Nicolás Rodríguez Carmona (Roquetas de Mar, Almería, 3 de marzo de 1989) es un fisioterapeuta deportivo que ha pasado por el UCAM de fútbol y baloncesto, Santomera, Montecasillas, Nueva Vanguardia, Myrtia, Estudiantes y Jumilla. Especialista en Osteopatía y Terapia Manual, es un emprendedor por cuyas manos han pasado jugadores de baloncesto, futbolistas, corredores y numerosos triatletas.

¿Alguna vez ha hecho deporte en su vida?

Sí, estuve jugando hasta los 18 años al fútbol, era portero del Roquetas y ganamos la Copa Federación, pero cuando me vine a Murcia a estudiar me lo dejé.

¿Estudió fisioterapia por el deporte?

Me ha gustado siempre ayudar a la gente y la sanidad me llamaba la atención. De pequeño era un poco trasto y sufrí una fractura del brazo izquierdo que me marcó. Desde ese momento supe que me iba a dedicar a la sanidad porque comprobé que era mi pasión. Cuando acabé el bachillerato me decanté por la fisioterapia y me vine a Murcia por la cercanía y la nota.

Empezó por el baloncesto, siguió en el fútbol...

Compaginé el baloncesto con el fútbol durante mis diez años de trayectoria deportiva. Estuve cinco años en el UCAM de baloncesto, los primeros como encargado de las bases, y los últimos tres como segundo del primer equipo. Eso lo hacía por las mañanas y por las noches llevaba equipos de Tercera División. Empecé en 2009 con el Santomera, después pasé al Montecasillas y luego salté al Nueva Vanguardia. Tras salir del UCAM me firmó Marcos Molina para el Myrtia, con el que ascendimos a LEB Plata, y a la vez llevaba al Estudiantes de fútbol. Entonces fue cuando me llegó la llamada del Jumilla y a la vez trabajaba en Cardiosalus Sport. Y la temporada pasada estuve en el UCAM de Segunda B, pero el verano pasado monté mi clínica y ahora solo me dedico a esto.

¿Hay mucha diferencia entre un futbolista y un baloncestista?

Sí, muchísima. Aunque los futbolistas cuando lean la entrevista me quieran menos, el jugador de baloncesto es mejor paciente que el futbolista, por norma general. En fútbol no he tenido la suerte de tratar gente de primer nivel como sí he hecho en baloncesto, y no tiene nada que ver.

¿Se cuidan más?

Son mejores deportistas, se cuidan más. El futbolista tiene un contexto que no le acompaña del todo.

¿Quizás ganan mucho dinero antes?

Así es. Yo digo que es muy difícil tener 20 años, ganar un sueldazo y vivir una vida que no está alcance de la mayoría de las personas hoy en día. Están un poco al margen de la realidad.

Dígame un jugador de baloncesto ejemplar.

Los jugadores que más me han impactado por el control de saber llevar las cosas han sido Radovic y Lischuck, dos portentos físicos que se cuidaban mucho, la alimentación la llevaban a rajatabla, no se pasaban nunca con la bebida...

¿Echa de menos el trabajo con los equipos?

No, así de rotundo. La experiencia es muy bonita y a mis alumnos siempre les digo que ojalá puedan vivirla, pero eso tiene sus momento porque es muy sacrificado y no está recompensado. Durante la semana trabajas de nueve de la mañana a nueve de la noche, y los fines de semana no tienes horario. Te montas un sábado en un autobús y vuelves un domingo por la noche. Y en el caso de los fisios, siempre hay un lesionado, no tenemos ese tiempo que disfrutan los deportistas. Los días que menos trabajaba eran los de partido.

¿Los clubes de la Región valoran económicamente el trabajo del fisio o siempre tratan de racanear algo?

Siempre regatean. Es una de las cosas que se está intentando corregir, tratando de conseguir que los servicios médicos de los clubes sean buenos. Pero siempre tratan de racanear y no te dan todo el material que necesitas. Desde mi punto de vista, invertiría más en la parcela médica porque si un jugador se lesiona menos, va a rendir mucho más, pero los directores deportivos no han llegado un poco a entender esto.

¿Hay sitios donde sí se valora más?

Por ejemplo, en el Atlético Baleares es un club que invierte mucho. Los equipos catalanes también y el Melilla me sorprendió muchísimo la temporada pasada. Salvando las distancias, tengo que comparar los recursos que tenía con el UCAM y con el Jumilla, y son el día y la noche.

¿En Jumilla se tenía que buscar la vida?

Íbamos con cañicas y salvando los días. Hacían un gran esfuerzo, pero en maquinaria y utensilios éramos precarios.

¿Un fisioterapeuta llega a ser un psicólogo de deportistas?

Para mí somos psicólogos porque al fin y al cabo, un paciente se tira una hora contigo y da para mucho, pero un jugador es una hora todos los días durante una temporada. Algunos llegan a ser amigos íntimos nuestros. Contra más confianza tenga el deportista en el fisioterapeuta, mejor va a ser la relación.

¿Ha logrado ese grado de confianza con muchos?

Sí, no sabría decirte un caso específico, pero te diría que mis amigos íntimos son jugadores de baloncesto y fútbol.

