­El FC Cartagena se enfrenta a la situación más surrealista de su historia, pero a la vez tiene una oportunidad de oro para firmar el ascenso que lleva ocho temporadas persiguiendo. Un partido, noventa minutos, es todo. Derrotar al Atlético Baleares en el estadio de La Rosaleda de Málaga, mañana a las a partir de las 22:00, supone devolver a la ciudad trimilenaria a su cénit, a la división de plata. El único condicionante es que se lo jugarán a puerta cerrada, en un campo neutral y sin el empuje de una afición que se hace notar en los momentos decisivos.

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No cabe duda de que el conjunto albinegro, por trayectoria y por plantilla, era uno de los favoritos para consumar ese ascenso antes del inicio de la temporada y antes de que una pandemia azotara a todo el planeta Tierra. La dinámica era fabulosa, los cimientos estaban puestos, pero el camino era arduo y tortuoso. Después de una primera vuelta sensacional a las órdenes de Gustavo Munúa, al equipo le había costado seguir el ritmo desde el cambio de entrenador. El grupo IV se encaminaba a un mano a mano hasta el último momento entre el FC Cartagena y un Marbella que puso toda la carne en el asador en el mercado de invierno con el fichaje estrella de Esteban Granero.

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Si el mundo se hubiera parado una semana antes, y con ella el fútbol, el Cartagena no estaría en la misma tesitura. Porque hasta el 8 de marzo el Cartagena no era líder, sino que seguía la estela del Marbella a un solo punto. Entonces, a diez jornadas para la conclusión de la liga, los cartageneristas visitaban el Nuevo Arcángel. Enfrente, otro rival directo, el Córdoba, un 'superequipo' en horas bajas que merodeaba los puestos de play off. Ninguno de los dos contendientes eran conscientes por entonces de la trascendencia de aquel partido. Y lo cierto es que fue uno de las mejores actuaciones del equipo de Borja Jiménez. Victoria por 0-2, con dos goles del central Andújar. Mientras tanto, el Marbella pinchaba en la casa de un grande venido a menos, el Recreativo de Huelva. Fue un 0-0 insulso que obliga a al conjunto marbellí a seguir el camino largo. Y el Córdoba, que aquella tarde del 8 de marzo no era más que un juguete roto en manos del FC Cartagena, dejaba escapar su oportunidad de alcanzar la cuarta plaza, de alcanzar al Yeclano. Pero no sabían los verdiblancos que aquella era la última oportunidad, porque ya no habría más oportunidades para ellos.

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Durante el largo confinamiento, mientras las cifras de contagiados y fallecidos se disparaban, solo cabía esperar que más pronto que tarde regresara al fútbol, y el fútbol le devolviera al Cartagena lo que le debe. Pasaron semanas hasta que la RFEF confirmó oficialmente que el FC Cartagena era el campeón del grupo IV, por un punto, pero campeón; por una sola jornada, pero campeón. Y que se jugaría el ascenso a una carta en un play off a partido único que pudo ser en San Pedro del Pinatar, pero que finalmente se celebrará en la Costa del Sol, en cinco estadios: La Rosaleda, Ciudad de Málaga, El Municipal de Marbella, Marbella Fútbol Center y El Nuevo Mirador (Algeciras).

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Si falla la primera bala, siempre hay que recordar que al Cartagena, como campeón de grupo le queda una segunda. La derrota este domingo le obligaría (o le permitiría, según se mire) a jugar otras dos eliminatorias contra equipos que no han sido campeones de su grupo.

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Pero nadie quiere ponerse en ese escenario, porque para el FC Cartagena el partido de este domingo es como la final de un Mundial. Se juegan el futuro del club en 90 minutos más el tiempo añadido. 90 minutos que pueden desencadenar una noche mágica de verano en la ciudad, aunque ya se sabe que las celebraciones en pandemia son menos celebraciones, y así debe ser para actuar con responsabilidad y evitar contagios.

A emular la tarde de Alcoy

Parece que fue ayer, pero han pasado ya once años desde el primer ascenso a Segunda del FC Cartagena en su nueva era, como sucesor del Efesé o Cartagena FC, que sí que vivió largos años en la división de plata. Era el 24 de mayo de 2009, cuando un gol en el descuento daba paso a la edad de oro del club, que se alargaría tres años más. Tras la caída a la Segunda B, pasaron tiempos complicados con los ascensos frustrados con Pacheta o Tevenet, con la salida del club Paco Gómez y, sobre todo, con el temor a caer definitivamente a los infiernos de la Tercera División y enviar al club a la bancarrota.

Pero nada de eso sucedió, y en los últimos años el FC Cartagena es el rival más temido del grupo IV, el eterno aspirante al ascenso que ha hecho méritos de sobra para alcanzarlo y, por unos motivos o por otros, se les ha escapado hasta la fecha.

Dijo Alberto Monteagudo que «lo de Majadahonda solo se olvida con un ascenso». Esa espina la lleva clavada el club desde hace dos años, y es el momento de arrancarla. Fue un instante dramático, un gol en propia puerta en el último minuto del descuento, en el minuto 97, de un excelente central como Míchel Zabaco que aquella tarde se convirtió en el protagonista aciago.

