Ha sido delegado de campo, secretario técnico, entrenador o analista. Simón Ruiz es el hombre 'comodín' en el FC Cartagena. Ha estado en tres etapas distintas en el club y es el único que ha vivido desde dentro los dos ascensos a Segunda División que ha cosechado el equipo albinegro. En los últimos días se ha hecho muy viral el 'placaje' de Santi Jara hacia Simón en la celebración del ascenso cuando corrían todos desde el banquillo hacia Marc Martínez, el héroe de aquella noche.

Cartagenero de pura cepa, criado en la Calle Real, este cartagenero es uno de los pilares del club a nivel interno. Como albinegro de corazón que es, vivió el ascenso con gran emoción: «Fue sentir alegría y una explosión de júbilo. La inmensa alegría del trabajo de todos estos años, principalmente desde mi vuelta al club desde hace cinco años. Alegría inmensa, respirar, mirar al cielo y viendo que el trabajo que hemos hecho nos ha puesto en nuestro sitio», comenta Simón, que cree que hay que valorar mucho más este ascenso de categoría debido a la singularidad del final de liga y la situación social que estamos atravesando. Además, también ve un paralelismo entre el último ascenso que vivió en Alcoy y este último que se ha conseguido: «Por buscar una similitud, ha sido como este año, aquel vestuario era una familia», añade Simón.

Simón forma parte y es testigo de esa 'familia' en la que dice que se ha convertido la plantilla del FC Cartagena durante esta atípica e histórica temporada 2019/2020. Los héroes de Málaga siempre han tenido buena sintonía, afirma Simón: «Se palpaba el buen ambiente diario. Se notaba desde las primeras jornadas de entrenamiento de la pretemporada. Se veía un grupo humano espectacular, de corazón, con gente que han sido amigos y que serán amigos para toda la vida porque es algo que nos une a todos», elogia Simón a ese grupo de jugadores que han conseguido devolver al Cartagena a Segunda División.

En esa familia de la que es parte nuestro protagonista, Simón tiene una serie de tareas muy importantes para el funcionamiento del día a día del club: «Soy el delegado de equipo y jefe de expedición en los viajes. Durante la semana, en el día a día, me encargo de la coordinación de los entrenos junto a la Comisión Deportiva para que los entrenamientos se realicen como quiere el cuerpo técnico», comenta el delegado cartagenero. Además, también ayuda en aquellos aspectos que tienen que ver con problemas o necesidades que surjan en el día a día de los jugadores: «Algún problema que tengamos que solucionar a nivel de vivienda, colegios para los niños, el día a día de una persona que no conoce Cartagena y tenga que integrarse en la ciudad».

Simón no solamente se queda en esas funciones. En su estancia en el club en esas tres etapas distintas ha podido desempeñar todo tipo de roles. En su primera etapa ayudó en la secretaría técnica junto a la dirección deportiva de aquella época, y en la segunda etapa también pudo tener un papel importante como analista de rivales y posteriormente como delegado. También en ese apartado de 'atención al jugador' que comentaba antes, muy importante para ayudar a los profesionales a adaptarse a la ciudad. «He hecho de todo, desde realizar entrenamientos con jugadores no convocados en otra etapa, hasta cuando tuvimos que ponernos el mono de trabajo y afrontar la etapa de Sporto para que el club saliera adelante», comenta Simón Ruiz. El actual delegado albinegro fue parte importante para que el Cartagena pudiera salvar los muebles en aquella temporada para olvidar. La temporada 2014/15, la etapa de Sporto Gol Man y los inversores que no tenían cara ni nombre ni apellidos, en un principio. Simón Ruiz tuvo que poner el carné de entrenador y realizar unas funciones que en ese momento no le tocaba desempeñar.

El entrenador para aquella temporada iba a ser el uruguayo Julio César Ribas, que finalmente tuvo muchos problemas para presentar su documentación que le acreditase para entrenar y acabó desapareciendo del mapa. Simón lo recuerda como un tiempo complicado: «No resultó ser lo que se nos prometió. Vimos que había una persona que podía traer una inyección importante en la delicada situación económica del club. Surge un problema con su documentación, un problema que se iba a solucionar en poco tiempo según nos dijeron. Para evitar una multa al club o una posible sanción se utilizó mi figura. Aguanté un poco más, también por mi persona, había muchas familias que dependían de eso», narra Simón. «Son cosas que si no hubieran sido por mi Cartagena no hubiera hecho», apostilla.

Con la llegada de Paco Belmonte y Manolo Breis al Cartagena dice que llegó una «estabilidad que nos hizo confiar». Simón comenta que por aquel entonces «empiezan a funcionar las cosas como tenían que funcionar como club, consiguiendo involucrar mucho más al club con la ciudad a nivel de masa social, afición y patrocinios».

De cara a los siguientes retos que les queda por afrontar al club espera que van a seguir creciendo, pero «con los pies en el suelo, con nuestras señas de identidad, valores y las ideas que nos han traído hasta aquí», añade Simón. «Tenemos que adecuar el club a la LFP, para seguir creciendo y para dar a la ciudad y a la afición de Cartagena un club en la categoría en la que todos queremos que esté. Nos ha costado un poco más de lo que habríamos pensado, pero ya estamos aquí. Tenemos que disfrutar de esta etapa y la estabilidad que tenemos en el club gracias a Paco y a Manolo».