El golf es un deporte individual, con un solo rival a batir, el propio campo. Para que un jugador disfrute de esa condición de individualidad hace falta un trabajo previo de equipo que ponga las instalaciones a la altura del golfista, es justo pues, en tiempos del covid, pedir que los jugadores respondan de igual manera, empezando por los mismos murcianos, ya que en sus manos está la posibilidad de que el campo sobreviva a esta profunda crisis, para poder continuar en un futuro ofreciéndoles grandes días de golf, o lo que es lo mismo quid pro quo.

En esta actividad al aire libre, donde siempre se juega con reserva previa, lo complicado es meter la bola en el hoyo, pero guardar la distancia de seguridad es muy fácil, ya que incluso en el campo más pequeño cada jugador puede llegar a disponer de tres mil metros cuadrados, y si hablamos de grandes canchas, como las que hay en la Región de Murcia mucho mejor, por lo que queda claro que no hay problema de aforo, siempre depende, como en todos los ámbitos, de la responsabilidad personal. Esto no es ninguna novedad, el problema lo encontramos cuando solo podemos contar con jugadores locales y residentes, ya que por el momento no llegan vuelos de otros países. Es el momento pues, de que todos mostremos nuestra valía.

A este respecto, campos, Federación Regional y Dirección General de Turismo han ido a una, y ahora solicitan la colaboración de la otra variante que puede dar un respiro en esta situación, los jugadores, ya que el resto son circunstancias que escapan al control de todos, generando gran incertidumbre. «Durante el confinamiento, que coincidió con la que tradicionalmente es temporada alta para nosotros, estuvimos trabajando dos empleados, en días alternos para el mantenimiento del campo, lo cual es del todo insuficiente. Una vez se pudo jugar al golf, con todas las medidas dictadas por la Federación, comenzaba la temporada baja y nos chocamos con un verano sin turistas», declaró Joaquín Medina, director de Golf Altorreal para la Opinión, «el año 2020 se presentaba con grandes expectativas, siendo muy esperanzador para el sector hasta que la covid irrumpió de pleno, llevándose por delante las ilusiones de mucha gente, no hablamos solo del coste económico, ya que son muchos los puestos de trabajo que dependen del golf en esta Región», continuó Medina.

Un campo de golf no es una cancha de baloncesto, que solo tienes que apagar la luz antes de cerrar. «Los campos hay que mantenerlos con el coste que ello conllevan, vengan clientes o no y la colaboración entre las distintas entidades es fundamental, pero se necesita del jugador local para cerrar el círculo», declaró para La Opinión José Jover, presidente de la Federación de la Región de Murcia.

Y ante estas circunstancias, quizás sea un buen momento para comenzar a jugar al golf, piénselo, aire libre, asequible, cercano y con grandes instalaciones a su alcance, un deporte donde se aprende mucho más que golf, y con todas las garantías para enfrentarse a esta pandemia. Las escuelas de todos los campos regionales están arrancando con grandes profesionales tras ellas y mucha seguridad.