Desde que Luis Rubiales diese un volantazo y se olvidase del mensaje que venía defendido, a lo mejor para hacer ruido y que no se hablase de sus problemas judiciales, todo es surrealista. ¿Por qué 28 jornadas sirven para decidir quién puede luchar por el ascenso y no valen para mandar a los equipos de abajo a Tercera? Luis Rubiales y las Territoriales sabrán, pero es que a Luis Rubiales y a los presidentes de las Territoriales, tan cómodos en sus puestos, poco o nada les importa una Segunda B que se desangra. Por ello no solo están tan contentos por no reestructurar una categoría que necesita un lavado de cara desde hace años sino que ahora se han propuesto darle la puñalada definitiva aumentando el número de equipos a 98. Que no se preocupe Rubiales por el fútbol no profesional, vale; que las Territoriales estorben más que ayuden, vale; pero que algunos clubes, por mucho que salgan favorecidos por un play off exprés, no vean la chapuza que se va a consentir o que simplemente callen es muy grave.

De los dieciséis que jueguen por el ascenso, doce seguirán en Segunda B. Uno de ellos, si no hace los deberes como no ha hecho en las tres últimas campañas, podría ser el FC Cartagena. Si no asciende, qué pensarán entonces en el Cartagonova de jugar en una categoría con casi un centenar de equipos. Aunque esa opción no la contemplan ahora mismo los albinegros. Ellos ya se ven en Segunda con un ascenso directo por imposibilidad para jugar, una opción que de momento solo está en sus cabeza. Pero si hay posibilidad de competir, no quieren ni oír hablar de liga regular. Les da tanto miedo luchar de tú a tú durante diez jornadas y enfrentarse a una fase de ascenso normal, que fue conocer que disputarán como campeones un play off a noventa minutos y ponerse a descorchar el champán, como si Castellón, Logroñés y Baleares no jugaran. Parece que no aprenden en la ciudad portuaria. Luego les pasa lo que les pasa, que cada agosto están en el Grupo IV de Segunda B.

La única reflexión que saben hacer Paco Belmonte y cia es que el plan Rubiales es el más justo para todos. Y quién piense lo contrario que se atenga a las consecuencias, porque ahora las leyes del fútbol las dicta el sheriff albinegro. Qué pena que la competición no se hubiera paralizado una semana antes, cuando el Marbella era líder. Y no lo digo porque no me guste ver al FC Cartagena en el primer puesto, si quieren que les diga la verdad ni me afecta ni no me afecta, no soy yo de lucir bufandas de equipos de fútbol, lo digo por ver cuántos en la ciudad portuaria hablarían entonces de justicia. Y es que una liga dura 38 jornadas, y hasta que el árbitro pita el final del último partido, todo puede pasar. Y aquí, que yo sepa, todavía quedan 10 encuentros por disputarse.

Me cansa la campañita del FC Cartagena, con amenazas incluidas, por insistir en que merece un ascenso directo o jugar un play off como campeón. Pero también me cansa el concurso que se ha puesto en marcha por ver quién hace más el ridículo cuando nuestra única preocupación debería ser la situación crítica que vive un país donde cada día mueren cientos de personas. Hasta el Real Murcia y el UCAM se han lanzado a reclamar lo suyo. Los granas hablan de un play off de ocho, porque curiosamente ellos son octavos; y los universitarios, como son décimos, pues amplían la horquilla a esa posición. Menos mal que siempre nos quedará el Yeclano para poner algo de cabeza.

No sé lo que va a pasar. Lo único que creo es que no se va a poder jugar más en los próximos meses. Ni a puerta cerrada ni sin puerta cerrada. Por lo que no quedará otra que o reanudar la competición en septiembre o declararla nula tal y como establece el reglamento y pensar en la siguiente temporada.

Pero si hay un milagro y el Gobierno levanta la persiana del fútbol, habría que esperar para ver si hay opciones de completar la liga regular en verano. Y en caso contrario, pues entonces sentarse a la mesa y tomar una decisión consensuada que no degrade todavía más la categoría. Sería aquí cuando el play off exprés podría presentarse como una opción interesante y atractiva.

Dieciséis equipos luchando por cuatro plazas en Segunda, sin ventaja para los primeros. Todos en las mismas condiciones. Porque, salvo el Logroñés, ni Cartagena, ni Castellón ni Baleares merecen ser reconocidos como campeones por su escasa diferencia y por el cierre precipitado de la liga. Pero si hay ascensos, por obligación tienen que haber descensos, guste más o guste menos. Una cosa debe ir unida a la otra sí o sí.

Pero parece que no habrá opción a debate y el plan de Rubiales se aprobará. Y es que en las Territoriales no son de ponerse a trabajar, aunque sea un poco, para plantear otras alternativas. A los presidentes no les preocupa si hay 80 equipos, 98 o doscientos, a ellos solo les importa percibir sus golosos salarios a fin de mes y que no les molesten mucho. Pero ni esa buena noticia es suficiente para los dirigentes albinegros.

Será por los antecedentes, por llevar tres temporadas fracasando pese a inversiones de varios millones de euros o porque en las últimas semanas el equipo no funcionaba, pero en el Cartagonova tienen miedo. Por eso también están presionando a otros clubes y mucho para que se apoye que esa fase se dispute en Pinatar Arena, instalación que en la que entrenan a menudo y que conocen muy bien. Todavía Paco Belmonte, que en vez de hablar, sentencia, dirá que es una sede neutral y tendremos que apoyarle. Solo falta ya que Monje Carrillo también proponga que, por el trauma de perder un ascenso en el minuto 96, el FC Cartagena empiece la eliminatoria de campeones con 1-0 en el marcador. Si cuela, cuela.