Antonio Ruiz López (Murcia, 24 de abril de 1976) es un vecino de Beniaján que en 2019 ganó las dos ligas de la Federación de Montañismo de la Región de Murcia. Trabaja como mecánico de mantenimiento en Artes Gráficas Jiménez Godoy y pertenece al club Bicihuerta. Tiene dos hijos, uno con parálisis cerebral, al que dedica gran parte de su vida. Pese a ello, saca tiempo para correr.

¿Ha hecho deporte toda su vida?

Sí, desde que era pequeño. Y como casi todos los niños de mi edad, empecé en el fútbol. Primero estuve en Los Garres infantil y me subieron de categoría hasta que llegué a juveniles. Después me vine a Beniaján en mi último año en juveniles, pero lo dejé una temporada porque me eché novia, no hacía casi deporte.

¿Ya no le dio más al fútbol?

Sí, a los tres o cuatro años, como mi novia era de La Unión y yo pasaba allí los fines de semana, un grupo de amigos que estaba buscando futbolistas me llamó, hice las pruebas y me cogieron.

¿De qué jugaba?

De líbero, pero me pusieron de lateral izquierdo y ya me quedé en ese puesto.

Si el líbero hace siglos que no existe.

Claro, es que hace muchos años que pasó esto que te cuento.

¿Y estuvo mucho tiempo?

Una temporada solo. Arrancamos en Regional, subimos a Preferente y ya ahí fueron buscando gente más buena y yo me quedé fuera.

¿Ahí se acabó todo?

No porque me vine a Puente Tocinos a jugar al fútbol sala, en un equipo de Primera División, que entonces era como la División de Plata. El problema es que yo he tenido siempre muchos problemas con los tobillos y las rodillas, siempre estaba hecho polvo. Entonces un amigo me dijo que si quería seguir haciendo deporte y no sufrir tanto, lo mejor era que me pillara una bicicleta. Me compré una mountain bike y como el deporte que practico siempre compito al máximo, empecé a participar en carreras y me metieron en el equipo, donde hice MTB y también carretera. Hice ligas regionales y estuvo en dos Campeonatos de España, en Madrid y Cazorla, junto a todos los profesionales, que fue algo alucinante.

¿Cuándo entraron las carreras por montaña en su vida?

Bueno, entre medias tuve a mi primer hijo, que con un mes y medio sufrió una hemorragia cerebral. En la Arrixaca le salvaron la vida, pero al día siguiente nos mandaron al 12 de Octubre, en Madrid, y nos tiramos allí un mes y medio. Le pusieron una válvula y unas cosas que lleva en la cabeza y la vida me cambió. Seguía haciendo bicicleta, pero cada vez me costaba más trabajo sacar tiempo para entrenar, porque te requiere muchas horas.

¿Por qué sufrió tan pequeñito su hijo esa hemorragia?

Porque nació con una aneurisma en la arteria basilar que se le reventó, que eso habitualmente pasa en personas mayores, de 60 años para arriba. Cuando le pasó a él, era el primer caso en España de que lo sufriera un bebé tan pequeño y en Europa también fue de los primeros. Te meten un catéter hasta la arteria basilar y colocan como unos muelles para que no vuelva a sangrar. El problema con mi hijo fue que no existía un catéter tan pequeñito para sus venas, tuvieron que fabricar uno especial para esas venas tan chiquititas. Pero tuvimos la suerte de que en Madrid, el doctor Muñoz, nunca se me olvidará, le salvó la vida hasta el día de hoy, que tiene 14 años, y estamos en la lucha. Hay que estar todo el día con él y cuesta su trabajo, pero su madre, que no trabaja, mis padres y la familia lo vamos llevando.

En esas condiciones es muy complicado hacer deporte.

Es que después tuvimos otro hijo, que tiene ahora 11 años, y entonces ya sí que me faltaban horas por todos lados. Yo tenía que hacer deporte y empecé a correr. Tengo muchos amigos de los Roller Master de La Unión y uno de los mejores es Francisco Díaz Pozo, al que de vez en cuando iba a alguna carrera a ver. Me gustaba lo que hacía y empecé a entrenar, me fui quitando la bici que me ocupaba más tiempo, y me ha encantado.

Pues se le da bien.

Con el tiempo me he dado cuenta que se me da mejor correr que la bici. En la bici tengo muy poquicos logros y corriendo se me ha dado mucho mejor. No sé si por mi pasado de futbolista, pero la verdad es que sí se me ha dado bien.

Los tobillos también se castigan corriendo por la montaña.

