­Parece que fue ayer cuando el futuro del FC Cartagena estaba en entredicho. De aquel equipo de época que entrenaba Juan Ignacio Martínez y que rozó el ascenso a Primera División con Lafuente, De Lucas y Toché solo quedaban los restos y una deuda de 4 millones de euros. Con serias dificultades para mantenerse en Segunda División B, la actual directiva compró el club a Sporto Gol Man en abril de 2015. A última hora, el Cartagena se salvó de bajar a Tercera en la promoción de descenso contra Las Palmas Atlético. A base de trabajo y regularidad, el club atravesó una formidable transformación que le convirtió, en cuestión de dos años, en uno de los proyectos más consolidados de la división de bronce.

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Entre las habituales turbulencias de la Segunda B, el Cartagena destaca por su regularidad. El club está totalmente saneado, y con presupuesto que rondaba los dos millones de euros al inicio de la temporada, se puede permitir el lujo de reforzar su plantilla con jugadores que no están al alcance de otros clubes.

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El club también se ha caracterizado por la paciencia a la hora de tomar decisiones trascendentes. Lejos de convertir el banquillo en un torbellino, durante estos cinco años se ha dado tiempo a los entrenadores para trabajar: la primera apuesta por Víctor Fernández para la 2015-2016 no funcionó, pero posteriormente se apostó por Alberto Monteagudo, que estuvo dos temporadas y media en el club. La directiva sostuvo al manchego cuando parte de la afición pedía su cabeza, y de no ser por una crueldad del fútbol hubiera puesto la guinda a este proyecto en Majadahonda. Para la posteridad queda la frase de Paco Belmonte en una rueda de prensa previa al último partido de liga en la 2016-17, cuando el equipo atravesaba una racha nefasta y peligraba el puesto de play off: «Aunque mañana perdamos 23-0, Alberto Monteagudo seguirá siendo entrenador del Cartagena».

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Paco Belmonte, periodista y empresario, empezó como director deportivo en pequeños clubes regionales antes ocupar ese puesto en la directiva del CD Leganés. Actualmente, mantiene una relación muy estrecha con su dueño, Felipe Moreno, y es por ello que Leganés y Cartagena suelen protagonizar frecuentes intercambios de jugadores. Por su parte, Manuel Sánchez Breis ejerce de mano derecha del presidente, ocupando el puesto de director general o 'manager'.

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La principal satisfacción de estos años es que el Cartagena se ha convertido en un club saneado. En 2018 liquidaron su deuda con Hacienda y con la Seguridad Social. Ahora el objetivo es mucho más ambicioso, y es alcanzar la Segunda División por segunda vez en su historia.?