El Real Murcia se quedó el pasado mes de enero sin fichar al ser incapaz de desbloquear las denuncias que tenía ante la AFE. Sin liquidez, los gestores murcianistas prefirieron no abonar las cantidades que varios futbolistas habían reclamado a través del sindicato de jugadores. Ahora, todas esas deudas han sido satisfechas, según informó ayer el club en un comunicado.

No habrá que esperar hasta el último minuto, como en temporadas anteriores, para saber si el Real Murcia desciende o no de categoría por impagos. En esta ocasión, en la que la fecha límite se extendía al 31 de julio, el club grana ha hecho los deberes con unos días de antelación. «Se ha presentado la acreditación de pago a la Real Federación Española de Fútbol en relación a las denuncias presentadas a través de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE)», informaba la entidad murciana.

Con este pago, además de evitar el descenso administrativo, el Real Murcia ya ha desbloqueado la inscripción de fichajes en la Federación Española de Fútbol. Aunque aún queda pendiente de abonar lo que se le adeuda a Pedro Gómez Carmona, quien ganó en los tribunales a los murcianistas después de ser despedido por Deseado Flores solo dos meses después de haber sido contratado, en Nueva Condomina explican que esa deuda no puede volver a bloquear la inscripción de jugadores.

Con el pago a AFE, el Real Murcia salva una temporada más. Y es que las denuncias de futbolistas ya se han convertido en una tradición cada mercado de fichajes. En enero, varios jugadores, entre ellos David Mateos, Charlie Dean, Simón Ballester o Cebriá, acudieron al sindicato de futbolistas para exigir el pago de las cantidades que se les adeudaban y que no habían sido abonadas en los plazos correspondientes. La Federación Española bloqueaba así los fichajes, impidiendo al club a reforzar su plantilla. Solo se consiguió hacer ficha del primer equipo a dos jugadores que pertenecían al filial -Meseguer y Quereda-, y todo gracias a un favor de la Murciana, que dio unas horas extras a los murcianistas para llevar a cabo esos cambios. Seis meses después, el problema se resuelve.

La entidad presidida por Francisco Tornel no duda en destacar en su nota «ninguna de dichas denuncias correspondía a la actual temporada, ya que todos los miembros de la plantilla de la campaña 2019-2020 están al corriente de pago, por lo que las denuncias corresponden al pago de los honorarios de futbolistas y a rescisiones de temporadas anteriores, todas ellas realizadas por antiguos gestores y reclamadas por vía judicial». Pero la realidad es otra, porque no todas las denuncias corresponden a impagos de los dirigentes anteriores. Las cantidades reclamadas por Charlie Dean, Simón Ballester o Cebriá pertenecen a rescisiones de contrato realizadas el pasado verano, cuando ya estaban en Nueva Condomina tanto Francisco Tornel como el actual consejo de administración. El propio portero murciano fue despedido para hacer hueco a Lejárraga después de que Tanis también fuese renovado. Por su parte, Cebriá, otro de los guardametas que formaba parte de la plantilla, llegó de la mano de Pedro Cordero. Se firmó para el Imperial pero no se dudó en incluir una cláusula que al verano siguiente tendría plaza con el primer equipo, lo que supuso un problema. Lo mismo ocurrió con Charlie Dean y Hugo Álvarez. Todos ellos, pese a ser despedidos, perdonaron una parte de su indemnización, aplazando lo restante. Pero llegado el momento, no cobraron lo que les pertenecía, de ahí las denuncias en enero.

Ya han sido abonadas las cantidades a la AFE, pero el Real Murcia no ha acabado con los pagos de la temporada 2019-2020. Los granas todavía tienen que hacer frente a las cantidades prometidas a los jugadores actuales, a los que en marzo se llevó al ERTE. El club debe desembolsar la parte del dinero a la que no hace frente el Gobierno -un 30% de cada nómina-.

Gracias al ERTE, los granas han podido salvar el final de campaña, ya que en los momentos en los que apareció el coronavirus, las arcas de Nueva Condomina empezaban a estar vacías y no se esperaban ingresos extras quitando la ampliación de capital. Ahorrándose el 70% de las nóminas y una parte de la Seguridad Social, solo habría que abonar un 30% de los salarios, después de que el consejo de administración diese su palabra a los jugadores. Una parte de esas cantidades todavía no han sido pagadas.