­El acuerdo con el Middlesbrough ha puesto al Real Murcia en su auténtica realidad. Pese a tenerlo todo a favor para ganar una batalla que se lleva librando desde 2016, las urgencias económicas han obligado al consejo de administración a aceptar las migajas puestas sobre la mesa por el club inglés. Con una sentencia favorable de la FIFA, en la que se condenaba al Boro a pagar 1 millón de euros más intereses, Francisco Tornel y su equipo han hecho perder al Real Murcia casi 700.000 euros por no esperar unos meses a que saliese un recurso que casi con toda posibilidad iba a beneficiar a los murcianistas.

Y es que el modelo que se han autoimpuesto en el club grana impide las alegrías. Si algo se necesita en Nueva Condomina es liquidez, pero se lanza una ampliación de capital con mil y un cortafuegos para que nadie con dinero suficiente pueda tomar el control del club. Porque en el consejo de administración no quieren oír hablar de la entrada de un accionista mayoritario. Y tienen el apoyo de unos pocos aficionados que no pueden olvidar los nombres de Raúl Moro, Mauricio García de la Vega y Víctor Gálvez. Ese miedo ha favorecido a Francisco Tornel, que con una inversión de apenas 200.000 -menos del doble de lo que puso Moro en su momento- tiene mando en plaza en los despachos del estadio grana.

Ha sufrido el Real Murcia malas experiencias. Con Jesús Samper la gestión se fue torciendo hasta un callejón sin salida; con Raúl Moro primó el despilfarro y con Víctor Gálvez muchos vieron a la entidad cayendo por un abismo. Tuvieron que levantarse en armas los aficionados para echar al oriolano, abriendo las puertas a PARMU, Francisco Tornel y luego al KBusiness.

Pero una vez salvado el concurso de acreedores y una vez conseguida la estabilidad institucional, el Real Murcia necesita dinero para no quedarse estancado deportivamente, para salir de una categoría que es su perdición, para poder realmente tener opciones de futuro. Y para mirar adelante no solo hacen falta buenas intenciones, también se necesita dinero, y el actual equipo de gobierno ya ha agotado todas sus alternativas.

Ha logrado liquidez para ir salvando obstáculos, pero también ha hipotecado todas las opciones. Los ingresos por el nombre del estadio correspondientes a varios años ya se han agotado, lo que hay que percibir por el alquiler de las antenas del estadio ya no se volverá a cobrar hasta dentro de 25 años; el convenio con el Ayuntamiento ya se una realidad, el dinero por Kike García que tanto se esperaba, ya está en las arcas de la Agencia Tributaria, pero en una cantidad menor de lo que se esperaba...

Y los aficionados no pueden seguir manteniendo los puestos de los que mandan. Esta campaña han pasado por taquilla hasta en seis ocasiones entre Liga, Copa Federación y Copa del Rey. Y en un año y medio han dado el callo en dos ampliaciones de capital.

Las empresas que Francisco Tornel siempre tiene en la manga todavía no se han hecho realidad. Nadie del club ha puesto sobre la mesa un documento en el que aparezca la firma de esos empresarios dispuestos a poner cada verano 250.000 euros para dar viabilidad al proyecto actual.

El denominado modelo alemán, que en España solo ha triunfado con el Eibar, un club que poco o nada tiene que ver con el Real Murcia y su realidad, cada día tiene menos sentido para los granas, si es que alguna vez lo tuvo, y pocos creen ya que los cambios en los estatutos para que nadie tenga más del 50% de las acciones vayan a mantenerse mucho tiempo.

Un Real Murcia de todos es un Real Murcia románico, pero ya hay muchos aficionados que se defienden que un Real Murcia de todos, en el que al final siguen mandando unos pocos, es un Real Murcia condenado a penar en Segunda B y a la espera de que Hacienda o algún acreedor no dé la puñalada definitiva. Por ello, cada vez hay más voces que piden al consejo que cumpla con lo que en un primer momento se dijo. Que asuman que su etapa es transitoria, que llegaron para salvar un 'match ball' y que despejen el camino para la entrada de una persona con la capacidad económica suficiente para dotar al club de la liquidez que necesita.

Nadie borrará ya de la lista de presidentes a Raúl Moro o a Víctor Gálvez, como tampoco se olvidan en el Alavés de Dmitry Piterman, en el Racing de Santander de Ali Syed o en el Zaragoza de Agapito Iglesias; pero mientras que en Murcia no son capaces de superar los fracasos, el resto de clubes mencionados han vuelto a sonreír gracias a la entrada de un accionista mayoritario que ha logrado imponer estabilidad económica y deportiva.

