Era una de las mayores preocupaciones que había sobre la mesa en el retorno del Cartagena a la categoría de plata. No iba a ser fácil adaptarse a la Segunda División para conseguir caer de pie y empezar a lograr resultados positivos -y mucho menos dejar buenas actuaciones sobre el verde- en las primeras jornadas. De hecho, fue lo que sucedió en las primeras jornadas de liga en las que se pudo ver a un equipo torpe y agarrotado por momentos que no lograba quitarse la 'L' que le marcaba de cara a los rivales como un auténtico novato.

Sin embargo, los dos últimos encuentros han servido para despojarse de los miedos e inseguridades y han metido al Cartagena de lleno para pasar a ser uno más en la categoría. Buena parte de culpa en ello han tenido las dos victorias, pero también las buenas sensaciones que ha dejado el equipo en largos tramos de partidos que dejan patente el crecimiento y la evolución que el conjunto albinegro ha tenido en las cinco primeras jornadas de liga.

Dos de dos -victorias- o seis de seis -puntos-, como prefieran decirlo. Son los números cosechados por el Cartagena en los dos últimos encuentros que dejan patente la mejora albinegra con respecto al primer partido de liga. Las victorias ante el Lugo y la Ponferradina suponen un bálsamo en medio de las 'convulsas' primeras semanas desde que había arrancado la competición. Tras encadenar tres partidos sin ganar en los que se había anotado solo un gol a favor y se habían recibido cuatro, la diferencia ha pasado a ser notable.

De un equipo al que sobre el césped del Carlos Tartiere en la primera jornada le quemaba el balón en los pies, al que le remataban absolutamente todos los balones por alto y que no fue capaz de crear una ocasión de gol, a un equipo que propone, que lleva la iniciativa en muchos momentos de los encuentros y que empieza a encontrar la fórmula para hacer estallar la pólvora que tiene arriba. De un equipo que comenzó a dominar el balón en el estreno en el Cartagonova ante el Sporting de Gijón pero sin tener profundidad a un equipo que consigue combinar ese control del juego con la solidez defensiva y la profundidad en ataque. De un conjunto que pasa de ser frágil atrás y que se deja comer por el rival como en Leganés a otro que ha cerrado huecos y que ya no se pega tiros en su propio pie. Todo ello ha llegado acompañado de la confianza que han ido cogiendo los futbolistas con el paso de los días.

No cabe duda que, gran parte de la progresión albinegra es fruto del tiempo y de la adaptación de cada uno de los jugadores que se han ido incorporando. Los Rubén Castro, De la Bella, Álex Gallar y compañía han ido entrando en el equipo y se han ido amoldando al resto de la plantilla. Los entrenamientos y los minutos compartidos sobre el verde han terminado dando sus frutos para sumarse a unas condiciones futbolísticas que van saliendo poco a poco y que están dando puntos y entereza al equipo de Borja.