC se convertiría en el presidente del Real Murcia. Como si de un cuento de Disney se tratase, la historia se hizo realidad, y Almela se sentó en el trono de hierro de Nueva Condomina.

Si antes de la llegada de Parmu al club grana, muchos ya se preguntaban que tenían los sillones del consejo de administración, que una vez que los probabas ya no querías abandonarlos, en los últimos meses esa atracción por mandar en el Real Murcia se ha incrementado, hasta el punto de que desde que el club sobrevive sin un 'amo' las guerras de poder se han convertido en el día a día de la entidad murcianista. Cuando no es el consejo de administración el que se divide en bandos, autodestrozando la estabilidad institucional; son los desplazados los que buscan su revancha personal y ya de por sí recuperar su sitio en los mullidos sillones del palco presidencial. Por no hablar de los aspirantes que mueven los hilos para colarse entre los elegidos.

En el grupo de despechados está José María Almela. No se inmutó el médico murciano cuando salieron rodando de los despachos las cabezas de algunos de sus compañeros y amigos en PARMU -Enrique López, Stefan Settels, Gabriel Torregrosa-; tampoco cuestionó nunca el aumento de poder del KBusiness y sobrellevó como pudo que Francisco Tornel le apartase de la presidencia. No estaría al frente ni sería importante en la toma de decisiones ni en la búsqueda de soluciones, pero mantendría una silla que le permitiría continuar aumentando el número de seguidores en Twitter.

De febrero de 2019 a noviembre de 2019, Almela no puso ni un 'pero' al KBusiness, 'club de VIP' que había llegado para quedarse, acabando con un plumazo con todo rastro de la PARMU, cuyos métodos democráticos ya se había comprobado que nunca podían funcionar en el día a día de cualquier empresa, y el Real Murcia, guste o no, es una empresa.

Pero el José María Almela silencioso y de perfil bajo que comparecía en todas las ruedas de prensa que se presentasen desapareció por completo el 3 de noviembre, día en el que Francisco Tornel y su equipo le empujaron hacia la puerta de salida a la misma vez que el médico pataleaba y amenazaba con tomar todo tipo de medidas legales.

Han sido muchos los consejeros que han salido del Real Murcia en los últimos años, pero ninguno de ellos ha sufrido tanto el golpe como Almela y Quique Baeza. De aceptarlo todo con tal de mantenerse en el cargo han pasado a ser el rostro de un grupo opositor en el que la voz cantante la lleva Higinio Pérez, otro ex consejero del club murcianista. Sabedor el abogado murciano, imputado en el 'Caso Umbra', que no tiene la capacidad para atraer al murcianismo, algo que ya lleva intentando una década sin éxito, no dudó en reclutar a un Almela con ganas de revancha y con cierta popularidad en un sector de la afición.

El grupo, en el que también aparecen otros dos 'ex', Chema Cano y Quique Baeza, lleva varios meses intentando zancadillear al consejo de administración desde la sombra. El periodista incluso se aseguró volver al club si Alfonso García entraba en la entidad. Sin embargo, en las últimas semanas, han dado un paso más.

Con el accionariado tan dividido, el ex presidente ha hecho un llamamiento a los seguidores que todavía le aclaman en redes sociales para reunir un 5% del capital social y exigir que se lleve a cabo una Junta Extraordinaria de Accionistas en la que el consejo dé información sobre el reconvenio de acreedores, la situación económica con las administraciones públicas, el coste de la plantilla..., y sobre todo que se someta a votación el cambio en los estatutos aprobado hace solo unos meses por una amplia mayoría y que impide la llegada de un inversor que tenga más del 50% de las acciones.

Con la adhesión de pequeños accionistas, con el apoyo de la Federación de Peñas, que maneja un pequeño porcentaje después de utilizar el dinero recaudado vendiendo pulseras para participar en la ampliación de capital de 2018, y con el paquete que posee el propio Higinio Pérez, este grupo ha asegurado que ya cuenta con lo que exige la Ley de Sociedades de Capital para forzar al actual consejo a convocar una Junta Extraordinaria con esos puntos del orden del día.

Almela, que durante su etapa nunca se preocupó de temas económicos, centrándose en actividades sociales como acudir a cenas de peñas o participar en la cabalgata de Reyes, se ha transformado para obtener su venganza, y por ahora parece que lo tiene todo a favor para dar el primer golpe, sin embargo, el actual equipo de gobierno del Real Murcia, para protegerse de las voces críticas y defender sus propios intereses, no parece muy dispuesto a llevar a cabo una Junta con los puntos del orden del día dictados desde la oposición. De ahí que no han tardado en maniobrar, emitiendo un comunicado más para confundir que otra cosa. Y es que nadie en Nueva Condomina quiere dar protagonismo a un Higinio Pérez que prefiere la guerra de guerrillas a un enfrentamiento cara a cara.

Junta Ordinaria y no Extraordinaria

Adelantándose a la petición por parte de Junta del 5% del capital social, el consejo de administración lanzaba el sábado una nota en la que recordaba que el objetivo es llevar a cabo la Junta Ordinaria a finales de noviembre para aprobar las cuentas. Solo falta, según indicaban, que se termine la auditoría.

Aunque nada tiene que ver la Junta Ordinaria con la cita extraordinaria que pide el grupo opositor, el consejo de administración desvía la atención a la vez que ignora a Higinio Pérez, José María Almela, Quique Baeza y cía. Además, en un guiño con los aficionados que cuentan con unas pocas acciones y que en la mayoría de ocasiones se pierden al no entender estas luchas de intereses, pero que se sienten importantes sabiendo que se les da un poco de protagonismo, se informa que independientemente de las acciones que se posean, cualquiera puede enviar sus dudas y sugerencias. Eso sí, será el consejo el que decida qué información se da y cuál no, así como los puntos que se someten a votación, para, según defienden, «no contradecir la ley ni perjudicar los intereses de la sociedad».

Solo falta saber si Higinio y Almela se contentarán con el ruido realizado hasta ahora y con la Junta Ordinaria, o seguirán presionando para que el consejo cumpla con la ley.