Después de un año y medio a los mandos de Gustavo Munúa, el FC Cartagena se repuso de aquel momento, alcanzó el play off la temporada pasada, y este año se ha ganado la fama de rival casi inaccesible. Borja Jiménez, su sucesor, sufrió en las primeras jornadas para dirigir una nave hecha a la medida del uruguayo, pero a mediados de marzo, cuando todo se detuvo, el conjunto albinegro volvía a funcionar como la seda.

Con dos bajas en la zaga

No es el presupuesto más grande de la categoría, pero el FC Cartagena construye temporada tras temporada equipos de muchísimo nivel. En los últimos cinco años se han dado pasos hacia adelante, modificando la base, pero mejorando línea a línea.

Se enfrentarán mañana dos equipos muy fuertes defensivamente, que reciben muy pocos goles (19 el Cartagena por 22 del Atlético Baleares en las 28 jornadas de liga).

O al menos así era antes del confinamiento, porque este es un partido especial. Llegan los dos después de cuatro meses sin competir, aunque con tiempo para entrenar y poner a los jugadores a tono para este encuentro. El calor de la noche malagueña en pleno mes de julio y las cinco sustituciones permitidas también son factores a tener en cuenta.

El Cartagena tiene dos bajas en defensa para este partido: Markel Etxeberría, que se lesionó de gravedad al romperse el ligamento cruzado de la rodilla, y Sergio Ayala, operado recientemente de su tobillo. En cualquier caso, Borja tiene una defensa de plenas garantías formada por el islandés Diegui Johanesson en el lateral derecho, los experimentados Andújar y Carlos David en el eje de la zaga, y el ex murcianista Forniés en el carril izquierdo. Por detras, echando el candado a la portería, Marc Martínez.

Del centro del campo hacia adelante, el Cartagena es pura fantasía. Para la medular tiene jugadores de mucho trabajo y no exentos de calidad que pueden ser fundamentales en un partido como este. Hablamos de Verza, Cordero o José Ángel Jurado.

Pero la verdadera sensación de la temporada es un panameño, Adalberto Carrasquilla, que llegó a Cartagena sin hacer mucho ruido y se ha convertido en el líder del equipo y en su mayor promesa de futuro. Algo parecido sucede con William, un brasileño cuyas diabluras en la banda diestra ponen en aprietos a muchas defensas. Es uno de los hombres a tener en cuenta este domingo, al igual que el gran artillero de este equipo, el jienense Elady Zorrilla, autor de 7 goles este curso.

La cuarta debe ser la definitiva

La cuarta debe ser la definitiva2016-2017

En la primera campaña completa de Alberto Monteagudo, la dinámica del equipo invitaba al optimismo. Campeones de invierno, con 40 puntos en el zurrón. Pero en la segunda vuelta se les hizo larga la temporada y acusaron la falta de pegada. Limones, Gonzalo Verdú, Arturo, Llorente o Quique Rivero militaban aún en la plantilla.

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Hasta el último mes, tuvieron opciones de alcanzar el primer puesto, que finalmente se adjudicó el Lorca. Las últimas jornadas fueron un suplicio, y hasta la 38 no se aseguraron su plaza de play off. Las eliminatorias empezaron bien, dejando en la cuneta al Alcoyano. Pero el Barça B que entrenaba Gerard López se cruzó en el camino y venció por 1-2 en el Cartagonova. El tanto de Sergio García en el la vuelta permitió a los albinegros soñar hasta el final, pero no fue suficiente.

2017-2018

Lo tuvieron más cerca que nunca. El proyecto de Monteagudo estaba plenamente consolidado, con un equipo más ordenado y más regular que la temporada anterior. Fueron líderes durante gran parte del campeonato y aguantaron el pulso con el Marbella para finalizar en la primera plaza.

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El ascenso estaba a 180 minutos, y además en el sorteo esquivaron al rival más temible, el Mallorca. Toca el Rayo Majadahonda, un equipo con poco nombre pero que juega muy bien al fútbol. El Cartagena gana 2-1 en casa con goles de Aketxe y Rubén Cruz. En la vuelta, combate nulo, sin ocasiones, valía el 0-0. Y en el 97' llega el famoso autogol de Míchel Zabaco. Aún quedaba otra oportundidad: el equipo se repuso, superaron al Celta B, pero el Extremadura les dejó con la miel en los labios (1-0 y 0-0).

2018-2019

Monteagudo se marcha después de tres años fantásticos. Munúa se sienta en el banquillo, con una propuesta de juego diferente. Al equipo le cuesta arrancar, pero a mitad de temporada es un auténtico ciclón: 13 partidos sin perder. El mes de marzo les pasó factura, y acabaron la liga en tercera posición. Era un equipo atrevido, con Moyita y Julio Gracia en el medio, Aketxe como punta y dos ex de Murcia en los costados: Santi Jara y Elady, autor de 21 goles, récord del club.

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En play off, el Cartagena protagoniza una tremenda remontada contra el Real Madrid Castilla: 3-1 en la ida a favor de los madridistas, y 2-0 en el partido de vuelta. En la segunda eliminatoria, la Ponferradina acaba con las esperanzas albinegras, en especial un Isi Palazón muy inspirado: 1-2 en el Cartagonova y victoria local en Ponferrada (1-0).