José María Almela ha dado un vuelco a su discurso en los últimos meses. Si desde que aterrizó en el club grana, siendo nombrado presidente pese a no tener en sus manos un porcentaje de acciones importantes, el murciano siempre defendió el 'modelo alemán', nada más ser cesado y perder su silla en el consejo de administración, Almela cambió de opinión, votando en la última Junta contra el cambio de estatutos que impide a un inversor hacerse con más del 50% de las acciones y, pese a ser aprobado ese punto por mayoría, exigiendo ahora que se vuelva a someter a votación. El 13 de diciembre de 2018, en una entrevista a LA OPINIÓN solo unas semanas después de llegar a la presidencia del Real Murcia gracias a PARMU, Almela defendía con uñas y dientes la idea de un club en manos de los aficionados. «Lo que no queremos es que el club sea propiedad de una sola persona. Queremos que el club sea de todos los murcianistas», defendía, insistiendo en que «no queremos más Raúl Moros ni Víctor Gálvez ni a gente de este tipo, que vengan a hacer su negocio sin sentir el club. Nuestra idea de club no es que vuelva a ser unipropiedad. Pensamos que las cosas se pueden hacer mejor desde el sentimiento». Ahora, una vez fuera del club, el ex presidente grana apuesta por la llegada de un accionista mayoritario, e incluso no ha dudado en afirmar en distintas intervenciones en medios de comunicación que está dispuesto a regresar a los sillones de mando si alguna vez entra un inversor que se lo pida.