No han vivido el ascenso de Torrejón, ni la época dorada del fútbol cartagenero en Segunda División, ni siquiera las experiencias de Badajoz o la eliminatoria contra el Casetas en el 95. Recuerdan el 'Cordobazo' por vídeos, fotos y anécdotas que les cuentan los más veteranos, los que llevan con más dignidad el peso del fracaso albinegro a sus espaldas. No obstante, han podido vivir en sus propias carnes algunos de los episodios más negros del fútbol cartagenero. Tienen el ascenso de Alcoy como un vago recuerdo en su cabeza, del que guardan imágenes algo difusas. Solamente han conocido al FC Cartagena, fundado en 1995, y tras muchos años intentándolo, el pasado domingo se llevaron la primera gran alegría apoyando al equipo de su ciudad.

Los protagonistas de esta historia son Marina Noguera, José Pastor, Marina Ruiz y Fran Nortes. Cuatro jóvenes aficionados que llevan siguiendo a su Cartagena desde hace ya una década y que solo lo habían visto triunfar en un corto tramo de tiempo. Han tragado mucho polvo, una larga travesía por el desierto hasta llegar a donde han llegado siguiendo al equipo de sus amores. Un descenso, varios play off frustrados, una salvación in extremis, una 'casi desaparición' y una espina clavada que tendrán con una ciudad madrileña cuyo nombre no se olvidará nunca en Cartagena. No piensan en apoyar a otro equipo que no sea el FC Cartagena, porque ya forma parte de sus vidas.

Más de diez años después del ascenso de Alcoy, estos jóvenes aficionados han podido, por fin, vivir un ascenso con su equipo. Marina Noguera nos cuenta que se puso a llorar con la parada de Marc Martínez: «Marc paró el penalti, todos se fueron al balcón a chillar y yo me quedé llorando sola en el salón», relata. Con la misma emoción lo vivió su tocaya, Marina Ruiz, que siguió el partido en un bar de La Alameda: «Con los primeros penaltis estuve con los oídos tapados para no escuchar nada de fuera. Descubrimos que en el bar de al lado era donde antes se oía y nos fuimos allí. El penalti decisivo lo vi a través de un cristal, a 25 metros de la tele y de puntillas. Apenas pudimos ver la parada», asegura. Fran, por su parte, lo vivió en casa: «Estuve viéndolo con mi padre y cuando llegaron los penaltis él se salió de mi casa. Yo me tiré llorando toda la tanda». José, sin embargo, cuenta que lo vivió más calmado: «Confiaba en que íbamos a ascender. Era tan raro todo lo vivido que sólo podía salir cara. Teníamos que subir así», asegura.

Los suyos son solo algunos ejemplos de una generación que ha rejuvenecido el sentimiento por el Cartagena. Aquellos que han dejado de verlo como un complemento a tenerlo como único club al que apoyar. Una generación que ha madurado con los duros momentos vividos con el equipo. De recoger dinero para salvar al club a celebrar un ascenso que nadie más que ellos merecía.

Marina Ruiz: "He hecho amigos aquí que se han convertido en mi familia"

Fútbol y pasión por un equipo, algo que va mucho más allá de lo meramente deportivo. Los años en los que la afición del Cartagena se ha llevado muchos golpes han servido, sin embargo, para establecer un vínculo prácticamente irrompible con los compañeros de butaca. A raíz de la 'Efesemanía' surgida cuando el equipo llegó a coquetear con el ascenso a Primera División, comenzaró a gestarse esta 'nueva' generación y a formarse familias en la grada: «Al principio no tenía con quién ir, pero acabé enganchando a unas amigas que se abonaron cuando surgió la peña 'Marea Albinegra', en la que había mucha gente joven. Por fin pude disfrutar en el campo con gente de mi edad. Ahí fue cuando realmente me enamoré del Cartagena y del Cartagonova. Suponía compartir lo que yo sentía con gente que tenía el mismo sentimiento que yo. Por fin podía disfrutar esto como a mí me gusta. Tengo amigos que he conocido ahí que son para toda la vida», comenta.

Junto a ellos, a los que ya son su familia, ha conseguido formar parte de esta nueva generación de aficionados mucho más madura e ilusionada. Ahora se incorporará una nueva hornada de aficionados a los que les da un consejo: «Que no duden, porque lo que puedes vivir con el equipo de tu tierra no lo vas a vivir con otro. Antes todo el mundo veía al Barça o al Madrid y se identificaban con ellos. Ahora no quieren ver al Cartagena por la tele, quieren ser parte del Cartagena. Compartir con tus paisanos y celebrar los éxitos de tu equipo es lo más grande que hay», asegura.

