La plantilla del Real Murcia empezó a entrenar ayer sin su futbolista más desequilibrante. Ni estuvo ayer, ni estará a partir de hoy. Josema Raigal ya es historia en el Real Murcia. El proyecto de cantera prometido por los responsables murcianistas sufrió ayer su primer rejonazo. Una de las joyas de la cantera abrió la puerta de salida. En los próximos días también se marchará Víctor Meseguer. Y aunque no está formado en las bases, Armando, después de seis temporadas siendo titular con todos los técnicos que han pasado por el banquillo, tampoco quiere seguir en un club que ha bajado tanto sus pretensiones deportivas que cualquier jugador con ofertas pide saltar del barco sin pensárselo.

Habrá que esperar unos días para ver qué ocurre con el centrocampista de Alguazas y con el polivalente jugador murciano. Lo que ya es una realidad a falta de confirmación oficial es que Josema Raigal no seguirá vistiendo la elástica grana. Su salida permitirá al Real Murcia hacer caja, pero ha tenido que conformarse el club grana con las migajas. Después de renunciar el pasado verano a 100.000 euros, en esta ocasión apenas percibirá 50.000. Y es que la última campaña del muleño, en la que Adrián Hernández se cargó su progresión, le ha devaluado. No solo se conforman los murcianistas con una cantidad insignificante sino que además dejan salir al futbolista más desequilibrante de la plantilla, un jugador de 20 años -cumplirá 21 el 30 de agosto- que en un buen estado de forma no tiene rival en la banda.

Los proyectos poco ambiciosos, las críticas off de récords de algunos responsables del club, que no han dudado en infravalorarlo y en hablar continuamente de su salario pese a que solo tiene 20 años y sobre todo la cruz que le puso Adrián Hernández desde que aterrizó en el Real Murcia provocaron que Josema apostase por un divorcio del que ahora mismo sale vencedor. Se marcha al filial del Espanyol, pensando en aprovechar cualquier oportunidad para hacerse un hueco en la primera plantilla en Segunda División, y pone fin a una etapa en la que había perdido la sonrisa.

El verano de 2018 significó un salto en la carrera del canterano. Aunque en junio había renovado para jugar en el Imperial, el muleño daba el salto directo al primer equipo. Debutaba con la elástica grana el 2 de septiembre de 2018 frente al Sanluqueño. No fue cosa de un día. El extremo se ganó un puesto en el once poco a poco e iluminó las caras de los aficionados en una campaña para olvidar. Llegó a jugar 1.860 minutos en 30 partidos y muchos le señalaron como uno de los buques insignias del prometido proyecto de cantera.

En una temporada ya había llamado la atención de varios equipos de Primera División, que llamaron a su puerta para incorporarle a sus canteras. El Betis B ofrecía 100.000 euros, una cantidad que algunos consejeros granas querían aceptar, pero que finalmente se rechazó ante las voces críticas surgidas por parte de los aficionados, que consideraban que en un futuro se podría obtener más dados los detalles que dejaba el jugador sobre el campo.

Nada más lejos de la realidad. La temporada 19-20 no ha sido la de Josema. El muleño ha pagado la falta de confianza de un Adrián Hernández que ya desde el primer momento le puso una cruz en la espalda. El extremo se ganó la titularidad sin que el técnico se la regalase ni le diese una pequeña opción. Su presencia ante Talavera, Villarrobledo y UCAM ayudó a salir de la crisis de las cuatro primeras jornadas, pero cuando mejor estaba, una lesión se cruzó en su camino.

Una vez recuperado ya nunca fue el mismo. De nuevo se vio a la cola, por detrás de Peque en muchas ocasiones, también de Dorrio; y nunca recibió una palmada en la espalda por parte de un entrenador que además se empeñó en situarle en una posición que no era la suya. Nunca tuvo paciencia el técnico, que además le castigaba por cualquier error, le sustituía a las primeras de cambio... En las últimas siete jornadas, solo disputó dos choques, uno de ellos -Talavera- cambiado en el descanso. Ocho meses después, Josema ya tiene hechas las maletas para abandonar el Real Murcia y probar suerte en un Espanyol que sí ha visto las virtudes que nunca tuvo en cuenta el actual entrenador de los murcianistas.