Como escribe Luis María Ansón sobre la obra de Pedro Laín Entralgo, a través de las anécdotas se puede hallar la categoría. Y añade: el gran historiador médico turolense, ensayista, filósofo y director de la RAE nos enseñó en vida que detrás de cada hecho hay personas y el respeto por ellas nos obliga a descubrirlas como categoría fundamental. Cuestión distinta es rebajar la categoría a simple anécdota.

Viene esto a cuento del empeño de muchos en culpar a Varane de la derrota y eliminación del Real Madrid ante el Manchester City. Y si bien es cierto que dos errores suyos garrafales propiciaron los goles de los de Guardiola, no lo es menos que los blancos hicieron un partido lamentable. Es decir, se quedan en la anécdota Varane y olvidan lo categórico: apenas hicieron faltas, lo que indica claramente la poca intensidad con que se emplearon, y solo tiraron cuatro veces entre los tres palos; una de ellas supuso el gol merengue. Ese dato, contrastado con los veintitantos tiros de los ingleses a puerta y con que Courtois fue el mejor madridista, define mejor que nada el nefasto partido de los de Zidane. Esa es la categoría: un Madrid tan inapetente como impotente y, sin embargo, lo del desdichado central francés pasará a la historia negra merengue. Cosas del fútbol.

Como también es muy futbolero culpar al técnico cuando vienen mal dadas. Volvemos a lo mismo. A saber, la columna vertebral de Zidane son Courtois, Ramos, Casemiro y Benzema. El sevillano no jugó, el brasileño estuvo pésimo y solo el belga y el francés mantuvieron el tipo. ¿Y los demás? Pues pregúntenle a Hazard, que sigue de vacaciones en España desde que lo ficharon. Yo también comparto la extrañeza por la ausencia de Vinicius, pero si el internacional belga, con quien disputa demarcación, no está para estos partidos sería mejor que lo devolvieran. No obstante, y como he reiterado, desde que lo vi de perfil en su primer partido de blanco tuve la certeza de que este hombre vino a Chamartín en busca de un retiro dorado. ¡Que fue una metía, vamos!, porque cuando a don Florentino le da por fichar mediaspuntas no da una el hombre. ¡Qué le vamos a hacer! Las mansas por las que topan.

De todos modos, la remontada del Madrid era una misión harto difícil. No nos engañemos, la Liga ha sido un regalo del Barça. Eso sí, muy bien aprovechado por los blancos, que se fueron creciendo conforme pinchaban los culés. Como ya advertimos, ni unos ni otros tenían nada que hacer en Europa.

Los de Setién han pasado a cuartos como era previsible tras el empate de la ida; partido que se jugó siendo técnico Valverde y antes del apagón. Pero ahora llega el Bayern, y aunque ojalá me equivoque, eso es mucho arroz para tan poco pollo; la banda de Messi y diez más sin batuta reconocida, por injusto que sea. Y por bueno que siga siendo el argentino, el mejor todavía del mundo, creo, si lo anímico le responde; él solo ante el panzer Tigre alemán tiene escasas posibilidades. Tendría que salirle todo y que la máquina de Munich se gripara. Aunque a un partido puede pasar cualquier cosa estando don Lionel en el campo, que es la verdadera categoría por Can Barça. Todo lo demás no llega ni a anecdótico; más bien son líos sobre más líos. Si acaso se salvaría Ter Stegen, quien deberá reivindicarse ante los colegas de su rival Neuer para demostrar que merece ser portero titular de la selección teutona. Este viernes apasionante saldremos de dudas.

Y llegamos al Atlético de Simeone, al que sigo considerando un firme candidato a jugar la final e incluso a ganarla. Antes deberá liquidar a los otros alemanes, el Leipzig, y después probablemente al PSG de Neymar. Otro partido apasionante: el método frente a la fantasía.

Como lo sería una final entre Bayern y Atlético. Ese sigue siendo mi pronóstico. Y si Simeone puede contar con todos sus efectivos en forma, ya pueden atarse los machos los de Flik porque enfrente tendrán un miura que no permite florituras ni adornos. Si acaso, mantazos, abaniqueos en la cara y toreo sobre las piernas. Y si a base de poderío lo aculan en tablas, peor; en cualquier arreón se llevan por delante al más bragao.

Klopp les puede explicar esa categoría atlética por cómo redujeron a su campeonísimo Liverpool a simple anécdota.