No son los únicos ejemplos. El Mallorca, que en 2016 caía al infierno de Segunda B, se colaba en solo tres años en Primera.El Albacete, que temía por quedarse sin ascenso a la Plata en 2017 por sus deudas con Hacienda, continúa en el fútbol profesional. Por no hablar del Oviedo, club por el que en 2012 apostaba Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo.

Slim deja la deuda a cero

Todos estos clubes tuvieron en el pasado el mismo problema que tiene ahora mismo el Real Murcia. La soga de Hacienda cada vez se ajustaba más fuerte al cuello. Sin embargo, poco a poco, han demostrado que ese problema es solucionable. El Oviedo, en los ocho años de Carlos Slim, ha logrado abonar los 15 millones que debía al fisco en 2012. Con el mexicano, que en 2018 controlaba el 65% de las acciones, el club ovetense ha conseguido olvidar sus penurias, y es que en 2003 llegó a descender a Tercera División.

Racing y Albacete, ascensos previo pago a Hacienda

La deuda con Hacienda también era un problema para el Racing de Santander y el Albacete cada vez que soñaban con ascender a Segunda. Pero ambos pudieron dar el salto de categoría gracias a las aportaciones de sus patronos. Con el Grupo Pitma en los despachos de El Sardinero, el club santanderino ha conseguido finiquitar su deuda con el fisco pagando casi ocho millones en tres años y asegurándose el salto a la división de Plata.

Por su parte, en la entidad manchega, ahora manda el Grupo Skyline. El empresario venezolano-libanés Georges Kabchi llegaba al Carlos Belmonte en 2017 tras comprar el 96,4% de las acciones. Ese verano pagaba cuatro millones a la AEAT para hacer realidad el ascenso logrado en el césped.

Capital americano en el Mallorca

La entrada de capital extranjero también significó un chute de oxígeno para el Real Mallorca. Cuando en enero de 2016 el americano Robert Sarver compraba el club balear todo eran dudas. Pero cuatro años después, el propietario de los Phoenix Suns de la NBA ha ido cumpliendo su palabra. Según algunos medios baleares, en este periodo, en el que consiguió reflotar al equipo tras el descenso a Segunda B para después meterlo por la vía rápida en Primera División, ha invertido unos 33 millones de euros en el club del que posee el 99,97% de las acciones. En lo económico, se ha saldado la deuda de seis millones que quedaba con los acreedores ordinarios y se están cumpliendo los pagos con Hacienda, a la que adeudan unos 18 millones.

Querejeta, del basket al fútbol

Al igual que el Racing, que ha encontrado la estabilidad gracias a un grupo empresarial de Santander, el Real Zaragoza y el Alavés también superaron sus peores momentos de la mano de gente de la tierra.

Josean Querejeta es el ángel de la guarda del club vitoriano, mientras que César Alierta, ex presidente de Telefónica, es el hombre fuerte de la entidad maña, que después de ser rescatada en verano de 2014 por la Fundación 2032, poco a poco su capital social ha ido pasando a las manos del empresario de 75 años.

En 2011 el Alavés se moría. El paso por el club de Dmitry Piterman dejaba a la entidad al borde de la liquidación con una deuda de más de treinta millones. Pero el Grupo Baskonia, propietario del equipo de baloncesto y en manos de Josean Querejeta, salía al rescate para llevar al fútbol el modelo con el que había triunfado en el baloncesto. En 2017, tras el ascenso a Primera y la disputa de la final de la Copa del Rey, los ingresos de la entidad se dispararon a 50 millones. Querejeta ya trabaja en la construcción de un macrocomplejo deportivo que, según el diario digital Palco23, hará que los ingresos del equipo de fútbol pasen de 79 millones a 92 millones de euros.

César Alierta y la Fundación 2032

Otro de los grande empresarios españoles que salió al rescate de un club de fútbol es César Alierta. El ex presidente de Telefónica no dudó en impulsar en 2014 la Fundación 2032, que pasaría a controlar las acciones de Agapito Iglesias, propietario del Real Zaragoza. Ese grupo logró evitar el descenso administrativo y posteriormente la liquidación, ya que en octubre de 2014 Hacienda les reclamaba el pago inmediato de 25 millones de euros. En enero de 2015 se consiguió firmar un calendario de pagos con la AEAT. La Fundación 2032 ha ido perdiendo poder al mismo tiempo que lo ha ganado Alierta en solitario. Tras la última ampliación, ya controla el 49% de las acciones.