Muchas páginas e incluso la portada de la edición de hoy de La Opinión iban a estar dedicadas a la Ruta de las Fortalezas de Cartagena, pospuesta al 24 de octubre por el coronavirus. Unos cuatro mil corredores, en su mayoría aficionados que disfrutan corriendo o andando, serían los protagonistas de infinidad de reportajes. Sus fotos y vídeos estaba previsto que inundaran nuestra página web (www.laopiniondemurcia.es) desde primera hora de la mañana, como ocurre cada año. Pero una pandemia mundial dejó ayer a todos los ciudadanos de este país 'condenados' al confinamiento para evitar una mayor propagación del Covid-19. Los militares de la Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster, que se encargan de organiza la Ruta, sí estaban diseminados por Cartagena, pero no andaban realizando labores de avituallamiento o asistencia a los participantes en la undécima edición de la ya mítica prueba, sino controlando los accesos a la ciudad como medida de seguridad. Y para combatir ese desasosiego, decenas de runners de la Región se las ingeniaban para hacer un poco de deporte en sus viviendas deseando que pronto lleguen momentos mejores.

Una de las iniciativas que llenó el sábado de la Ruta de las Fortalezas fue la llevada a cabo por el club Correbirras, de Murcia, que invitó a todos, pertenecieran o no a esta entidad deportiva, a ponerse el pantalón corto para correr 21 kilómetros en casa, es decir, una media maratón. La actividad fue un éxito porque alrededor de un centenar de aficionados se calzaron sus zapatillas y se montaron circuitos en sus domicilios para poder cubrir la distancia que cada uno podía. Esta vez no tuvieron que ir recoger el dorsal a un centro comercial porque los elaboraron cada uno artesanalmente en casa. El reto, en cualquier caso, era hacer 21K, pero en realidad daba igual la distancia. Lo importante era moverse, estar en acción durante unas horas. El ingenio de los participantes llegó hasta el punto de que uno de ellos movió un buen número de muebles de su domicilio para poder unir una habitación con el comedor y así tener más espacio para correr.

Desde una casa de campo a un garaje

Los más afortunados, como Óskar García, que vive en una casa de campo en la zona de Churra, pudieron incluso montar una línea de salida aprovechando el porche. Otros, como Pepe, un murciano afincado en Salamanca desde hace 20 años, tuvo que hacerlo aprovechando el pasillo de su piso. Gabriel Sánchez Cutillas, vecino de Santomera, aprovechó su casa en la huerta para poder realizar bastantes metros sin obstáculos, mientras que Elena Calmache, de Llano de Brujas, dio vueltas y vueltas en la terraza de su dúplex de esta pedanía de Murcia. Juanjo Floriano, organizador de la Carrera Popular Los Olivos y campeón España de tenis de veteranos, incluso instaló un avituallamiento con quintos de cerveza, mientras que Toni Bastida, acompañado por sus hijas, dio vueltas al garaje de su edificio. Y muchos que solo habían prometido hacer la mitad de los kilómetros, se animaron a realizar más e incluso alcanzaron la media maratón.