«Para saber si podrá reanudarse la competición es más útil mirar lo que dice el ministro de Sanidad que el señor Tebas». Estas palabras fueron pronunciadas hace unos días por Irene Lozano, presidenta del Consejo Superior de Deportes, en unas declaraciones a la Cope. Posteriormente el CSD también desautorizó la vuelta a los entrenamientos de la Real Sociedad. Ayer mismo, este organismo impidió al Fuenlabrada que llevara a cabo los controles de peso a los que iba a ser someter a sus jugadores. El fútbol, por muchos intereses económicos que haya alrededor, tendrá que seguir a rajatabla las instrucciones del Gobierno. De momento no hay señales de que los clubes puedan retomar su actividad y las ligas puedan reiniciarse.

La Federación Española siempre ha defendido que no se jugará mientras haya riesgos para la salud, y después de un mes de Estado de Alarma, nadie sabe cuándo el balón comenzará a rodar. Si hace unas semanas se hablaba de mayo, ahora ya parece imposible que la competición vuelva antes de finales de junio. Parece claro que tocará jugar en verano. Y, casi con toda posibilidad, se hará a puerta cerrada.

Para los clubes del fútbol profesional, cerrar las puertas de sus estadios parece un mal menor, ya que las televisiones han ganado la partida a los aficionados; pero en Segunda B, los clubes saben que «sin público, estamos muertos», como explicaba Francisco Miró, consejero del Real Murcia a esta redacción. Quedan diez partidos de la liga regular de división de bronce, y los granas tendrán que jugar cuatro en su campo. En las oficinas del club murcianista están convencidos de que en los próximos meses se tendrá que jugar a puerta cerrada, y eso se sumará a los perjuicios económicos provocados por la expansión del coronavirus.

Todos los clubes viven ahora en la incertidumbre. Y entre los problemas que tienen sobre la mesa está cómo responder ante los abonados si finalmente los últimos partidos de liga se disputan a puerta cerrada. La opción más sencilla, de no ser por las dificultades económicas del club grana, estaría en devolver a los abonados el dinero correspondiente a esos encuentros -en el caso de los murcianistas, cuatro-. De llevarse a cabo esta medida, cada abonado tendría que percibir un 22% de lo que pagó el pasado verano.

Ante los importantes problemas de tesorería de una entidad que además volverá al final de campaña con dificultades para poder cumplir con lo pactado y con lo que se adeuda a futbolistas que ya bloquearon los derechos federativos el pasado mes de enero, devolver un dinero que ya fue gastado hace unos meses no parece la opción más viable, ya que el club quedaría en una situación complicada. Es por ello que en Nueva Condomina están barajando la posibilidad de ofrecer a los abonados un descuento en el carné del próximo curso para recompensarles por los partidos que no podrán ver en directo este final de campaña si finalmente se juega a puerta cerrada.

De los diez encuentros que le restan al Real Murcia para completar la liga regular en el Grupo IV, solo cuatro de ellos se jugarán en casa. Los de Adrián Hernández tendrán que recibir al Linense, Recreativo, Villarrubia y Badajoz. En el lado positivo para el club grana está que los choques más atractivos y con más taquilla ya se han disputado, por lo que el jugar sin público apenas afectará a los ingresos por venta de entradas.

No solo preocupa a los responsables murcianistas que no haya aficionados en las gradas en este final de curso. En el estadio grana van más allá. Y es que, según indica Francisco Miró, temen que esas restricciones de público en eventos deportivos puedan alargarse hasta el punto de afectar al inicio de la próxima temporada. Si el Gobierno decide evitar grandes aglomeraciones de público como medida de seguridad para evitar un rebrote una vez controlada la expansión del coronavirus, el curso 20-21 podría empezar también sin público, y en el Real Murcia tienen miedo de que esto tire para atrás a los aficionados y perjudique a la campaña de abonados. Y es que una de las principales fuentes de ingresos de la entidad es la venta de carnés.