Se hizo larga la espera, pero terminó llegando el día. Después de un mes y medio sin poder salir de casa, ayer se pudo hacer algo de deporte. Nos referimos al aire libre. Que por mucho que se intente igualar y compensar con el que se hace en casa, no se le puede comparar. Y no lo decimos nosotros, sino todos aquellos que pudieron volver a moverse con el sol y el aire dándole en la cara. Pero también lo dicen los que más saben. Y es que nuestros deportistas también pudieron volver a vestirse de corto y a ponerse unas zapatillas que después de varias semanas, han podido volver a pasear por el asfalto, el césped o el pavimento.

No fue, sin embargo, una vuelta al cien por cien, como a todo ellos les hubiera gustado. Pero sí una toma de contacto y una vuelta parcial a lo que más les gusta. Es el caso, por ejemplo, del marchador Manuel Bermúdez, que volvió a sentir incluso la adrenalina de las grandes ocasiones: «Cuando he salido de casa me han entrado los nervios. Una sensación muy parecida a la que puedo tener antes de una competición». El ciezano entrenó por el monte durante dos horas, como suele ser habitual en su rutina de trabajo: «La verdad es que me he encontrado bastante bien físicamente. He tratado de ir tranquilo para no acusar la inactividad de estas semanas, pero he podido ir a buen ritmo».

Una zona por la que normalmente no suele haber tanta gente, pero que no ha supuesto ningún problema: «La verdad es que se notaba que la gente estaba con ganas de salir. He tenido que adelantar a muchos de ellos durante el camino, pero todo el mundo ha mantenido las distancias y han sido muy respetuosos y responsables». Aunque diferente, el de ayer fue uno de sus entrenamientos más especiales: «Creo que ha sido una de las veces que más feliz he salido a entrenar en mi vida».

A primera hora, al igual que Manuel, salía el piragüista Pablo Sánchez Palacios. Eso sí, el lugar de su entrenamiento no iba a ser ni mucho menos el mismo. A las 8 de la mañana ya estaba subido en su piragua para hacer la hora de entrenamiento y los 10 kilómetros que recorrió: «El comienzo ha sido un poco agobiante porque se ha notado bastante la inactividad. Las sensaciones son diferentes porque el estado de forma, evidentemente, no es el mismo que antes del parón. Pero poco a poco he ido encontrándome mejor, aunque no he querido ir fuerte». A pesar de que en el agua no se cruzó con nadie, sí que lo hizo de camino al club: «He bajado un rato antes para sacar al perro y he visto bastante gente. Acostumbrado a no ver a nadie cuando voy a entrenar, se me ha hecho extraño ver tantas personas».

Otro de los que decidió madrugar fue el central del Cartagena Sergio Ayala. Junto con su perro, el de San Feliú de Llobregat salió a las 8 en dirección al monte Atalaya para hacer un paseo relajado: «He aprovechado que tengo el monte cerca de casa para hacer algo más tranquilo. El preparador físico nos dijo que de primeras no hiciéramos nada intenso para evitar cualquier posible daño». Y aunque relajado, era algo que estaba deseando: «La verdad es que se agradece y es algo que he podido disfrutar. Tanto tiempo en casa pasa factura y por fin hemos podido salir un rato».

No tan madrugador fue el velocista Sergio López Barranco, que prefirió esperar al 'turno' de la tarde para hacer su sesión de entrenamiento en la calle junto a una compañera del club Nutribán Alcantarilla, al que pertenece el velocista.

Si hay algo de lo que también estuvieron muy pendientes los nuestros era de tener responsabilidad y evitar al máximo el contacto. Por ejemplo, la regatista Fátima Reyes decidió no salir a entrenar: «No tenía programado entrenar hoy, por lo que he preferido permanecer en casa. He visto mucha gente en la calle , y como no tenía la necesidad de salir, no lo he hecho». Fátima, que se encuentra en Mallorca, reprimía así sus ganas de entrenar al aire libre, aunque durante estas semanas está intentando mantenerse de la mejor forma posible en casa: «Estoy intentando entrenar en serio para no perder el gran estado de forma que habíamos alcanzado por la época del año en la que nos encontrábamos. Pero obviamente no es lo mismo que hacerlo de forma habitual».

Tampoco ha tenido apenas contacto el atleta Miguel Ángel López. La zona en la que vive, El Esparragal, tiene poca afluencia de personas, por lo que ha podido entrenar bastante aislado: «He buscado las zonas donde sabía que iba a haber menos gente, y estoy contento con el entrenamiento que he hecho». El atleta corrió algo más de una hora en su vuelta al aire libre: «Ha sido un gozo poder volver a salir y correr fuera de casa. Tenía muchísimas ganas de hacerlo y he disfrutado mucho».

Además, es uno de esos privilegiados que apenas ha notado la falta de ritmo que muchos han sufrido durante la cuarentena: «Tengo la suerte de que pude conseguir una cinta de correr en la primera semana de confinamiento. Ahí he podido seguir entrenando aunque evidentemente no es lo mismo. Aun así, me ha servido para mantener la forma, aunque no he querido machacarme», aseguraba.

Quien también ha podido mantener el ritmo durante la cuarentena ha sido la boxeadora Mari Carmen Romero, que vive en el Esparragal de Puerto Lumbreras, y su casa le ha permitido entrenar de forma intensa durante estas semanas. A pesar de ello, esperó también al segundo turno del día : «He preferido esperar a la tarde porque estoy haciendo otros entrenamientos en casa y se me solapaban. Podré recuperar la sensación de volver a hacer deporte al aire libre a última hora del día».

Unas sesiones de entrenamiento que le hacían ser optimista de cara a esa vuelta a hacer algo de carrera continua: «La verdad es que estoy confiada en que no me va a costar, porque he seguido entrenando. Pero, ¿quién sabe? A lo mejor cuando salga casi no puedo ni correr», comentaba entre risas. Y desde Barcelona, la piloto Ana Carrasco escribía el siguiente mensaje: «¡Respirando un poquito de libertad, con conciencia y siempre respetando las recomendaciones! ¡Tenemos que saber disfrutar de esto pero sin permitir que sea un paso atrás», dijo acompañada por una fotografía en un prado.