El fútbol, el baloncesto, andan buscando fórmulas para concluir como sea la temporada. Muchos dudan de que esta campaña se celebren más competiciones, pero todas las opciones pasan por un escenario claro y única: encuentros a puerta cerrada. La Real Federación Española está tratando de encontrar el consenso para implantar un modelo exprés en Segunda B que, por supuesto, no ha gustado a todos, sobre todo los que ven ya finalizados sus cursos. En el fútbol sala se ha planteado un play off final con los ocho primeros clasificados en estos momentos, una propuesta que tampoco ha convencido a todos, y el baloncesto debatirá el próximo lunes qué fórmula adopta, siendo una de las posibles la celebración del resto de la campaña y los play off en una sede única, con todos los equipos concentrados, que podría ser Tenerife y Las Palmas.

Muchas voces creen que nada de eso se podrá llevar a cabo. Enrique Garcés de los Fayos, doctor en Psicología del Deporte de la Universidad de Murcia, opina que «todos están siendo muy optimistas. De entrada, no lo veo factible, pero si son ciertos los informes que dicen que cuando salgamos del confinamiento tendremos que guardar una distancia de entre 10 y 20 metros, no creo que los futbolistas vayan a ser una excepción y el baloncesto, que es un deporte de contacto, menos. Tengo mis serias dudas, pero veo bastante difíciles estas opciones de partidos únicos», afirma el murciano, un psicólogo con una larga trayectoria de trabajo con deportistas profesionales. En cualquier caso, Garcés analiza para La Opinión situaciones psicológicas que tanto los entrenadores como los jugadores deberán tener muy en cuenta en el supuesto de que se levante el confinamiento y del regreso a las competiciones con formatos muy distintos a los que se habían planteado al inicio de la temporada.

Primero fueron quince días, después treinta y ahora caminamos hacia los cuarenta y cinco de confinamiento, un hecho que ya está empezando a pesar a todos psicológicamente y, por supuesto, a los deportistas profesionales, que en estos momentos de las temporadas también se están jugando su futuro: «Hay que estar muy preparado para ajustar bien las expectativas. Hay que preguntarse qué está pasando por la cabeza de estos jugadores a los que les han dicho quince días, después treinta y que se pueden ir a cincuenta y ocho. Muchos estarán pensando qué va a pasar después del 9 de mayo. Solo los jugadores que han tomado el confinamiento desde el primer día con normalidad, sabiendo que se estaban metiendo en una situación donde tienen que intentar vivirla desde la más absoluta normalidad siendo tan absolutamente irreal, serán los que mejor se adapten. Hay que ver cómo están ajustando las expectativas porque también habrá gente que lo estará viviendo como algo grave, que le han dejado sin libertad y pensando en qué pasará mañana», dice.

Los psicólogos del deporte no son magos, pero sí pueden ofrecer numerosas herramientas para mejorar ciertas situaciones y obtener mayores rendimientos. «No nos podemos olvidar que el deportista tiene una cabeza, son máquinas físicas que tienen que someterse a una serie de entrenamientos. Entiendo que Real Murcia, Cartagena, Yeclano, Real MurciaCartagenaUCAM para realizar entrenamientos extraordinarios, pero en casa no es así, aunque cambian las rutinas y terminan adaptándose. La parte física, aunque tendrá que preocuparnos porque no es lo mismo que trabajar al aire libre, se puede llevar. Otra cuestión es la psicológica, porque si el deportista tiene claro dónde está, lo llevará mejor. Por ello considero que lo más importante ahora mismo es tratar al deportista como persona, analizar cómo está y cómo está viviendo una situación tan extraña. No nos han metido a la cárcel y no nos están haciendo pasar hambre, pero nos han dicho que te tenemos que quedarnos en casa. Hay muchas cosas pequeñas que influyen, como las relaciones familiares. Por ello, primero hay que resolver eso antes que entrenar. Ahora no me planteo el entrenamiento psicológico como algo excepcional, sino como una rutina más».

Hay también deportistas profesionales que están viviendo solos este confinamiento, ya que no tienen a sus familias aquí, una circunstancia que considera Garcés que provocará una vuelta a la normalidad más lenta. «Hay dos casos. Por un lado están las personas que están en casa porque están convencidas de que es lo mejor, y por otra están las que se quedan por miedo a una multa o a que un bicho los mate, ya que estos últimos no lo van a llevar igual. Al margen, cuando tienes alguien a tu lado es más fácil de llevar, ya que si estás solo y encima eres introvertido, se puede generar un cóctel molotov un poco complicado. A esos deportistas habría que prestarle mayor atención cuando se regrese a la normalidad porque ese perfil manifestará más problemas al no haber gestionado bien la situación y posteriormente se romperán con más facilidad», afirma.

Toda esta situación ha cambiado muchas pautas de trabajo físico y mental. Por ello, Garcés aboga por realizar un trabajo diferente cuando acabe el confinamiento con esos deportistas y se afronte el regreso a los entrenamientos: «Primero evaluaría las cabezas, porque hará falta un trabajo individual, ya no valdrán las acciones grupales tal y como están concebidas. Habrá que buscar ahora la cohesión de los grupos, porque habrá algunos que tendrán contrato para la siguiente temporada y otros no. Y para los entrenadores el problema serán las intervenciones en el campo. El entrenador tendrá que liderar ahora de otra manera y el que se ponga duro va a fracasar. Tendrá que ser un liderazgo más humano y estar más atento a las circunstancias para ver con qué carencias vuelven los jugadores. Imagino que surgirán problemas de motivación y gente que estará pensando en que le queda un partido o unos entrenamientos para acabar la temporada», recalca.

Pero ahora también se plantea el escenario de concluir las competiciones a puerta cerrada, sin público, una medida que seguro que condicionará bastante los resultados finales, donde los deportistas tendrán que sacar a relucir otras habilidades. «Cualquier cosa que se salga de lo normal va a influir en positivo o en negativo», dice Garcés, quien añade que «el ser humano es previsible cuando las variables son las mismas de siempre. En esta situación no haría especial hincapié en que el partido sea a puerta cerrada, sino en que físicamente hay que llegar bien al partido y, además, mentalmente tienes que estar preparado para afrontar un encuentro que puede ser tan difícil como una final de la Champions. Cualquier cosa excepcional va a alterar las variables psicológicas. El entrenador tendrá que identificar quiénes juegan mejor en una situación de presión con público para montar la alineación. Físicamente no va a estar ningún jugador bien porque no va a tener los mismos reflejos y ninguno va a estar para echar cohetes, por ello habría que buscar alineaciones con gente que llegue mentalmente fuerte de casa y que haya pasado esto como unas vacaciones largas. En segundo lugar buscaría a jugadores más preparados para afrontar una situación de último partido y jugártelo todo en eso. Y por último, buscar quién a nivel motivacional está en condiciones, aunque después le pueda pegar un tirón porque físicamente no aguante, pero eso es algo que no podemos controlar», afirma.

Garcés, en resumen, considera que los deportistas «que tienen unos componentes optimistas y positivos son los que van a tirar para adelante, es decir, los que antes problemas muy gordos van a ver oportunidades y posibilidades de crecimiento. Mentalmente es muy difícil encontrar optimistas, gente que no ve problemas a esta situación. Para los que estamos fuera, como los periodistas, psicólogos, espectadores y directores deportivos, van a poder comprobar dónde están los grandes los jugadores con carácter», termina diciendo el profesor y escritor murciano.