La Segunda División B anda revuelta. La guerra fría se ha instalado entre esos dieciséis equipos que tienen derecho a jugar el play off exprés. Unos han vuelto a los entrenamientos mientras que otros aguadan pacientes. Pero para regresar al trabajo hay que cumplir dos condiciones, una sanitaria y otra contractual de los contratos de los futbolistas. En la Región hay dos equipos implicados, el Yeclano y el FC Cartagena. El primero podrá volver al trabajo en cuanto el ayuntamiento de Yecla, propietario de las instalaciones donde entrena, pueda cumplir el protocolo sanitario marcado por el Consejo Superior de Deportes y la Real Federación Española de Fútbol para esta fase 1. El club albinegro, por contra, no solo tendrá que disponer de las medidas de seguridad necesarias, sino que también tendrá que cumplir otra condición: sacar a los jugadores del ERTE.

«Si vuelven a entrenar estando en un Expedicente de Regulación de Empleo, estarán cometiendo una estafa a la Administración, que durante estos momentos está pagando a los jugadores», afirman especialistas en derecho deportivo y laboral consultados por esta Redacción. «A un futbolista no solo se le paga por jugar los partidos los domingos. Prestar servicios a un club es entrenar, porque si fuera solo jugar, todos esos futbolitas que no juegan durante un tiempo, podrían denunciar por falta de ocupación efectiva», puntualizaron las mismas. Por ello, el Yeclano, al no estar en un ERTE, sí puede volver a entrenar, mientras que el club cartagenerista aún no puede hacerlo. El club del Altiplano negoció con sus futbolistas una reducción salarial del 20% en lugar de presentar un ERTE; el albinegro sí que optó por esta solución para ahorrarse los salarios durante todo el tiempo que está paralizada la competición.

«Hay que extinguir el ERTE para volver a entrenar, ya sea individualmente o por grupos. Incluso los clubes que se encuentran en esta situación, no pueden en estos momentos de suspensión del contrato laboral dar instrucciones a los jugadores. Si se marca un horario y unas instalaciones, se estaría haciendo lo mismo que durante todo el año, por lo que se consideraría un fraude», afirmaron las mismas fuentes.

Por ello, el FC Cartagena, pueda volver a poner a sus órdenes a los jugadores, sino que tiene que moverse en los despachos y suspender el ERTE, lo que conllevaría también tener que volver a pagar las nóminas. En ese supuesto no se encuentra el Ibiza, el club que ha encendido la llama esta semana, ya que la entidad que dirige Amadeo Salvo, al igual que el Badajoz, otro de los implicados en el ascenso, no solicitó a la Admnistración el Expediente de Regulación de Empleo. Es decir, que ha seguido pagando a sus futbolistas con sus propios recursos. Sus rivales sí que se quejan del incumplimiento de un pacto de caballeros que estipulaba que no volvería nadie a los entrenamientos hasta que no se dieran las mismas condiciones para todos, entre ellas, estar en la misma fase de confinamiento. En Yecla aguardan a que el Ayuntamiento abra las instalaciones a través de un protocolo, pero el mismo no se ha puesto en marcha. En Cartagena el consistorio ya ha comunicado que las pistas exteriores del Pabellón Central -una de padel, dos de tenis y el frontón-, la pista de atletismo municipal y el circuito de trial bici de Los Camachos ya se abren al público, todas ellas con restricciones y con franjas horarias marcadas. Los deportistas federados que participan en competiciones nacionales e internacionales son los que tienen prioridad de uso de las mismas previa solicitud. El consistorio sí que tiene previsto que con la llegada de la fase 2, el lunes 25 de mayo, se abra el estadio Cartagonovao, aunque esa reapertura se podría retrasar unos días debido a que las normas ministeriales se suelen dictar los fines de semana.

El protocolo enviado a todos los clubes por la Federación Española fija varias exigencias sanitarias para volver a los entrenamientos. En primer lugar, los clubes deben someter a sus jugadores una exploración básica y toma de temperatura, además de realizar un cuestionario psicológico. También es necesaria una analítica de sangre y pruebas respiratorias funcionales y cardiovasculares. Por último, los días previos se tiene que llevar a cabo el test del COVID-19 a todos los jugadores, seguido de un test rápido a los siete días para asegurar que no hay ningún contagiado e identificar a los posibles asintomáticos.