Sí, pero cuando corres por el monte el tobillo se fortalece porque el terreno es inestable. Mi tendón de Aquiles eran los tobillos, siempre estaba vendado y anestesiado, pero corriendo, ningún problema, se me han fortalecido. Aquí empecé a salir a correr con Raúl Bastida, un amigo de la infancia con quien recuperé el contacto a raíz de ponerme a correr. Él me saca a mí y yo a él, vamos juntos a las carreras. Y como no se nos daba mal, empezamos a hacer la liga de trail de la Federación de Atletismo y yo me quedé segundo en la general y Raúl fue tercero. Al año siguiente Raúl ganó esa liga y yo hice tercero, hasta que el pasado año pasamos a hacer la liga de la Federación de Montañismo porque las carreras con más montañeras y me he dado cuenta que cuanto más duras sean, voy muy mucho mejor.

Y la ganó.

Sí, tuve la suerte de que Francisco Díaz Pozo y algún otro no la corrieron, y como yo soy muy regular, gané la liga, tanto la de primavera como la de invierno. Gracias a esos resultados tuve la suerte de que me llamara la selección murciana para correr los dos Campeonatos de España que hay, pero yo, con la situación que tengo en casa, no me puedo ir muchos días y opté solo por uno, por el ultra que se disputó en Somiedo, en Asturias. Fue una experiencia inolvidable, brutal, y me vine enamorado de las ultras. Antes había hecho la Vulcanian en la isla de La Palma, pero salí con el único objetivo de acabarla. Desde que empecé a correr soy muy friki, me gustaba ver en youtube a corredores y siempre pensé que un año tenía que hacerla.

¿Por qué le llaman Wita?

Eso viene de cuando jugaba al fútbol. Tenía la cualidad de que era muy rápido con respecto a mis compañeros. Recordarás que estaba el atleta Said Aouita, que entonces estaba de moda, y como en Murcia hablamos tan mal, al final me quedé como Wita. También me pusieron ese mote porque era muy moreno.

¿Cómo le cambia la vida tener un niño con esa discapacidad tan severa?

Fue el primero, nos queríamos morir, no sabíamos cómo iba a salir la situación. Poco a poco lo fuimos asumiendo. Al principio nos dieron pocas esperanzas de que viviera. Y por supuesto que te cambia todo porque en la vida en pareja ya no tienes libertad. Mi mujer es muy autónoma, le gustaba mucho hacer cosas, y ahora en pareja, salvo cuando están los críos en el colegio, no podemos hacer nada, porque si yo me voy a correr ella se queda con Jorge, mi hijo; si ella puede salir alguna vez, lo tiene que hacer con una amiga, pero los dos en pareja, muy pocas cosas podemos hacer. Ahora tenemos un hándicap, que con 14 años tiene ya una conducta un poco agresiva y tampoco podemos dejarlo con los abuelos, solo puntualmente, pero no una noche para irnos a cenar o para hacer algo de ocio. Pero lo tenemos asumido, sabemos que es así y ya está.

Tener un niño así no te puede permitir tener ni un solo día malo.

No, ni uno. Cuando yo tengo o mi mujer tiene algún bajón, enseguida nos decimos 'vamos, que tenemos que seguir adelante'. Ahora, con la situación que estamos viviendo del coronavirus, la gente podrá tener tiempo para ver series en Netflix y todo eso, pero para mí eso no existe porque son 24 horas con él hasta que no se duerme. Y encima no te puedes permitir tener ni un solo día bajón. Y a mi otro hijo no tiene por qué afectarle tener un hermano así. La verdad es que en ese sentido somos una piña. Si mi mujer y yo antes de tener un hijo nos llevábamos super bien, te puedo garantizar que tanto Jorge como Antonio nos han hecho unirnos más. Hay familias que no han llegado a asumirlo, pero en nuestro caso no ha sido así.

¿Y no se ha preguntado alguna vez algo tan humano como es por qué a mí?

Sobre todo al principio, en los primeros meses. Cuando veía a mis amigos con muchas horas libres, que podían ir para allá y para acá, ahí sí que cuesta. Pero luego estás con Jorge y Antonio y te cambia todo. Muchas veces saco a Jorge en la silla para darle paseos corriendo y mi amigo Raúl, cuando le gano en una carrera, siempre me pregunta que no sabe cómo lo hago, pero está claro que es por la fuerza que hago al pasear a Jorge. Yo entreno con peso y en las carreras voy suelto.

Por lo que me ha contado antes, las distancias ultras le están gustando.

Me está encantado. En las carreras más cortas, para gente como nosotros que ya tenemos cierta edad, se va muy rápido y la gente joven, con 20 años, va como un tiro. Además, casi no las disfruto porque voy todo el rato a tope. En las distancias ultras el ritmo tiene que ser más lento y te permite ver el paisaje, se disfruta mucho más. Es verdad que son carreras muy largas y que hoy, en Somiedo, hice 11 horas, pero se pasa muy.