Fran Nortes: "Hemos tenido que justificar nuestro amor hacia el club"

Con una generación que las ha visto de todos los colores, uno de los momentos que les ha marcado ha sido el casi descenso a Tercera División. Solo un gol de Carlos Martínez en Las Palmas evitó que todo lo conseguido hasta el momento se fuera al traste: «En esa temporada estábamos hundidos. Recuerdo un grupo de 8 personas que nos íbamos todas las tardes al Cartagonova a hablar de lo que estaba ocurriendo ese año. Siempre nos encontrábamos con gente del club ahí dentro, hablábamos con ellos, de sus sensaciones», recuerda. Fue entonces cuando decidieron arrimar el hombro y luchar por no perder lo que más querían. Así comenzó a gestarse la plataforma 'Salvemos al FC Cartagena', de la que Fran formó parte: «Fuimos por muchos establecimientos pegando carteles del partido, diciendo que había entradas a dos euros. Muchos establecimientos lo rechazaban. Fue muy duro», asegura.

Pero por si fuera poco, a esta generación también le ha tocado tener que defenderse de comentarios con los que se intenta desprestigiar su sentimiento y su amor hacia el club: «La de veces que nos habrán sicho a todos los que estamos aquí que somos aficionados de un engendro, del Balsicas, y demás. ¿La culpa es de mis padres por no haberme tenido antes? Siempre lo digo. Yo siempre he seguido al FC Cartagena, y esa es la realidad. Da mucha rabia que te lo cuestionen», comenta.

José Pastor: "Este ascenso sí que lo hemos sentido como si fuera nuestro. Es mi ascenso"

Cuando sientes algo como tuyo, lo vives de forma totalmente distinta. El fiel reflejo de la percepción que tiene esta generación por el ascenso de la semana pasada lo vemos en José Pastor. Alcoy fue el primer motivo que tuvieron para engancharse al equipo, pero por edad y por sentimiento, no significó ni mucho menos lo mismo que este último: «No lo recuerdo tan bonito. En el año de Alcoy yo lo seguía, pero venía cada tres o cuatro jornadas. Lo seguía, pero no lo sentí como mío. Subimos, lo celebré ese día, pero al día siguiente estaba tan normal. Este, en cambio ha sido súper especial a pesar de las circunstancias. No nos han dejado celebrarlo, pero este sí que es mío, este es mi ascenso. No sé si os pasa a vosotros, pero estoy en mi casa, trabajando, con cualquier persona o haciendo cualquier cosa y cada cinco minutos recuerdo que estamos en Segunda. Este ascenso lo hemos sentido como nuestro», afirma.

Para llegar hasta aquí han tenido que atravesar momentos que les dejarán huella en los que el fútbol les dio duros reveses. El de Majadahonda es uno de los más grandes que se ha llevado esta generación: «En el descuento estaba preparado para saltar al campo. Cuando vi el saque de banda pensé que iba a entrar, porque somos unos desgraciados. Para mí fue el peor día de mi vida con diferencia. No soy una persona de llorar, pero salí del estadio llorando, no me creía que pudiera haber pasado eso. El viaje de vuelta fue un infierno», asegura.

Marina Noguera: "No concebimos nuestras vidas sin el Cartagena"

Tienen ante sí una de las etapas más ilusionantes de la historia del club, pero no olvidan de dónde vienen. Han pasado por momentos muy duros que no se borran. La implicación de Marina con el Cartagena nos lo deja claro. Ella fue una de las personas que puso en marcha la plataforma que peleó para salvar el club cuando este agonizaba: «Recuerdo que quedamos una noche en la explanada del Cartagonova unos 50 aficionados. Se habló de crear una plataforma de apoyo. Llegué a mi casa y creé el perfil de Twitter de la plataforma. Hicimos el grupo de WhatsApp y a la tarde siguiente vinimos al estadio para hacer una reunión», recuerda.

Se dejaron la piel cuando el club más lo necesitaba y pasaron por momentos realmente duros. Por eso valoran más que nadie lo conseguido ahora: «Sufrimos como condenados. Nos despertábamos por y para el Cartagena. Íbamos por la calle con huchas, en Semana Santa pidiendo firmas€ Nos despertábamos y decíamos: '¿Hoy qué hacemos? Vamos a pegar carteles para que la gente vaya al campo», relata. Sin embargo, gracias a esto valora aún más lo logrado el pasado domingo: «Es la época que guardo con más cariño a pesar de los momentos malos que pasamos y te hace saber que lo que conseguimos el otro día no es nada sencillo. Miras ambas situaciones y te emociona ver cómo ha cambiado la historia en tan poco tiempo», comenta.