Por distintos motivos, el presidente del Lorca Deportiva, Hugo Issa, no puede empezar su proyecto como a él le gustaría. Un mes después de haber logrado el ascenso a Segunda División B en el terreno de juego, todavía no hay fallo del juez Ricardo Esteban Díaz con respecto al expediente que abrió al club lorquino. Los servicios jurídicos del Lorca Deportiva ya presentaron en tiempo y forma las alegaciones correspondientes.

Por otro lado, Hugo Issa se está encontrando con otro gran inconveniente. Un total de diez jugadores tienen contrato en vigor. Contratos que en su día formalizó el que fuera director deportivo, Jose Antonio Presa 'Puskas', de una empresa fantasma cuyos dirigentes jamás se les vio por Lorca.

El actual presidente lorquinista que pagó todo lo que había pendiente y ha saneado al club, ahora se encuentra con el legado envenenado que le dejó Puskas. Diez jugadores más el entrenador, con contratos muy elevados.

Ángel Robles, Sergio Rodríguez, Paco Miñarro, Higgins, Óscar Oliva, Cellou, Musoni, Carrasco, Javi Bolo, Pablo Serrano, Dylan, además del entrenador Iban Urbano son los que tienen contrato. Así lo ha anunciado el club, quien en ningún momento ha manifestado que esté interesado en todos. Si se hizo público la renovación del meta Alberto Hortal y el defensa Luismi. Del resto se limitó a decir que tienen contrato en vigor. Jugadores cuyos emolumentos, en algunos casos, están por encima de los 2.500 euros mensuales en Tercera División y un incremento en Segunda B.

En total, más de 100.000 euros son los que Hugo Issa tiene que hacer frente si no es capaz de negociar con alguno cuya continuidad no le interesa, incluido el entrenador.

Se da la circunstancia que algunos de estos jugadores que en su momento criticaron a Puskas e incluso sacaron un comunicado acusándole de ser el triste protagonista de aquellos cuatro meses de impagos, ahora le pueden estar agradecidos por el contrato exagerado para la categoría, que les formalizó.

Esta semana está previsto que Hugo Issa se reuna con Ivan Urbano para intentar llegar a un acuerdo. El entrenador vasco está en la cuerda floja desde antes de Navidad, pese a que la temporada ha culminado con el ascenso del equipo lorquino. El presidente lorquinista quiere un entrenador de su confianza, aunque quizá se vea obligado, por las circunstancias, a seguir contando con él.