¿Y cómo saca tiempo para entrenar?

Pues mi mujer me dice que estoy loco perdido cuando me ve salir a las siete de la mañana o salgo con mi amigo Raúl por la tarde-noche. Tengo la suerte de que en mi trabajo estoy a turno, por la mañana o por la tarde. Las semanas que estoy de tarde aprovecho que por las mañanas están los niños en el cole para entrenar lo máximo.

Lo que es un milagro es que usted, con las limitaciones que tiene para entrenar, sea campeón de algo.

Bueno, al final todas estas cosas te hacen ser más fuerte. Personas como yo quizás tengamos la capacidad de sufrimiento más alta, no lo sé. Mi mujer y yo, como estamos activos durante las 24 horas, después en carrera sacamos esa energía de donde no la tenemos. No sabría decírtelo, pero también se une la pasión por este deporte.

¿Y qué diferencias encuentra entre las carreras y el resto de deportes que ha practicado?

La libertad, el contacto con la naturaleza, por eso me gusta más correr por montaña que por asfalto. Y también hay otra cosa, que corriendo llego a más sitios que cuando salía en la bicicleta. Y el trail, como es un deporte más nuevo, la gente es más sana, se está volviendo ya muy competitivo, pero hasta hace poco, los que hacían esto eran aventureros que se apuntaban a correr.

Pero usted me ha dicho antes que es muy competitivo.

Sí que lo soy, pero el deporte que me propongo hacer me gusta dar el cien por cien. Siempre busco mis límites y mi mejora.

Pero plantearse irse a hacer un Mont Blanc, me parece complicado para una persona como usted.

Es muy complicado, sobre todo por las horas que tengo que entrenar y por los desplazamientos. Yo tengo que buscar carreras donde esté tres o cuatro días como mucho fuera de casa y solo una vez al año. Tengo un acuerdo con mi mujer, que es salir de Murcia solo una vez al año para no dejarla sola. Así la tengo convencida. Pero la verdad es que he dado un salto importante porque Antonio Ibarra se ofreció a llevarme los entrenamientos, y desde que estoy con él, entreno menos horas pero tengo más calidad y todo eso ha sido gracias a él. Los buenos resultados de los dos últimos años son gracias a él. Muchas veces mi mujer me pregunta si no quiero hacer otra cosa al margen de correr, pero si saco un poco de tiempo es para irme a correr. Por ejemplo, salgo con Raúl Bastida a entrenar y vamos hablando, yo le cuento mis miserias, él me cuenta las suyas, es como mi psicólogo porque cuando llego a casa vuelvo nuevo. Para mí el deporte es una vía de escape y eso que de pequeño me dieron que no podía hacer nada€

¿Qué me dice?

Sí, yo tengo diagnosticada alergia asmática y el médico le dijo a mi madre que su hijo no podía hacer deporte. Pues nada más decirme eso, yo me apunté al fútbol. Al año llegamos al médico y le preguntó qué había hecho el crío porque había mejorado un montón. La respuesta fue que había hecho todo lo contrario de lo que me había dicho, que estaba haciendo deporte.

¿Pero su madre le dejaba jugar al fútbol?

No, pero yo me iba a escondidas. Yo le decía que me iba al parque, pero en realidad es que me iba a jugar al fútbol. El médico de la alergia que me ve actualmente me dice que lo último que tengo que hacer es dejarme el deporte, que no lo deje nunca. Ahora llevo unos años que estoy bastante bien.

¿Y cómo lleva estar en casa sin poder salir un tipo que necesita correr kilómetros?

Pues aquí, en familia, tengo un rodillo y una bici en el trastero con rodillo. Por las tardes, con mi hijo Antonio hacemos un poco de deporte, ejercicios de fuerza y Jorge también se anima. Trato de mantenerme en forma porque no va a haber competición en mucho tiempo.

Ahora me arrepiento de no haberme comprado una bicicleta estática en casa, para pasar mejor estos días de confinamiento.

Yo tengo el rodillo por Jorge, porque muchos días, hasta que no se acuesta, no puedo salir a hacer deporte. Y a veces, a las nueve y media de la noche, me subo a hacer rodillo.

Los vecinos se preguntarán qué hace el loco ese.

Seguro, pero de momento nadie me ha dicho nada.

¿Y está trabajando?

Sí, mi empresa es de las que sigue trabajando. Han puesto unos medios para evitar el contagio como guantes, mascarillas, geles, cambio de turno con espacio de media hora entre uno y otro. Lo cierto es que ir a trabajar me está viniendo bien para liberarme mentalmente unas horas.