Le llegarán a contar hasta sus contratos.

Así es, hasta te piden consejo hasta del contrato a elegir y al final tienes información que mucha gente daría mucho por conocerla. No en el simple hecho del contrato o lo que ganan, incluso con su vida personal, si han tenido problemas con sus parejas o algún familiar en un estado crítico de salud. La relación es mucho más fluida cuando se llega a ese grado de confianza. Eres la persona con la que día a día hablan de todo.

Debe de ser contradictorio que usted les permita ganar mucho dinero cuando recibe cien veces menos.

Sí que los es, sin lugar a dudas. Algunos te entienden y te invitan a cenar alguna vez porque nosotros ganamos mucho menos que ellos.

¿Algunos llegan a ser juguetes rotos?

Es difícil que un crío joven tenga mucho dinero y si su entorno familia no lo aconseja, son un desastre y a los 30 años no tienen nada. No es que sean juguetes rotos, pero tienen un nivel de vida muy bonito y muy difícil de manejar. Que te digan qué guapo eres y tener la cartera llena de dinero, es muy difícil de controlar.

Le dicen tantas veces que son guapos que en cuanto reciben una crítica se hunden.

Patricia, que trabajó en el Betis, dice que hay que trabajar mucho con el deportista en la aceptación de la frustración. Si se trabajan esas cosas, se convierten en mejores personas.

¿Volvería a un equipo deportivo?

Actualmente te diría que no porque aunque ganara mucho dinero, que no es el caso, no puedes disfrutar de la familia. Es que te llaman los entrenadores, directores deportivos e incluso los agentes... Para todo este lío prefiero ganar menos y no dedicarme a esto.

Usted vale más por lo que calla que por lo que cuenta.

Correcto. El fisioterapeuta es una pieza muy importante en un equipo porque es el único profesional que controla el vestuario y el cuerpo técnico.

Lo que sí debe echar de menos es el ambiente de un vestuario.

Exactamente, los días de partrido, las comidas de después, esos ambientes se llegan a echar de menos, pero ahora, levantarme un fin de semana y disfrutar, lo valoro mucho.

¿Sufría en los banquillos?

Al principio sí, pero después te haces un poco más profesional. Tienes alegrías y tristezas, pero no es como los primeros días. A veces te enteras de cosas que no gustan nada.

¿Se ha sentido alguna vez traicionado?

Claro. Tú vas con toda tu ilusión al trabajo y luego te das cuenta que algunos han desperdiciado el mismo porque han ido a su interés.

Ustedes, para mantener la fuerza en los brazos, tienen que hacer mucha preparación física.

Hacemos mucho trabajo manual y en el mundo del deporte aún si cabe más. Un fisioterapeuta tiene que estar fuerte y la mayoría hacemos deporte. El médico no puede decirte deja de fumar y tener un cigarro en la boca.

¿Qué deporte practica?

Hago pachangas con los colegas y voy al gimnasio diariamente.

¿Y cómo trabajaron en el confinamiento?

Los fisioterapeutas no hemos estado respaldados por ningún estamento público y los colegios profesionales han tenido sus más y sus menos con el Gobierno porque no nos daban ninguna decisión. Nos han dejado siempre abiertos, pero con unas medidas imposibles de conseguir. La mayoría de compañeros cerraron, pero yo hice durante un tiempo urgencias y postoperatorios para esa gente ques se ha operado hace solo un mes, porque de no haber seguido, tendrían que haberse metido de nuevo a un quirófano. Yo trabajo mucho con la fisioterapia invasiva y las medidas de sanidad como llevar guantes y otras cosas, siempre las hemos llevado, lo que ha cambiado más es que ahora tenemos que llevar mascarillas.

¿La gente tiene miedo?

Ya menos que al principio, cuando las noticias eran muy confusas y las muertes se habían disparado. Eso creó psicosis, pero actualmente no se da. La gente que ha tenido contacto directo con el Covid-19 sí que tiene más aprensión, pero el resto no.

¿Ahora se cuida más la gente y acude con asiduidad al fisioterapeuta?

Bueno, hay gente que se cree que se cuida y que hace las cosas mal. Ahora tenemos más gente que hace deporte y que antes no lo hacía, pero sin supervisión. Hay muchas preguntas que deben hacerse los ciudadanos. Nos estamos encontrando con mucho trabajo ahora porque la gente está haciendo auténticas locuras. En es confinamiento he tenido la oportunidad de dar unas charlas con los doctores Carrillo y Juanjo López y ellos mismos están asombrados de que han aumentado las lesiones estando la gente en casa por las locuras que hacen. Hemos llegado hasta el extremo de que la gente se lesiona en casa. Es muy bueno que la gente haga deporte, pero llevando un control, esto no consiste solo en ponerte unas zapatillas y salir a correr.

Pero antes ustedes eran un artículo de lujo y cada vez más gente no lo ve así.

Yo soy un amante de mi profesión, pero la fisioterapia es una de las profesiones con más futuro hoy en día porque ayudamos muchísimo en la salud de las personas y su binestar. Antes se veía como un lujo o como alguien que daba masajes esporádicos, pero somos los que solucionamos muchos problemas de salud.