Telemáticamente y con la mayor de las incertidumbres. Así celebra hoy la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) la que probablemente sea -al menos a priori- su Asamblea más complicada en mucho tiempo. Sobre la mesa, el buscar una salida para tratar de que la Liga Endesa 2019-2020 llegue a su fin. Aún sin una fecha concreta para plasmar este supuesto, la idea es evitar la cancelación para que todas las partes salgan lo menos perjudicadas posibles. La del ámbito deportivo para definir un campeón; la de los patrocinadores y, por ende, la económica al vender el producto al menos en la tele; y también la de los jugadores, temerosos por un lado por salvaguardar su salud, pero a la vez deseosos de regresar a las canchas.

Saben tanto el organismo presidido por Antonio Martín como sus 18 clubes afiliados, entre ellos el UCAM Murcia, que todo lo que decidan hoy será papel mojado si su plan de actuación no cuenta con el visto bueno del Consejo Superior de Deportes y el Ministerio de Sanidad. Una vuelta a la normalidad podría tener como principal aliado en esa desescalada al fútbol, un deporte que si bien cuenta con mucho mayor empuje, podría allanar el camino -con sus negociaciones con el Estado- para que la ACB logre salvar esta temporada.

Sabedores de que el cambio de formato sería obligatorio, y a la vez puestos en sobreaviso ya por la Asociación de Baloncestistas (ABP), en la ACB manejan un escenario intermedio. Así, Antonio Martín ha propuesto a los clubes que los 12 primeros en el momento del parón -el UCAM Murcia es decimosexto con 7 victorias pero con un partido menos, que en caso de ganarlo tampoco le valdría para llegar a la zona de corte- disputen, por concentración -para la que tanto Tenerife como Gran Canaria se han ofrecido-, una liguilla de dos grupos, de los que saldrían los dos finalistas. Por tanto, en caso de salir adelante este planteamiento, la temporada habría finalizado ya para el conjunto universitario.

La lucha por el título se dirimiría al mejor de cinco partidos. Todos a puerta cerrada. Acabar la fase regular (101 choques), jugar un play off (formato reducido al mejor de tres) con los 16 primeros o simplemente con los ocho mejores, son opciones menos probables. En algunos casos por lo que se extenderían en el tiempo, y en otros por el gran riesgo de sorpresa al que quedarían expuestos los grandes gallos de la competición.

La alternativa de la ACB contemplaría un mínimo de cinco partidos para cada equipo, que bien podrían celebrarse en el plazo de dos semanas: se jugaría un día y se descansaría otros dos. Luego, la final, se liquidaría en un periodo máximo de otros 14 días. Todo esto lo baraja la ACB en un escenario que no echaría a andar antes del 15 de junio, y que a la vez estaría condicionado por la sombra de la Euroliga, que también mantiene su empeño de salvar el presente ejercicio. A eso se añade la necesidad de tener que renegociar con los jugadores unos contratos que en no pocos caso expiran el 30 de junio.

Si por la parte alta serían 12 equipos los que disputarían el play off, por abajo la proposición de la ACB contempla que no se produzcan descensos, con lo que tanto Fuenlabrada como Estudiantes (ahora los dos últimos) se salvarían de la quema. Ambos, casualmente, se encuentran inmersos dentro de un ERTE desde hace algunas semanas, lo que les está permitiendo compensar algunas de sus pérdidas. Manresa, Obradoiro, Betis y UCAM Murcia quedarían en tierra de nadie sin volver a jugar.

Antiguamente se solía recurrir (al margen de segundas fases) a 16 conjuntos, y más recientemente a ocho. De hecho, esta última vía, la de hacer un play off desde cuartos, parecía ser la idea que más gustaba en la ACB hasta el viernes. Así al menos lo afirma Juanma Rodríguez, director deportivo del Real Betis. «Eran ocho los equipos que se planteaban en ese formato y durante el fin de semana han aumentado. Solo hay que mirar la clasificación para saber qué ha pasado», expresó ayer en Canal Sur Radio en referencia a los vecinos del Unicaja Málaga, ahora mismo novenos. Pero al margen de esta teoría, y la de no alargar esta fase en caso de tener 16 clubes, también está la vía numérica con la que el organismo de Antonio Martín se podría asegurar que su alternativa saliera adelante. Para cambiar el sistema de competición necesitaría el visto bueno de 14 equipos (una mayoría reforzada de las tres cuartas partes de la Asamblea), respaldos que saldrían de los 12 conjuntos que seguirían en liza más los dos en puestos de descenso. Ahí, por mucho que pataleen los otros cuatro, no tendrían nada que hacer.

Además, varios de los otros once clubes que participarían en esta continuación han visto como algunos de sus jugadores se ha marchado a su país de origen para vivir con sus respectivas familias este trance tan delicado, algo que no ha ocurrido en el UCAM Murcia. Así, viajaron al continente americano Jaycee Carroll (Real Madrid), Malcolm Delaney (Barça), Tyler Haws (Bilbao), Earl Clark (Burgos), David Walker (Andorra), y DJ Seeley y Jason Thompson (Zaragoza). La mayoría han dado su palabra de regresar en caso de que se vuelva a jugar. Otra cosa es que lo puedan hacer. Clubes como Obradoiro, Fuenlabrada y Estudiantes también han visto como se les han marchado casi todos sus foráneos.